Un nuevo dispositivo permitirá que los padres monitoreen la frecuencia cardiaca del bebé con solo mirarlo a la cara.
El latido de nuestros corazones puede verse en nuestros rostros. No es visible al ojo humano, pero un nuevo dispositivo capta este fenómeno oculto y ofrece un medio muy valioso para medir la frecuencia cardiaca sin tocar el cuerpo.
Conforme la sangre circula por nuestras venas, hay cambios sutiles en el color de la piel. “Somos muy hábiles para medir la profundidad y contrastar cosas [con la vista], porque estamos diseñados para hacerlo”, explica Nate Ruben, quien estudió ingeniería eléctrica en la Universidad Estatal de Utah (USU, por sus siglas en inglés) y es cofundador de una startup llamada Photorithm. “Pero no notamos los cambios sutiles del color”.
Hace varios años, Ruben se preguntó si habría una manera de medir el universo de cambios sanguíneos diminutos que ocurren bajo la piel, todos causados por el latido cardiaco. Así que se asoció con Jake Gunther, director del departamento de ingeniería eléctrica y computacional de USU, e idearon una tecnología capaz de percibir lo imperceptible a simple vista. Y el software especializado que desarrollaron se instala en una cámara de video infrarroja común y corriente.
Para entender cómo funciona, pensemos en otro dispositivo que monitorea la sangre: el oxímetro de pulso, el cual mide la cantidad de oxígeno que lleva la sangre y, muchas veces, también el pulso; y lo hace emitiendo un haz de luz en el dedo. Al comparar la cantidad de luz roja contra la luz infrarroja que absorbe la sangre, el aparato determina cuánta sangre oxigenada contra desoxigenada está circulando.
El dispositivo de Photorithm —aún sin nombre y en desarrollo— funciona con un principio parecido solo que, en vez de registrar la luz que se absorbe, lee la luz que se refleja en la piel. Mientras la sangre circula por nuestros cuerpos, se aproxima o bien se aleja de la superficie de la piel. Resulta que la hemoglobina, una proteína que contienen las células sanguíneas, absorbe luz verde, de suerte que cuando la sangre se acerca a la superficie, hay menos verde; y cuando se aleja, hay más. Ahora bien, la cámara del dispositivo —que detecta diversos niveles de rojo, verde y azul— determina la frecuencia cardiaca rastreando las variaciones de verde que se reflejan del rostro del bebé, un color demasiado tenue para percibirlo.
El concepto de un método visual para medir la frecuencia cardiaca surgió después de que Ruben y su esposa tuvieron a su primer hijo, el cual nació un mes antes de término y quedó conectado varios días a numerosos aparatos de monitoreo. Incluso después de llevarlo a casa, corría el riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), por lo que la mujer de Ruben tenía que despertar cinco o seis veces por la noche para revisar los signos vitales del bebé, y la pareja opina que esas noches de insomnio provocaron su depresión posparto.
Ruben pensó que la solución era mejorar los dispositivos de monitoreo infantil. Así que, mientras era estudiante de Gunther en USU, este par desarrolló la tecnología y fundó Photorithm (él y Gunther tienen un segundo producto en proceso, Smartbeat, que mide la respiración del bebé, una herramienta muy valiosa para detectar la apnea del sueño y prevenir el SMSL).
La utilidad del dispositivo para frecuencia cardiaca como monitor de bebé está limitada por la necesidad de mantener expuesta la piel, ya que funciona mejor con una mayor cantidad de piel visible, y los bebés suelen estar muy cubiertos, sobre todo mientras duermen. “Es mucho más fácil con adultos”, señala Ruben.
Y si bien el aparato está dirigido, principalmente, a mejorar el cuidado de la salud infantil, también hay aplicaciones prácticas para los adultos: podría usarse en máquinas de ejercicio como las caminadoras, para monitorear a víctimas de quemaduras sin tener que tocarlas, o para registrar la frecuencia cardiaca de un paciente que no coopera. La tecnología ofrece el potencial de ser adoptada por el Departamento de Seguridad Nacional, para “obtener la frecuencia cardiaca, además de todas las otras cosas que captan de la gente”, dice Ruben.
“No estamos acostumbrados a hablar de revisar los signos vitales a distancia”, agrega Ruben quien, no obstante, considera que tal es la dirección que seguirá la atención de la salud. “Hay muchos más métodos sin contacto para medir cosas del cuerpo, de suerte que no estén poniéndote cosas encima todo el tiempo”.
En broma, Ruben propone que su invento también podría usarse, por ejemplo, para registrar los cambios de frecuencia cardiaca durante los momentos tensos de un programa de concursos. Sin embargo, reconoce que “hay un pequeño problema de privacidad en ese asunto”.
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Publicado en cooperación con Newsweek /Published in cooperation with Newsweek