

IMÁGENES DEL PENTÁGONO REVELAN OPERACIONES CON PORTAAVIONES Y BOMBARDEROS B-52 en una demostración directa del poderío estadounidense frente a las costas de Venezuela. Las fotografías difundidas por el Departamento de Defensa muestran al Gerald R. Ford Carrier Strike Group maniobrando junto a bombarderos B-52 de la Fuerza Aérea, en el marco de la operación Southern Spear.
La exhibición militar ocurre mientras el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, evalúa posibles acciones contra el gobierno de Nicolás Maduro y su presunta participación en redes regionales de narcotráfico.
Southern Spear se ha convertido en una de las iniciativas de seguridad regional más amplias de Washington en años, aumentando la presión sobre Maduro en un momento de tensiones crecientes entre Caracas y Estados Unidos.
Alrededor de 10,000 militares estadounidenses se encuentran desplegados en Sudamérica y el Caribe, respaldados por submarinos, buques de guerra y aeronaves avanzadas. Entre las opciones presentadas a Trump se encuentran posibles ataques dentro de Venezuela, lo que ha encendido alertas sobre el impacto diplomático, político y económico que una campaña ampliada podría tener en toda la región.

Las nuevas imágenes muestran al portaaviones USS Gerald R. Ford encabezando su grupo de ataque, acompañado por los destructores USS Winston S. Churchill, USS Mahan y USS Bainbridge, además de aeronaves F/A-18E/F Super Hornet, en operaciones conjuntas con un bombardero B-52 Stratofortress.
El mes pasado, tres B-52 despegaron desde la Base Aérea Barksdale, en Luisiana, y volaron durante horas cerca de la costa venezolana. Funcionarios estadounidenses afirman que las fuerzas apoyan la misión del Comando Sur para interrumpir el tráfico de drogas y proteger el territorio estadounidense. La concentración de equipos indica una presión creciente sobre Caracas y la disposición de Washington para ampliar sus operaciones más allá de la interdicción marítima.
El secretario de Defensa de EE. UU., Pete Hegseth, anunció Southern Spear el jueves, subrayando que la operación responde a órdenes directas de Trump.
En las últimas semanas, altos mandos militares han presentado al presidente posibles escenarios de intervención, incluidos ataques selectivos contra fuerzas de seguridad venezolanas y acciones dirigidas a controlar infraestructura petrolera clave.
Aunque Trump ha mostrado cautela respecto a poner en riesgo a personal estadounidense, los planificadores consideran que la situación es urgente ante acusaciones de que actores estatales venezolanos facilitan el narcotráfico a gran escala.
Desde septiembre, fuerzas estadounidenses han efectuado más de 20 ataques contra embarcaciones pequeñas, con un saldo de más de 75 presuntos traficantes muertos. El más reciente, realizado el martes, dejó cuatro fallecidos.
Las autoridades aseguran que los objetivos están vinculados al Tren de Aragua y al Cartel de los Soles, grupos que Washington clasifica como amenazas “narco-terroristas”. Estas designaciones podrían dar base legal para ampliar operaciones más allá del ámbito marítimo, señalando una estrategia regional antidrogas cada vez más agresiva.
A inicios de semana, Venezuela movilizó tropas y civiles en un ejercicio masivo de preparación ante eventuales ataques estadounidenses.
El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, declaró que “activos terrestres, aéreos, navales, fluviales y de misiles” participarían en un ejercicio de dos días para enfrentar “amenazas imperialistas”.
La televisión mostró a unidades militares, policiales y milicianas en formación, y Padrino apareció junto a un sistema de misiles tierra-aire en Caracas. Maduro ha acusado reiteradamente a la administración Trump de intentar derrocarlo, mientras la oposición respaldada por Estados Unidos ha renovado sus llamados a un cambio de gobierno.
Un avance hacia ataques directos dentro de Venezuela podría redefinir la seguridad regional por años. Gobiernos de toda América evalúan cómo operaciones ampliadas de EE. UU. afectarían la diplomacia, el comercio y la estabilidad fronteriza.
A medida que Southern Spear se acelera, los próximos pasos de Washington serán observados de cerca por aliados, adversarios y analistas internacionales que buscan entender hacia dónde se dirige la política estadounidense en el hemisferio. N