Los adultos indigentes quienes viven y duermen en bancas de parque, en las esquinas de callejones y bajo puentes tienen tres veces más probabilidades de morir que quienes viven en albergues y 10 veces más probabilidades de morir que la población general, según hallaron los investigadores de un estudio publicado el lunes en la revista JAMA Internal Medicine.
En un estudio de 10 años a más de 445 hombres y mujeres indigentes sin techo en Boston, conocidos en inglés como “durmientes agrestes”, los investigadores hallaron que factores de riesgo como exposición a traumatismos y problemas de salud conductual aumentaban significativamente su probabilidad de morir. Más de 130 de los participantes murieron antes de que concluyera el estudio.
La gran mayoría de los indigentes sondeada consistía de hombres blancos, de los cuales 30 por ciento murió como resultado de abuso de sustancias o sobredosis accidental. Otras causas comunes de muerte, como cánceres y enfermedades cardiacas, trastornos por consumo de alcohol y enfermedad hepática crónica se vincularon directamente al abuso de alcohol y drogas, dijeron los investigadores, corroborando una investigación previa, la cual halló que los indigentes crónicos tienen significativamente más probabilidades de sufrir enfermedades mentales sin tratar y abuso de sustancias a largo plazo.
En su censo de 2018, la ciudad de Boston reportó 6,146 hombres, mujeres y niños indigentes, una disminución del 3 por ciento en relación con el conteo del año previo. El Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano reportó en 2017 que el porcentaje en Boston de adultos indigentes sin techo —tres por ciento de la población indigente de la ciudad— era uno de los más bajos de EE UU.
Pero a nivel nacional, la indigencia aumentó casi uno por ciento en 2017, reportó Vivienda y Desarrollo Urbano en su cálculo anual, en especial entre veteranos de guerra y las poblaciones crónicamente indigentes, quienes conformaron más de 24 por ciento de la población indigente total. Casi 70 por ciento de los indigentes crónicos permanece sin techo lo que dure su indigencia, dijo la Alianza Nacional para Acabar con la Indigencia, complicando sus problemas de salud existentes y aumentando su probabilidad de morir.
Para evitar mejor las muertes de indigentes sin techo, Jill Roncarati, la autora principal y miembro de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, sugirió implementar sitios supervisados de inyecciones, los cuales actualmente son ilegales, o programas en albergues con pocas trabas donde los indigentes adictos puedan inyectarse con seguridad o tomar su droga. La mayoría de los albergues en Boston no aplica un requisito de sobriedad, escribió ella, pero muchos albergues fuera de las áreas urbanas no permiten el uso de sustancias, lo cual a menudo puede disuadir a los adictos indigentes quienes temen la abstinencia.
La “solución demostrada” a la indigencia crónica, según la Alianza Nacional para Acabar con la Indigencia, radica en un apoyo permanente de vivienda, un programa que ubica a adultos indigentes en unidades habitacionales financiadas por el gobierno y les da asistencia financiera a largo plazo y asesoría en salud mental, pero la lista de espera puede tardar años en vaciarse y la cantidad limitada de unidades habitacionales dificulta más la transición.
Como alternativa a los albergues que han alcanzado su límite de capacidad o no permiten el uso de substancias y la disponibilidad insuficiente de viviendas, las comunidades indigentes han creado más de 300 campamentos en todos los estados, conformados por tiendas, remolques y autos, según halló un informe de 2017 del Centro Legal Nacional sobre Indigencia y Pobreza, aunque el 75 por ciento no está aprobado por el gobierno y enfrenta amenazas de desalojo. Aun cuando muchos de quienes viven en las “áreas de campamento” dijeron en el informe que las preferían a los albergues ya que pueden conservar sus propiedades y evitar las condiciones de estrechez de los albergues, la falta de involucramiento del gobierno puede suscitar crisis de salud pública y violencia sin mediación.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek