El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, quien no había enfrentado una dificultad de hondo calado durante los ya casi dos años como dirigente de México, se encuentra a un paso del precipicio… y ahora se ha ido de bruces.
Presidente en la “casa de muñecas”
Todos estamos de acuerdo en que no hay mejor lugar que el hogar… y aun más soporífero es el deleite al tratarse de un terreno de 1440 metros cuadrados, equipado con estacionamiento subterráneo, elevador que conecta con todos los niveles, habitaciones con acabados en mármol, área de spa y sistema especial de luces que permite crear ambientes acordes con el humor residencial. Vaya, todo un despacho para que “la familia, considerada el corazón que hace que México se mueva”, hospede sus valores en lisonja palaciega.
Pues bien, conforme con una investigación periodística emprendida por los colaboradores del portal Aristegui Noticias, el presidente Peña Nieto y toda su camada sobreviven en una “casita de muñecas” que responde a estas características y que, si bien el primer mandatario pernocta junto a su esposa y sus seis hijos en la residencia oficial de Los Pinos, el Estado Mayor Presidencial resguarda igualmente el inmueble ubicado en la colonia Lomas de Chapultepec de la ciudad de México.
La propiedad se encuentra valuada en 7 millones de dólares (cifra equivalente a 86 millones de pesos), es propiedad de la primera dama, Angélica Rivera Hurtado, y fue adquirida por la también actriz de Televisa “casi un año antes de que su esposo fuera presidente de la república” bajo el régimen de bienes separados.
Tal y como reseña la investigación de Aristegui Noticias, el registro del inmueble diseñado por el arquitecto Miguel Ángel Aragonés Pardo está a nombre de una subsidiaria de Grupo Higa… precisamente una de las empresas que formaban parte del consorcio ganador de la licitación del tren México-Querétaro y a la que se le adjudicaron obras por más de 8000 millones de pesos durante la administración de Enrique Peña Nieto como gobernador del Estado de México.
Al respecto, el vocero de la Presidencia de la República, Eduardo Sánchez, informó que la residencia está en proceso de compra por parte de la esposa del presidente, “desde enero de 2012, cuando la señora Angélica Rivera Hurtado celebró un contrato, por virtud del cual la primera se obliga a adquirir los inmuebles marcados con los números 150 y 160 de la calle Sierra Gorda, los cuales eran propiedad de esta inmobiliaria desde principios de la década”.
Sobre los recursos con los que la primera dama puede solventar el costo de estas propiedades, Presidencia de la República indicó que la Gaviota es una mujer “económicamente solvente y contaba con recursos suficientes para adquirir estos inmuebles, esto debido a una larga carrera profesional que le ha permitido consolidar su patrimonio personal”.
Es de mencionar que cualquier dato relacionado con los ingresos de Angélica Rivera brilla por su ausencia, no obstante, la revista Tvnotas esgrime que, cuando la protagonista de teledramas como Destilando amor(2007), La dueña (1995) o La pícara soñadora (1991), prestaba sus servicios al canal Televisa, “estaban de moda los famosos contratos de exclusividad que, generalmente, tenían una duración de cinco años”.
Hasta la fecha, son contadas las luminarias del “canal de las estrellas” que pueden presumir de haber firmado los contratos más caros con la televisora de Emilio Azcárraga, entre ellos Gloria Trevi (quien actualmente recibe 8 millones de pesos al año), Thalía (8 mdp) Adela Noriega (7 mdp), Verónica Castro (6 mdp), Lucía Méndez (6 mdp) y Victoria Ruffo (5 mdp).
Si se toman en cuenta estas cifras, y considerando el valor del contrato más alto que ha ofrecido Televisa en su historia, Angélica Rivera debía obtener 10 contratos de exclusividad aproximadamente y trabajar durante 53 años consecutivos en esta empresa para adquirir una propiedad de 86 millones de pesos.
Resultados sobre la mesa, lo cierto es que la administración presidencial tiene bastantes dificultades para responder si “Peña Nieto es la señora de la casa”, lo que se ha traducido en un sinnúmero de protestas que se suman al hartazgo social por la probable muerte de 43 estudiantes normalistas en Guerrero.
Ayotzinapa hace aguas
Cuando se tienen ocho bolsas con restos humanos calcinados camino a Austria para su análisis forense, lo último que se quiere es ver caer gotas de lluvia.
Y es que el pasado viernes 7 de noviembre, el titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, sostuvo ante medios de comunicación que los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl San Isidro Burgos” de Ayotzinapa, plagiados por el grupo delictivo Guerreros Unidos en el municipio de Iguala de la Independencia, podrían haber sido asesinados y quemados en la región vecina de Cocula, específicamente en el basurero de la demarcación.
“Las confesiones de los detenidos en el caso apuntan muy lamentablemente al homicidio de un amplio número de personas en la zona de Cocula. Tras el asesinato, los presuntos delincuentes acomodaron los cuerpos y les prendieron fuego. Esta hoguera, avivada con diésel, plástico, madera y otros materiales, se mantuvo encendida desde la medianoche del 27 de septiembre hasta las 14:00 o 15:00 horas de ese día”, expuso el procurador general de la república en su momento.
A fin de perpetrar esa barbarie se habría requerido de tiempo seco. Pero la explicación sería menos verosímil si justo en esos momentos se estuviera cayendo el cielo en Cocula.
Conforme con la agencia estadounidense Weather Underground, la cual recopila los valores estadísticos de la atmósfera con base en el Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en inglés), hay indicios de fuertes precipitaciones en la zona colindante con la escena del crimen, específicamente en el municipio guerrerense de Huitzuco de los Figueroa (territorio ubicado a 21 kilómetros de Iguala y 58 de Cocula).
En el parte correspondiente a “la noche de los borrados”, Weather Underground informa sobre una importante afluencia pluvial en Huitzuco, donde llovió continuamente desde las 22:59 horas del viernes 26 de septiembre hasta las 11:15 del día siguiente, lo que produjo encharcamientos por acumulación de hasta 25.7 milímetros de agua. Asimismo, el portal especializado en predicciones climatológicas anunció la presencia de un nivel de humedad que osciló entre el 83 por ciento y 87 por ciento a lo largo de los tres días subsiguientes a la matanza de los normalistas.
En cuanto al radar meteorológico de la empresa AccuWeather, este apuntala un nivel de precipitaciones en 6 mm para el día 26 de septiembre y en hasta 9 mm a lo largo del día 27, no obstante, los datos para el municipio de Cocula corresponden a observaciones diarias y no por hora, de manera que es imposible dictaminar si las inclemencias naturales se trataban de chubascos breves o lloviznas persistentes.
De forma paralela, la Secretaría de Protección Civil del estado de Guerrero expuso en un comunicado que, por causa del frente frío número 4, los remanentes de la tormenta tropical Raquel y las ondas tropicales número 31 y 32, “se producirían fuertes lluvias a lo largo del fin de semana, cuando las condiciones de cielo nublado se estarán presentando en el transcurso de la tarde-noche, mientras que en el día la temperatura será calurosa” gracias al 80 por ciento de probabilidad de lluvia.
Resta analizar los pronósticos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), no obstante, ambos organismos permiten visualizar el historial climatológico de los dos días anteriores a la fecha de consulta, sin mencionar que el banco de datos para los municipios de Iguala y Cocula se encuentra actualizado hasta el día 31 de diciembre 2012.
En ese sentido, y a falta de documentos concluyentes a la orden del público, la respuesta al enigma pluvial de Guerrero sería muy sencilla: basta con preguntar a los lugareños, pero a decir del procurador, “estos se encuentran atemorizados” y renuentes a hacer declaraciones.
Momentos posteriores a la agresión en contra de los normalistas y su “levantamiento” en Iguala, medios informativos como Excélsior, Cadena Tres, Milenio, Tele Fórmula, Televisa y TV Aztecalograron hacerse con imágenes en video del momento en que se realiza el peritaje a los camiones baleados el 26 de septiembre y entrevistas a los sobrevivientes del atentado policial en el lugar de los hechos, donde se observa un escenario tempestuoso.
¿Llovió o no llovió en Cocula? Improbable… pero no imposible.
Credibilidad bajo fuego
Si nada amplía las posibilidades como una “gran imaginación”, el Poder Legislativo tiene la facultad de abrir unas alas tan enormes en medio de la crisis, que su palma da nacimiento a un nuevo mundo de tinieblas.
Luego de un encuentro entre diputados miembros de la Comisión Especial de Ayotzinapa y el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el general Salvador Cienfuegos Zepeda, los integrantes del pleno de San Lázaro pusieron en duda la versión de que los estudiantes normalistas fueron incinerados por elementos de la delincuencia organizada en una gran fogata al aire libre en el basurero de Cocula.
“Nos parece inverosímil que hayan quemado a los aspirantes a docentes con llantas y diésel cuando las temperaturas que se requieren para ello son exageradamente altas. Además, si el fuego estuvo activo por más de 15 horas, es increíble que no haya habido ningún elemento del Ejército o Policía Federal que fuera a ver qué pasaba”, increpó la perredista Lizbeth Rosas Montero al titular de la Sedena.
Durante la reunión de tres horas celebrada el jueves 13 de noviembre, la legisladora electa por vía plurinominal afirmó que la participación de los organismos internacionales es fundamental para esclarecer los hechos en Iguala, pues “no existe una coordinación entre los tres niveles de gobierno, lo que origina versiones distintas. Ha sido un patear de responsabilidades entre los gobiernos municipal, estatal y federal”.
Al respecto, el secretario Cienfuegos relató que, tan pronto como llegó a oídos del vigesimoséptimo Batallón de Infantería el reporte sobre una trifulca entre estudiantes normalistas y miembros de la policía municipal de Iguala, se estableció comunicación con el secretario de Seguridad Pública de la comarca (el prófugo Francisco Salgado Valladares), quien precisó que “no había habido enfrentamientos y que todo estaba en paz. Incluso comentó: ‘Yo no sé nada y solamente voy a intervenir cuando así me lo pidan’”.
A modo de contrarréplica, el vicecoordinador de la bancada de Movimiento Ciudadano, Ricardo Mejía Berdeja, puso en tela de juicio que los 130 elementos del Batallón asignados a Iguala “no oyeron disparos, no vieron nada extraño, no se percataron de la humareda de una supuesta quemazón de jóvenes, no vieron nada. Difícilmente la sociedad va aceptar la versión oficial”.
Tal es el caso de los familiares de los normalistas, pues “al no existir pruebas científicas que sustenten la incineración de sus hijos en el basurero de Cocula”, también han pronunciado su negativa hacia las diligencias de la PGR.
“Es una forma de seguir torturando de manera descarada a los padres de familia. Nosotros no aceptamos de ninguna manera esas declaraciones, porque incluso el procurador Murillo ha dicho que no tiene la certeza”, espetó Felipe de la Cruz, padre de uno de los deudos en conferencia de prensa.
La incredulidad se produce luego de que, el pasado 9 de noviembre, un grupo de seis padres de familia recorriera las dos hectáreas que comprende el basurero de Cocula y encontrara huesos incinerados de animales bovinos y vacunos al fondo de la barranca, en el preciso lugar donde se aprecian grandes sectores de terreno quemado.
“No hay vestigios de combustible o grasa corporal. Es una farsa, un montaje del gobierno que nos quiere hacer creer que nuestros hijos fueron asesinados en este lugar. Ya nos los han matado de diferentes maneras, en diferentes lugares y por diferentes personas, y eso no se vale. Ya es justo que digan si no pueden para que se retiren”, subrayó Mariano Navarrete Altamirano, padre de familia que desestimó la versión oficial sobre el exterminio normalista.
En fin, como están las cosas, solo queda rezar porque, si a Enrique Peña Nieto se lo lleva el tren, no guarde la cordura nacional en el portaequipaje.