
La historia cambia, ahora los migrantes buscan tener condiciones para quedarse en México y no buscan ir a Estados Unidos.
Unos 300 migrantes de distintas nacionalidades emprendieron este miércoles una nueva caravana a pie desde Tapachula, Chiapas, rumbo a Ciudad de México, en busca de acelerar sus trámites de regularización. La movilización ocurre un día después del arresto del activista Luis García Villagrán, conocido por haber organizado caravanas migrantes en el sur del país.
El grupo —que incluye familias con niños y personas que transportan su equipaje en bicicletas— denuncia largos retrasos y obstáculos burocráticos en sus procesos migratorios, mientras permanecen varados en México ante el endurecimiento de las políticas migratorias de Estados Unidos, agudizado desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en enero de 2025.
El martes, el conocido activista fue detenido en Tapachula por presunto tráfico de personas, de acuerdo con autoridades federales. La presidenta Claudia Sheinbaum defendió el arresto en su conferencia matutina, asegurando que “no se trata de un activista”, sino de una persona con una orden de aprehensión vigente desde hace años.
“Más bien, está vinculado con tráfico de personas; ese es el delito”, declaró la mandataria, marcando una postura firme frente a organizaciones que gestionan caravanas.
Sin embargo, la detención ha sido fuertemente criticada por sectores de la sociedad civil. El sacerdote Heyman Vázquez, miembro de la Pastoral de Movilidad Humana de la Iglesia católica, calificó el arresto como una “agresión contra los defensores de derechos humanos”.
Heyman Vázquez, párroco del municipio de Suchiate próximo a la frontera con Guatemala, expuso que el objetivo de las personas en tránsito no es llegar a Estados Unidos, sino obtener el refugio en México. Estas personas aspiran a un empleo que les dé la oportunidad de arrendar una vivienda y de tener una alimentación segura.
“Si el gobierno no quiere que los migrantes salgan en caravana, lo puede impedir, ¿cómo? Dándoles un buen trato, respetando sus derechos, dándoles documentos, porque hay muchos migrantes que tienen año y medio solicitando a COMAR (Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados) el documento y siempre dice: espérate, ahí te va a llegar el correo, y nunca llega el correo”, puntualizó.
El clérigo insistió que en Tapachula no hay condiciones para que las personas en tránsito puedan asentarse, puesto que, los salarios “son de miserias que no alcanzan para vivir con dignidad”, reportó Milenio.
A pesar de que la movilización estaba prevista antes del arresto de García Villagrán, el inicio de la marcha fue retrasado algunas horas, debido al clima de incertidumbre generado por su detención. No obstante, los migrantes decidieron continuar el recorrido, escoltados por elementos de la policía estatal y la Marina mexicana.
“Tengo un año y 10 meses aquí, todavía no tengo papeles”, expresó el cubano Ricardo Jiménez, de 54 años, al explicar la desesperación que lo llevó a unirse a la caravana. “Mi estatus irregular me impide trabajar y me hace la vida imposible”, dijo a la agencia AFP.
Por su parte, Juan Ríos, migrante nicaragüense, aseguró que muchos no buscan llegar a EE.UU., sino establecerse en países como Canadá, Alemania, Australia o Suiza, partiendo desde Monterrey, al norte del país.
Además, la postura del gobierno mexicano frente al fenómeno migratorio —ahora más alineada con el control fronterizo— deja entrever un giro hacia políticas más restrictivas, que podrían afectar a organizaciones humanitarias y la imagen internacional del país.
México, tradicionalmente visto como país de tránsito, está en el centro de un nuevo capítulo en la crisis migratoria continental, con caravanas que ya no solo buscan cruzar, sino establecerse temporal o permanentemente en territorio nacional. Todo esto ocurre mientras crecen las presiones desde Washington y se redefine el papel de activistas, autoridades y ciudadanos ante el fenómeno. N
(Con información de agencias)