Transcurridos 20 años de la aprobación del viagra, la FDA lucha por atrapar a peligrosos impostores.
El 27 de marzo el viagra cumplió 20 años. Durante las últimas dos décadas, millones de hombres han tomado el fármaco para disfunción eréctil, el cual genera un promedio de 1,500 millones de dólares anuales. En ese tiempo, la pastillita azul se ha convertido en un referente cultural que figura en letras de rap, programas de televisión y películas; incluso estelarizó una de ellas, De amor y otras adicciones (2010).
Como sucede con cualquier clásico, las imitaciones no se han hecho esperar. Puedes comprar en línea diversos suplementos para mejorar el rendimiento sexual, y en las tiendas de la esquina algunos prometen mejorar el rendimiento sin receta médica. Solo hace falta un cliente con una tarjeta de crédito vigente o la habilidad para pedir al cajero un “Tyrannosaurus Sex” o un “Stiff Nights”, sin echarse a reír.
Promocionados como “naturales”, esos suplementos han alarmado a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), pues, violando los reglamentos de la FDA, muchas marcas ocultan alguna modificación —a veces dañina— del sildenafilo, el ingrediente activo del viagra, o quizás algún otro compuesto utilizado en los medicamentos para disfunción eréctil que ha aprobado dicha dependencia. Hace años la FDA ha estado persiguiendo a los proveedores de estos productos, pero hasta ahora esos esfuerzos solo han puesto de manifiesto su —pues, sí— impotencia.
De los compuestos que pueden provocar una erección, el sildenafilo es el más fácil de falsificar. “Las materias primas son fáciles de obtener y más baratas”, afirmó Koh Hwee-Ling, farmacóloga de la Universidad Nacional de Singapur.
Sin embargo, el sildenafilo ocasiona graves efectos secundarios si se utiliza con ciertos medicamentos, como una presión arterial peligrosamente baja. “Imaginemos a un septuagenario sedentario que sufre de enfermedad coronaria”, propone el Dr. Edgardo Becher, urólogo afiliado con la Universidad de Buenos Aires. Si el hombre muere de un infarto cardiaco después de tomar uno de esos suplementos, nadie sospechará que la pastilla causó su muerte, porque el sildenafilo modificado no está indicado en la etiqueta, explica Becher.
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Brad Pace, director de la división de medicamentos no recetados y fraudes de salud en la FDA, agrega que, muchas veces, es imposible seguir el rastro de las sustancias ocultas hasta su origen (los distintos distribuidores, mayoristas y detallistas de todo el mundo). No obstante, el equipo de Pace ha tenido algo de éxito. En 2011, Kelly Harvey, propietario de NovaCare, donde vendía suplementos contaminados para desempeño sexual y pérdida de peso, se declaró culpable de seis cargos por delitos graves relacionados con sus productos, y recibió una sentencia de prisión de 36 meses. Y en 2016, luego de 29 advertencias a consumidores y recolecciones del mercado en 2010, un juez federal sentenció a seis meses de prisión por fraude a Gustavo Barni, propietario de la proveedora de suplementos Atlas Operations.
Con todo, tan pronto como atrapan a una compañía, otra la reemplaza. “Es un juego de gato y ratón”, dice el Dr. Pieter Cohen, internista de Cambridge Health Alliance, quien ha investigado extensivamente los suplementos contaminados. En 2017, la FDA emitió advertencias al consumidor sobre más de una docena de estos productos; y en marzo llegó a un arreglo en el que obliga a una compañía a probar sus suplementos antes de producir más de ellos. Un programa piloto para detectar sustancias sospechosas en los paquetes que llegaban a las instalaciones del correo internacional halló 119 productos cuyas etiquetas afirmaban mejorar el desempeño sexual, y 95 de ellos contenían un ingrediente activo no declarado.
La venta de falsificaciones podría sufrir un revés con el sildenafilo genérico, que salió al mercado en diciembre de 2017. El precio, más asequible (25 dólares por pastilla contra 70 dólares por el viagra), ayudaría a los consumidores a evitar los suplementos dudosos. Y el ingrediente activo es fácil de identificar en esas pastillas legítimas. Solo tienes que revisar la etiqueta.
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Los fármacos para mejorar el desempeño sexual hacen justo lo que dicen: mejoran un proceso natural. La erección asistida por un medicamento como el viagra inicia de la misma manera que una erección sin fármacos, con la excitación del hombre. Dicho estado libera óxido nítrico en unos tejidos esponjosos denominados cuerpos cavernosos; en otras palabras, el tejido eréctil. La infusión de este gas incoloro estimula la producción de una proteína llamada cGMP, y cuando escalan los niveles de cGMP, las paredes de las arterias se relajan, permitiendo que fluya más sangre hacia el pene.
Sin embargo, en algunos hombres puede interferir otra proteína, conocida como fosfodiesterasa tipo 5 (PDE-5), la cual degrada a cGMP. Y cuando los niveles de cGMP se desploman, lo mismo pasa con la erección.
El viagra, cialis y levitra impiden que PDE-5 descomponga a cGMP. Una vez en control, los niveles de cGMP pueden aumentar libremente, y cuanto más cGMP haya, más relajadas estarán las arterias y más sangre fluirá. Este sencillo mecanismo ha transformado la vida amorosa de millones de parejas desde 1998.
Este (digamos) surgimiento tiene algunos inconvenientes. Los medicamentos comerciales para disfunción eréctil incluyen advertencias contra el uso simultáneo de nitratos para dolor precordial (pecho), ya que la combinación podría causar que baje mucho la presión arterial. La razón es que los nitratos se descomponen en óxido nítrico —el compuesto que estimula la producción de cGMP— y la mezcla de los dos medicamentos resulta en un exceso de cGMP. La proteína que queda después de que las arterias se han relajado termina dilatando los vasos sanguíneos, y esa dilatación hace que la presión sanguínea caiga. En el mejor de los casos, el hombre podría sentirse mareado o aturdido, pero también podría perder el sentido e, incluso, caer en un estado de choque mortal. Y esa no es la clase de sorpresa que alguien quiere llevarse en la alcoba. (K. S.)
LAS MUJERES TAMBIÉN DEBEN CUIDARSE DE LOS SUPLEMENTOS QUE PROMETEN MEJORAR EL RENDIMIENTO SEXUAL
Los productos farmacéuticos para animar la alcoba ya no son dominio exclusivo de los hombres. En abril de 2017, la FDA encontró dos suplementos que contenían, ilegalmente, flibanserina, el ingrediente activo del addyi, también conocido como el viagra femenino. El nombre es inadecuado porque, a diferencia del viagra, que actúa en el nivel fisiológico, addyi aumenta el deseo alterando la neuroquímica. Hasta ahora, los resultados distan mucho de ser espectaculares: en un ensayo clínico, las mujeres que tomaron addyi solo disfrutaron de medio “evento sexual satisfactorio” al mes. (K. S.)
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek