El gobierno federal de Estados Unidos cerró sus actividades de forma indefinida durante la medianoche de este viernes, después de que el Senado tumbara un acuerdo para mantener la financiación del nuevo presupuesto.
El cierre formal del gobierno -hasta que se apruebe un nuevo presupuesto- ocurre cuando se cumple exactamente un año de la investidura de Donald Trump como presidente.
El Senado tenía de plazo hasta la medianoche del viernes para aprobar el proyecto de extensión del presupuesto, pero las negociaciones hasta el último minuto entre republicanos y demócratas no lograron evitar lo que se conoce como “shutdown”.
Al fin de un día de intensas negociaciones, el Senado intentó aprobar un proyecto para extender temporalmente los gastos del gobierno por cuatro semanas, pero la tentativa fracasó y con ello el cierre del gobierno se tornó inevitable.
La oposición demócrata bloqueó el acuerdo para extender el presupuesto al no incluirse una solución para los casi 700,000 inmigrantes beneficiados por el programa DACA, jóvenes indocumentados que llegaron a EE.UU. en la infancia y han crecido allí, lanzado en 2012 por el gobierno del entonces presidente Barack Obama, y que no fue renovado por Trump. Y ahora las culpas vuelan de un lado a otro.
Más allá del presupuesto temporal, el cuarto desde septiembre, la mayoría republicana quiere adoptar uno definitivo para 2018, que cuente con cientos de miles de millones de dólares, principalmente para aumentar los gastos militares, una de las promesas de Trump.
Trump acusó este sábado a sus adversarios demócratas de haber provocado el cierre parcial de la administración federal como una maniobra política, en momentos en que el Congreso intentaba alcanzar un acuerdo sobre el presupuesto, justo al cumplir su primer aniversario en la presidencia.
“Es el primer aniversario de mi presidencia y los demócratas querían hacerme un lindo regalo”, ironizó el presidente estadounidense en una larga serie de tuits en los que dio muestra de su frustración por el fracaso de un acuerdo en el Senado.
¿Cuáles son los efectos?
Esta es la segunda ocasión en cinco años que el gobierno cierra parcialmente, pero no significa que todas las oficinas cierren sus puertas. Los servicios vitales seguirán siendo provistos por la policía, los oficiales de inmigración, el banco central, los hospitales de veteranos y el Ejército.
Los 1.5 millones de miembros uniformados de las fuerzas armadas de los EE.UU., principalmente en el Departamento de Defensa, pero también 40,000 del Departamento de Seguridad Nacional, permanecerán en el trabajo.
“Todo el personal militar que realiza servicio activo continuará en un estado normal de servicio”, ordenó el jueves el Pentágono.
Pero una gran cantidad de civiles en ambos departamentos, incluyendo aproximadamente las tres cuartas partes de los aproximadamente 740,000 civiles que trabajan para el Pentágono, se quedarán en casa.
“Los demócratas están más preocupados por los inmigrantes ilegales que con nuestros grandes militares o con la seguridad en nuestra peligrosa frontera sur”, denunció Trump este sábado en Twitter.
La Casa Blanca, el Congreso, los tribunales federales y la Administración de Veteranos continuarán operando. El Servicio Postal de EE.UU. continuará entregando el correo.
La investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre la posible colusión entre los rusos y la campaña electoral del presidente Donald Trump permanecerá activa.
La Administración Federal de Aviación, que supervisa el control del tráfico aéreo, permanecerá en el trabajo y los aeropuertos permanecerán abiertos para los viajeros.
De acuerdo con los planes tentativos, los parques nacionales y los museos permanecerán abiertos, pero algunos empleados públicos en los parques podrían ser suspendidos mientras que los contratistas privados, que suministran alimentos y otros servicios, mantendrán las operaciones.
Los más afectados
El monitoreo y la prevención de enfermedades disminuirán. Alrededor del 61 por ciento del personal de los Centros para el Control de Enfermedades se suspenderá, según The Washington Post, y gran parte de los Institutos Nacionales de Salud centrados en la investigación serán cerrados.
Otras agencias cerrarán en gran medida, incluyendo el Servicio de Rentas Internas, la Administración de Seguridad Social, el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano, el Departamento de Educación, el Departamento de Comercio, el Departamento de Trabajo y la Agencia de Protección Ambiental.
Eso significa que las personas y las empresas no obtendrán documentos y permisos procesados, los contratistas tendrán dificultades para avanzar en sus proyectos, y el alivio de desastres se ralentizará.
Consecuencias económicas
Un informe de S&P Global publicado en diciembre pasado, retomado por The Guardian, señala que los efectos en la economía estadounidense podrían ser graves dada la disminución de la actividad económica sumada al número de empleados que dejarían de trabajar y percibir un sueldo, que se calculan en un millón.
La agencia de medición de riesgo Standard and Poor’s estima que el cierre de gobierno podría costarle a la economía estadounidense unos 6,500 millones de dólares por semana.
Antecedentes
La última vez que el gobierno federal estadounidense se vio forzado a paralizar sus actividades fue en octubre de 2013, durante el gobierno de Barack Obama, cuando suspendió temporalmente a 800,000 empleados públicos durante 16 días.
Esta vez, a unos 850,000 trabajadores, de un total de 3.5 millones, se les podría decir que se queden en casa, sin pago, hasta que el Congreso llegue a un acuerdo, según estimaciones de la Federación Estadounidense de Empleados del Gobierno.
(Con información de AFP)