Era comprensible el entusiasmo que embargaba a quienes se reunieron para el lanzamiento de TESS, el nuevo observador que NASA envió al espacio el 18 de abril. Equipado con cuatro telescopios, el satélite permanecerá en órbita dos años, tomando imágenes de más de 200,000 estrellas, decenas de ellas a 10 años luz de la Tierra. Sara Seager, subdirectora científica de la misión, observó el acontecimiento con su familia desde Cabo Cañaveral, consciente de lo que estaba en juego. “Podemos afirmar que TESS encontrará un montón de planetas en la zona de habitabilidad”, dijo. En términos más claros: tal vez encontraremos un planeta que albergue vida para 2020.
TESS son las siglas en inglés de Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito, y su misión es identificar planetas que orbiten las estrellas más brillantes de nuestro rincón del universo. Cuando su órbita sitúe a un planeta entre su sol y las cámaras de TESS, la luz de la estrella se atenuará temporalmente, como sucede cuando un avión bloquea levemente la luz del sol al pasar sobre nosotros. Los astrónomos en Tierra leerán los datos de TESS, a sabiendas de que esas sutiles fluctuaciones indican la presencia de un planeta. De esa manera, podrán hacer una inspección más detallada de la estrella enfocándola con instrumentos más potentes, como el Telescopio Espacial Hubble y el Telescopio Espacial James Webb, que lanzarán en 2020. “TESS nos permite saber dónde se encuentran los exoplanetas para estudiarlos”, explicó Paul Hertz, director de astrofísica en NASA.
La misión no identificará todos los planetas. Los que sigan órbitas que duren más de un mes o que no tengan el ángulo adecuado, no atenuarán sus estrellas debidamente para que las cámaras los detecten. Sin embargo, si hay vida inteligente -o cualquier tipo de vida- en las inmediaciones, es probable que la misión la encuentre. “Conoceremos sus planetas, de eso no cabe duda”, agrega Hertz.
Los astrónomos tienen una lista de planetas potencialmente habitables. “Queremos encontrar planetas pequeños y rocosos en la zona Goldilocks [zona de habitabilidad]”, informa Seager. Dicha zona es justo lo que sugiere el nombre “Ricitos de Oro” [Goldilocks]: no es muy grande ni muy pequeña; no está demasiado lejos ni demasiado cerca de su sol. Los cazadores de planetas, como Seager, tienen interés especial en las “supertierras”, los planetas cuyo tamaño es dos o tres veces mayor que el de la Tierra. Podría tratarse de mundos acuosos, con más de la mitad de su masa constituida por agua; o bien, podrían ser mundos rocosos con amplias atmósferas compuestas de hidrógeno. Como señala Seager, quien ha sido pionera de un método para estudiar atmósferas planetarias lejanas, nuestra idea de lo que es un planeta se fundamenta en la Tierra y podría ser la excepción más que la regla. “No existe una teoría simplista de lo que podría ser el tipo de planeta más común en nuestra galaxia”, señala.
Hasta ahora, los astrónomos han detectado 3,472 exoplanetas, 42 de ellos en la zona Goldilocks. Seager, Hertz y otros astrónomos confían en que TESS expandirá la segunda cifra. Pero, por lo pronto, tendrán que esperar al menos tres meses para recibir la primera comunicación de TESS. No obstante, abrigan grandes esperanzas. “Predigo que TESS será muy significativo [para hallar] los planetas que estudiaremos a lo largo de la próxima década”, concluye Hertz.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation whit Newsweek