Por: Meghan Bartels
Los medios sociales enloquecen con los nombres ampulosos para las tormentas. ¿Nievecalipsis? ¿Nievegedón? ¿Nevatorio GRANDE? Se reciben propuestas.
Pero si esta semana has leído “bombogénesis” en todos los medios sociales y pensaste que era más de lo mismo, prepárate para una sorpresa tremenda, porque es un término muy real.
Bombogénesis es el proceso que crea el tipo de tormenta súper intensa –un ciclón bomba- como la que está afectando a la Costa Este de Estados Unidos. Los meteorólogos han utilizado el término desde 1980, por lo menos; y pese a lo rimbombante de la palabra, está fundamentada en principios científicos.
El término nada tiene que ver con los peligros inmediatos de una tormenta, como las temperaturas gélidas, el viento o la nieve; por el contrario, se refiere a un factor climático que jamás nos cruza por la cabeza: la presión atmosférica. Para calificar como “bomba”, la presión de una tormenta debe desplomarse al menos 24 milibares en menos de 24 horas; así que, de hecho, es un marcador de la rapidez con que se fortalece una tormenta. Pero esta tormenta hizo añicos ese estándar: una medición determinó que su presión cayó 53 milibares en solo 21 horas.
Las tormentas suelen estar causadas por nudos de baja presión, donde una masa de aire ascendente deja una especie de vacío, el cual atrae a las masas de aire vecinas. A menos presión, más rápido es el movimiento de todo ese aire. Si bien el mecanismo es un poco distinto, un ciclón bomba lo suficientemente fuerte puede causar vientos huracanados como si fuera un ciclón tropical.
Los ciclones tropicales se alimentan de zonas de agua marina templada, por lo que las temperaturas cálidas de este verano, empujadas al norte por las condiciones de El Niño, pudieron intensificar la temporada de huracanes. En cambio, un ciclón bomba invernal es impelido por la colisión de masas de aire. De allí que el término “huracán invernal” –sobre el cual también has debido leer algo- no sea utilizado por los meteorólogos comúnmente, aunque parece gozar de cierta popularidad entre el personal aeroportuario, quienes tienen que lidiar con los problemas que causan estas peligrosas tormentas.
En febrero pasado se registró un ciclón bomba pequeño que se desplazaba rápidamente, pero entonces el término no se difundió gran cosa. Esta tormenta no es el primer gran ciclón bomba que asuela el territorio estadounidense: en marzo de 1993 se produjo una tormenta invernal particularmente notable, la cual fue apodada la Tormenta del Siglo, y también fue un ciclón bomba. Solo que en esos días no teníamos Twitter para sacarle jugo el término.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek