El laboratorio británico que analizó la substancia usada contra un exespía ruso en Inglaterra reconoció el martes no tener pruebas de que esta proceda de Rusia, en la víspera de una reunión de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) a petición de Moscú.
“Hemos sido capaces de identificar que se trata de Novichok, de identificar que era un agente neurotóxico de tipo militar”, afirmó el jefe del laboratorio militar de Porton Down, Gary Aitkenhead, en una entrevista con Sky News.
Pero “no hemos identificado su origen exacto”, agregó, precisando que el gobierno británico había utilizado “varias otras fuentes para llegar a sus conclusiones”.
Londres designó a Rusia como responsable del ataque perpetrado a principios de marzo en Salisbury, en el sur de Inglaterra, para envenenar con un agente neurotóxico a Serguei Skirpal, un ex agente doble que trabajó para los servicios secretos británicos, y su hija Yulia.
Moscú niega estas acusaciones, que condujeron a la más grave crisis diplomática entre Este y Oeste desde la Guerra Fría y a la expulsión de unos 300 diplomáticos de una y otra parte.
“Nuestro trabajo es proporcionar pruebas científicas para identificar el agente neurotóxico en cuestión (…) pero no es trabajo nuestro decir dónde fue producido”, declaró Aitkenhead.
Consideró sin embargo que su fabricación necesitaba “métodos extremadamente complejos, algo de lo que solo tendría capacidad un actor estatal”.
El gobierno británico replicó rápidamente recordando que los investigadores de Porton Down solo constituyen “una parte de los servicios de información” a su disposición.
“Sabemos que Rusia ha buscado, durante la última década, los medios de producir agentes neurotóxicos con fines de asesinato, y produjo y almacenó pequeñas cantidades de Novichok”, afirmó un portavoz del ejecutivo en un comunicado.
Aitkenhead desmintió por otra parte las acusaciones de Moscú según las cuales el agente neurotóxico podía proceder del laboratorio militar británico.
“Es absolutamente imposible que esto provenga de nosotros o haya podido salir de nuestros muros”.
El lunes, el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, declaró que el envenenamiento de Skripal “pudo ser en interés del gobierno británico, que se hallaba en una situación incómoda dada su incapacidad para cumplir sus promesas a su electorado sobre las condiciones del Brexit”.
Reunión de la OPAQ
El anuncio del laboratorio de Porton Down tiene lugar un día antes de que la OPAQ se reúna en su sede de La Haya a petición de Rusia.
Moscú dijo querer “presentar alegaciones de no respeto de la Convención por un Estado parte contra otro Estado parte en relación con el incidente de Salisbury”.
Denunciando una campaña contra su país, el presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó esperar que esta reunión sirva para atajar las acusaciones contra Moscú.
“Provoca sorpresa la velocidad con la que se lanzó una campaña antirrusa” tras el envenenamiento de Skripal, dijo Putin en Ankara donde se encontraba en una visita oficial. “Mañana, convocaremos una reunión de la OPAQ para estudiar esta situación (…) Espero que esto permita poner punto final”, agregó.
“Según expertos internacionales, tales substancias neuroparalizantes pueden ser fabricadas en una veintena de países del mundo”, aseguró Putin.
“Nos interesa una investigación completa y que se autorice a Rusia a participar en esa investigación”, insistió.
Pero para el ministerio británico de Relaciones Exteriores, “esta iniciativa rusa es una nueva táctica de distracción, que apunta a dificultar el trabajo de la OPAQ”.
La OPAQ fue solicitada por Londres para “verificar el análisis del gobierno” británico, afirmó. Sus expertos viajaron a Reino Unido para obtener muestras de la substancia usada para el envenenamiento, que deben ser analizadas en sus laboratorios internacionales independientes.