Más de 30 años después del peor accidente nuclear del mundo, el área alrededor de Chernóbil ha evolucionado, de ser una zona de desastre a ser una reserva natural, rebosante de bisontes, alces y lobos.
El notable cambio radical en el área, que fue declarada zona prohibida permanentemente para las personas después del accidente de 1986, sugiere que la contaminación por radiación no está impidiendo que la vida silvestre se reproduzca y prospere, pero enfatiza el impacto negativo que los humanos tienen en las poblaciones de mamíferos silvestres.
“Cuando los humanos se retiran, la naturaleza florece, incluso después del peor accidente nuclear del mundo”, dijo Jim Smith, especialista en ciencias de la tierra y medioambientales en la Universidad de Portsmouth en Gran Bretaña, a Reuters. “Es muy posible que las cantidades de vida silvestre en Chernóbil ahora sean mucho más altas de las que había antes del accidente”.
El 26 de abril de 1986, un incendio y una explosión en la planta nuclear en Ucrania, entonces una república soviética, lanzó nubes de material radioactivo sobre amplios sectores de Europa. Miles de personas abandonaron el área para nunca regresar. Smith y sus coinvestigadores aprovecharon la oportunidad para ver lo que le sucede a la vida silvestre en un área donde la contaminación es pesada pero la gente está en gran medida ausente.
Estudios previos en la Zona de Exclusión de Chernóbil mostraron efectos importantes por la radiación y reducciones pronunciadas en las poblaciones de vida silvestre. Pero evidencia posterior, basada en censos de datos a largo plazo, mostró que las poblaciones de mamíferos se han recuperado.
El estudio de 2015 publicado en la revista Current Biology halló una abundancia relativa de uapitíes, corzos, ciervos y jabalíes, con índices de población similares a los que se hallaron en cuatro reservas naturales designadas, y no contaminadas, en la región. La cantidad de lobos que vive en y alrededor del sitio de Chernóbil es siete veces más grande de la que se puede hallar en reservas naturales comparables.
Los poblados abandonados marcados con señales de advertencia por radiación en amarillo y rojo se han convertido en territorios de caza de predadores como lobos y halcones. Las aves, incluidos cárabos y urracas, hacen sus nidos en los techos y chimeneas de edificios derruidos.
Esta galería de Newsweek —que presenta imágenes tomadas entre 2009 y 2017— muestra la vida silvestre que deambula en los bosques alrededor de Chernóbil, mientras gatos y perros callejeros hurgan en busca de comida en la ciudad abandonada de Prípiat.
—Reuters contribuyó para este reportaje.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek