El exespía ruso Sergei Skripal fue envenenado deliberadamente con un agente nervioso en un caso que ahora se trata como intento de asesinato, dijo el jefe de la policía antiterrorista.
Los hechos, ocurridos el domingo en la ciudad inglesa de Salisbury (sudoeste), donde vivía Skripal, constituyeron “un intento de asesinato mediante administración de un agente nervioso”, dijo a la prensa en Londres el comandante de la policía contraterrorista británica Mark Rowley.
El comandante reveló que además de padre e hija, los blancos del ataque, hay un policía que resultó también afectado, y no quiso precisar el tipo de agente nervioso usado.
“Además, desgraciadamente, un agente de policía que fue uno de los primeros en llegar a la escena en respuesta al incidente está también en el hospital en estado grave”, añadió Rowley.
El gas sarín es el más conocido de los agentes nerviosos. Se trata de una potente sustancia neurotóxica, inodora e invisible, que aunque no sea inhalada, su simple contacto con la piel bloquea la transmisión del influjo nervioso y conduce a la muerte por paro cardiorespiratorio.
Las víctimas se quejan primero de violentos dolores de cabeza y presentan pupilas dilatadas. Luego sufren convulsiones, paros respiratorios y caen en coma, antes de fallecer.
Rowley dijo que no hay peligro para el público.
El gobierno británico pide calma
Tras apuntar a Rusia, el gobierno británico pidió calma.
“Tenemos que mantener la cabeza fría”, dijo la ministra de Interior, Amber Rudd, tras presidir una reunión de emergencia del gobierno británico, advirtiendo que la investigación será “un proceso largo”.
Serguéi Skripal, de 66 años, excoronel de los servicios secretos militares rusos que pasó información al enemigo, y su hija Yulia, de 33 años, que vive en Rusia y estaba de visita, se debatían un día más entre la vida y la muerte tras ser hallados el domingo inconscientes en un banco en las calles de la ciudad inglesa de Salisbury, en el sudoeste de Inglaterra.
Según testigos, ambos parecían bajo los efectos de la heroína, no tenían heridas visibles y están siendo tratados en un hospital de esa ciudad “por sospechas de exposición a una sustancia desconocida”, según la policía.
La policía pidió la colaboración de testigos, amplió el cordón policial -que se centraba en torno a un pub y un restaurante italiano- y precisando que “el centro de atención en estos momentos es determinar qué (sustancia) enfermó gravemente a estas personas”.
Moscú denuncia una campaña antirrusa
La reunión del gobierno de Theresa May se produjo al día siguiente de que el ministro de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, dijera en el Parlamento que Rusia es “una fuerza maligna y perturbadora”, y advirtiera: “Aviso a los gobiernos de todo el mundo de que ningún intento de cobrarse una vida inocente en el Reino Unido quedará sin castigo ni sanción”.
Moscú respondió denunciando “una campaña antirrusa en la prensa”, lamentó la portavoz del ministerio ruso de Relaciones Exteriores, Maria Zajarova, en una conferencia de prensa.
“Esta historia acabará como de costumbre: de entrada, acusaciones sin fundamento, luego guardarán sus secretos y ni los periodistas, ni la gente, ni los políticos sabrán qué ocurrió realmente”, añadió.
No se trata del primer caso de exiliado ruso envenenado en el Reino Unido: antes fueron Alexander Litvinenko (2006) y Alexander Perepilichni (2012).
Muy cerca de Salisbury está el laboratorio militar de Porton Down, donde la prensa británica cree que se está analizando la posible sustancia ponzoñosa.
El caso recuerda al de Litvinenko, el exespía ruso, y luego enemigo del presidente ruso, Vladimir Putin, asesinado con una sustancia altamente radiactiva -polonio 210- puesta en su té en un lujoso hotel de Londres por dos agentes rusos.
Tras ser condenado en Rusia a 13 años de cárcel por pasar información a Londres, Skripal entró en un canje de espías en el aeropuerto de Viena en 2010 y desde entonces vivía en el Reino Unido.
Las imágenes de videoseguridad de un gimnasio cercano muestran al excoronel caminando normalmente con una mujer rubia poco antes de caer enfermo.