Víctor Urrutia no tenía ni 30 años cuando comenzó a hacerse cargo de CVNE,
la empresa familiar de La Rioja que, entre otras 29 etiquetas, produce Cune Crianza, el vino número uno en México y España.
La Compañía Vinícola del Norte de España, mejor conocida como CVNE, fue constituida en 1879, en la localidad de Haro, en La Rioja, por los hermanos Raimundo y Eusebio Real de Asúa. Hoy, cinco generaciones después, continúa en manos de los descendientes de los fundadores y cuenta con cuatro bodegas: CVNE, Imperial, Contino y Viña Real, la cual fue inaugurada en 2004 por el rey Juan Carlos de España y cuyas instalaciones en Laguardia fueron diseñadas por el arquitecto Philippe Mazières.
A cargo de Víctor Urrutia, CVNE produce la marca de vino blanco más antigua de España —Monopole (1915)—, y posee varias distinciones internacionales. Entre ellas, la elección del Imperial Gran Reserva 2004, número uno en la clasificación mundial de Wine Spectator 2013 —esta ha sido la primera vez en la historia que un vino español es reconocido como el número uno a escala mundial—, así como el reconocimiento de mejor bodega española en el Wine and Spirit Competition de 2015. La Rioja obtuvo su denominación de origen en 1925 y, desde ese momento, CVNE ha sido líder en la producción de vinos de la zona. Hoy elabora más de cinco millones de botellas al año.
Urrutia ha estado en el comité ejecutivo de la compañía desde que tenía 20 años de edad, y a los 29 tomó el control de la empresa como CEO, después de que su tío decidió jubilarse. A partir de este momento CVNE comenzó a enfocarse mucho en la distribución de sus vinos y en que se reconocieran en distintos lugares del mundo.
Víctor Urrutia charla con Newsweek en Español sobre cómo CVNE ha crecido y tomado un lugar importante en nuestro país: “En México llevamos 40 años, por eso estamos ya nutridos de la psicología del consumidor mexicano. Los únicos dos países del mundo en donde somos numero uno son España y México, y esto tiene que ver con que México y España no son tan distintos”.
—¿Cuáles son los vinos que más se venden en esta región?
—Hacemos un vino que se llama Cune Crianza, que es nuestro vino más básico y ese es el numero uno aquí y en España. También se vende en muchos otros lugares del mundo. Y, por supuesto, está el Cune Imperial, que se hace en una cantidad más pequeña y no puede ir a todo el mundo —la idea es que lo encuentres en buenos restaurantes y en las mejores tiendas—. Con el Imperial partimos de la base que no producimos demasiado, solo se hace cuando la cosecha es muy buena. Una buena anécdota de ese vino es que cuando se casó el rey Felipe de España, Imperial fue el único vino tinto que se sirvió en su boda.
—¿Cuál es la mayor preocupación de la empresa en estos tiempos en que la industria vitivinícola está creciendo?
—Yo comencé con la empresa hace 15 años porque se jubiló un tío mío y no había nadie más para hacerlo. Me encontré con que la mayor preocupación de la empresa era hacer el mejor vino posible, la gente no pensaba para nada en venderlo y no había un equipo comercial, solo una secretaria que tomaba pedidos por teléfono. Yo pienso que debemos de dar a conocer más el vino, primero en España y luego en el mundo. México ha sido uno de los lugares más sencillos porque es de los poquísimos sitios donde ya vendíamos antes, y lo hacíamos de la forma más curiosa: gente de México que iba a España a conseguir el vino y lo traía para venderlo. Así llegamos a este país, pero ahora queremos que nos conozcan más y que conozcan otras etiquetas, además del Crianza.
—¿Es un negocio que da muchos frutos?
—Hay que ser muy paciente y la verdad no creo que sea un buen negocio. Es una industria que afecta poco a la economía de un país, aunque es una industria que está en crecimiento. Hay muchas bodegas que son muy pequeñas, y desde el punto de vista financiero o económico, es un negocio poco importante y poco atractivo. Si lo haces bien tienes que tener un viñedo, y eso es muy caro, además de que estás sujeto a lo que pasa con el clima. Por eso a las grandes empresas de licores no les interesa el vino, es demasiado trabajo y dinero.
—¿Qué significa para ti estar en los supermercados, tiendas de licores y la mayoría de los restaurantes que hay en México?
—Me encanta. Yo ya tomé la decisión de que quiero que el mayor numero de gente posible en el mundo tome nuestro vino. Los retos son que gente en un país tan lejano tome mi producto, y es una locura que pase con la dimensión con la que sucede en México. Tener tu propio mercado no es fácil, pero lo puedes conseguir y creo que el hecho de que un mexicano tome Cune significa que es un gran vino.
—¿Qué los distingue de otros vinos de La Rioja?
—Somos una familia, cinco generaciones y 140 años haciendo lo mismo. Ya tenemos el hábito de hacerlo bien y creo que eso es lo que nos distingue de otras etiquetas.
—¿Qué se necesita para ser un gran conocedor de vinos?
—Lo cierto es que para saber de vino hay que tomar mucho. Lo bonito del vino es que va cambiando todo el rato, es imposible saberlo todo. Cada año cambian los vinos. En España hay 5,000 bodegas y en Francia tal vez 30,000, y cada año producen cosechas distintas. Y tú también cambias, cambia tu paladar y tu gusto por el vino.
—¿Cuál es tu vino favorito?
—Mi vino favorito es el Imperial 47; un vino verdaderamente increíble.