El presidente filipino, Rodrigo Duterte, ordenó la clausura de un popular destino turístico porque estaba cubierto de basura y residuos humanos.
Borácay, una pequeña isla famosa por sus resorts de lujo y sus prístinas playas, permanecerá cerrada durante un mínimo de seis meses debido a que se ha convertido en una “cloaca”, anunció Duterte. Funcionarios gubernamentales informaron que, a partir del 26 de abril, se hará una inspección de cada instalación turística para garantizar que sus sistemas de alcantarillado y eliminación de desperdicios estén actualizados. Así mismo, demolerán alrededor de 1,000 estructuras ilegales durante los meses de limpieza, y construirán nuevas instalaciones para tratamiento de aguas.
Las medidas se anunciaron después que un video se diseminó en la Internet, mostrando aguas residuales negras que flotaban en las cristalinas aguas azules próximas a uno de los resorts de la isla. De inmediato, enviaron inspectores a la isla, donde encontraron, por lo menos, 800 violaciones ambientales.
https://youtu.be/8Orpy_d2HPM
Cada año, la isla Borácay recibe la visita de alrededor de 2 millones de turistas, quienes generan un ingreso aproximado de mil millones de dólares. Sin embargo, a causa de la limpieza, se han cancelado al menos 700,000 reservaciones. Duterte anunció que se asignarán fondos de emergencia a los residentes que dependen del turismo para su subsistencia económica, y diversos funcionarios han dicho que los lugareños también podrán encontrar empleo en el esfuerzo de limpieza.
Filipinas es una de las naciones asiáticas de crecimiento más acelerado, pero el auge económico está pasando factura a la biodiversidad del país.
“La gestión ineficaz degrada gravemente los importantes recursos de biodiversidad del país; los niveles de contaminación del agua y del aire superan los estándares aceptados generalmente; las emisiones de gases de invernadero están aumentando debido a los sectores de transporte y energía; y el país está clasificado como uno de los más vulnerables del mundo a los impactos de los desastres ambientales”, afirmó la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). “A fin de que Filipinas se vuelva una nación más estable, próspera y bien gobernada, el país debe ser más resiliente ambientalmente, más capaz de responder al impacto de los desastres naturales, y recuperarse rápidamente”.
Desde que asumió la presidencia, Duterte ha recurrido a su retórica dura característica para atacar a las industrias que dañan el ambiente.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek