La gira del presidente chino por México, Costa Rica y Trinidad y Tobago permitió al mandatario oriental establecer compromisos con sus anfitriones y, lo más importante, convertirse en un factor de influencia en el continente.
Con la cartera gastada y las maletas llenas de acuerdos y convenios regresó a su país el presidente chino Xi Jinping luego de visitar México, Costa Rica y Trinidad y Tobago en una gira estratégica para el proyecto de desarrollo de una de las economías más fuertes del mundo.
La mecánica de la gira fue simple: China inyectará dinero en estos tres países por medio de créditos millonarios dedicados principalmente a inversiones petroleras y desarrollo de infraestructura, y con ello ampliará su presencia en una región del continente donde la relación mutua ha sido distante.
Los países visitados, por su parte, no solo reciben dinero para crecer, sino que escucharon de Xi Jinping las esperadas promesas de establecer mecanismos para que China compre más productos latinoamericanos y que empresarios del país asiático puedan trabajar con sus contrapartes latinas y atacar el mercado estadounidense.
Fue, como citó el propio Xi Jinping varias veces durante su gira, una relación de “ganar-ganar”.
Esta ganancia, sin embargo, no es bien recibida por Estados Unidos, uno de los principales rivales de China. De acuerdo con el diario estadounidense The Washington Times, un medio que siempre ha sido crítico de las políticas chinas, el viaje de Xi Jinping forma parte de un plan para “rodear a Estados Unidos armando a países occidentales” y buscar “mejores relaciones militares, económicas y diplomáticas con los vecinos” de la Unión Americana. Básicamente, dice el periodista Bill Gertz en un artículo publicado en ese diario, lo que China busca es “comprar influencia en el hemisferio” mediante inversiones millonarias.
Atinada o no la visión del periodista Gertz, lo cierto es que Xi Jinping no tuvo empacho en abrir líneas de crédito millonarias en el continente, sobre todo las dedicadas a inversiones en materia petrolera.
En el caso de México, el presidente chino anunció la apertura de una línea de crédito por 1000 millones de dólares para la empresa paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex), la cual sufre por falta de liquidez desde hace muchos años.
Esta línea de crédito, según explicó Pemex, “permitirá contar con una importante opción de financiamiento para el programa de renovación de la flota de Petróleos Mexicanos, así como la modernización del equipo que opera en el mar. El acuerdo tendrá una vigencia de tres años y representa un primer acercamiento con esa institución”.
En Costa Rica, donde Xi Jinping sostuvo reuniones con la presidenta Laura Chinchilla, se anunció también que China abrió una línea de crédito por 1200 millones de dólares para modernizar la refinería costarricense y, en Trinidad y Tobago, primera escala de la gira del presidente chino, se firmaron memorándums para que el país asiático apoye económicamente a las islas en materia de extracción de gas, una de las principales fuentes de ingreso de esa nación caribeña.
“China está cada vez más involucrada en nuestro sector energético. Vemos a China como un socio clave y como un potencial mercado para nuestros productos energéticos”, dijo la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, durante la visita de Jinping.
La política china de inversión en materia energética en diferentes países del mundo no es nueva, aunque no había sido tan directa en América Latina como la ocurrida en la reciente gira de Xi Jinping.
De acuerdo con un documento de Jennifer Richmond, de la firma de analistas globales Stratfor, “a consecuencia de la crisis financiera mundial de 2008 China ha podido ganar terreno e impulso y ha sacado la cartera para ‘rescatar’ a compañías energéticas y gobiernos en dificultades a cambio de activos que resultan esenciales para su seguridad energética”.
En su escrito, titulado Consumo de energía en China: implicaciones para el futuro a escala regional y global, Richmond señala que el gobierno del gigante asiático firma préstamos monetarios a cambio de petróleo o gas en América Latina, una estrategia emprendida desde 2008 en varios países del mundo. Mucho antes de esta gira por el continente americano, China ya había firmado acuerdos similares con Venezuela y Brasil.
Pero el petróleo y el gas no fueron los únicos grandes temas a tratar en la gira. El desarrollo de infraestructura se convirtió en un punto central en las conversaciones de Xi Jinping con sus homólogos americanos.
Entre los 12 acuerdos signados entre autoridades chinas y mexicanas en el marco de la visita del presidente Xi Jinping, destaca el que involucra a la mexicana Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en materia de infraestructura.
Ese acuerdo, firmado bajo la figura de un memorándum, establece que se trabajarán mecanismos para el “fortalecimiento de la cooperación en construcción de infraestructura”, y si bien no se dieron detalles de los proyectos a seguir, diversos analistas han señalado que el eje está en la modernización y ampliación del sistema ferroviario mexicano, uno de los proyectos que el presidente Enrique Peña Nieto tiene entre las prioridades para su sexenio.
Gerardo Ruiz Esparza, titular de Comunicaciones y Transporte de México, ha dicho que en materia de construcción ferroviaria “hay que aprenderle a los chinos”, y no descartó que empresas de ese país participen en dos de los proyectos futuros de México en esa sector: el Tren Rápido Transpeninsular, que conectaría los estados Yucatán y Quintana Roo, en el sur del país, y el que uniría a la ciudad de México con Toluca, pues si bien ambas ciudades están muy cerca, el flujo diario de personas entre ambos puntos es uno de los activos, con los consiguientes problemas de tránsito y accidentes en la carretera.
El presidente Enrique Peña Nieto hizo un viaje en tren bala durante la visita que realizó a China en abril pasado, y durante el trayecto, en tono de broma, dijo a reporteros “¿Cómo ven uno de estos?”, mientras palmeaba el asiento, según relata en una crónica del diario Milenio la periodista Míriam Castillo.
En el caso de Costa Rica, un acuerdo firmado durante la visita de Jinping estipula una línea de financiamiento no solo para la industria petrolera local, sino que también servirá para reconstruir la carretera conocida como Ruta 32, un camino de 150 kilómetros que atraviesa la Cordillera Central de ese país y que desemboca en el principal puerto de Costa Rica.
Pero fuera de temas petroleros y de infraestructura, lo más esperado de la visita por el sector empresarial —sobre todo en México— era conocer qué acuerdos se tomarían respecto al comercio bilateral.
El actual es un momento muy importante para México respecto a la relación con China, señala Amapola Grijalva, vicepresidenta de la Cámara de Comercio México-China. La empresaria explica que el crecimiento de China, y el hecho de que 600 millones de sus habitantes hubieran salido de la pobreza extrema, ha generado un crecimiento del mercado interno del país asiático, lo cual significa que ese mercado “es una gran oportunidad para los países emergentes; aquellos socios que China vaya escogiendo serán estratégicos”.
Las posibilidades de relación comercial entre ambos países, añade Amapola Grijalva, “son múltiples; el problema es que hasta hoy no las hemos explorado de forma concreta, y tenemos una falta de conocimiento mutuo a nivel profundo”.
Esa relación mutua de la que habla la empresaria fue un tema tocado en uno de los discursos de Enrique Peña Nieto durante la visita de Jinping. Ante empresarios, acompañado de su homólogo chino, el Presidente mexicano dijo que el acuerdo de formar entre ambos países una Asociación Estratégica Integral permitirá que entre ambos gobiernos exista “una comunicación más estrecha, más continua y al más alto nivel”. Y como resultado de la gira se anunció que México será sede, en 2015, de la Cumbre de Negocios China-América Latina.
“México ofrece a China atractivas oportunidades de inversión en obras y proyectos de infraestructura de alto impacto, y a partir de este potencial logístico será posible propiciar mayores inversiones y encadenamientos productivos entre dos de las regiones más dinámicas del mundo: Asia-Pacífico y América”, dijo Peña Nieto durante la reunión que tuvo, junto con Xi Jinping, ante empresarios mexicanos.
Por lo pronto, tanto México como Costa Rica signaron convenios para vender carne de cerdo a China, un producto muy demandado por los asiáticos.
La gira de Xi Jinping fue considerada como un éxito. El mandatario chino se mostró como el líder de una nación con ánimo de estrechar relaciones con los países emergentes, dio un buen golpe de relaciones públicas y, lo más importante, se hizo de socios que podrán respaldarlo en el futuro, sobre todo cuando China vive momentos difíciles en su relación con Japón y Corea del Sur, situación que podría agravarse en un tiempo no muy lejano.
La cartera del presidente chino, pues, se va de América Latina gastada, pero en sus maletas no solo lleva los acuerdos conseguidos, sino que también suma el haberse convertido en un actor importante para la nueva política de su país ante el mundo.