UN HOMBRE PENSIONADO que fue encarcelado en repetidas ocasiones por oír Classical FM en volumen muy alto murió en prisión.
Ian Trainer, de 83 años, fue enviado a prisión por 24 semanas en febrero de 2020, después de violar las condiciones de una orden de restricción que le dieron en 2019.
Esta le prohibía oír cualquier audio por encima del nivel normal del habla, que es por encima de 65 decibeles.
Sin embargo, fue encarcelado de nuevo por violar la orden tras su liberación.
El Ministerio de Justicia de Reino Unido le confirmó a Newsweek la muerte del pensionado de Aintree, Merseyside.
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Dijo un portavoz: “El prisionero Ian Trainer, en la Prisión de Su Majestad de Liverpool, murió en el hospital el 23 de noviembre. Se ha informado al defensor de prisiones y libertad condicional”.
Durante su sentencia, en febrero de este año, el tribunal de primera instancia de Liverpool oyó cómo Trainer le dijo a un oficial, quien lo había arrestado por violar la orden, que le gustaba oír música “a un volumen que la disfrute”.
También les comentó a los oficiales que no podía usar audífonos a causa de un problema médico, o sea, le irritaban los oídos.
Una declaración reportada en el tribunal decía que Trainer una vez sufrió un resfriado fuerte y solo podía oír con un oído.
El fiscal Simon Leong le dijo al tribunal que el vecino de Trainer, Thomas Michael Thompson, había experimentado “contaminación auditiva” desde la propiedad de Trainer por muchos años.
Según dijo Thompson: “No es solo un día a la semana, es todos los días de la semana. Salgo temprano en la mañana y estoy fuera hasta entrada la tarde para evitar el ruido. Simplemente es increíble a veces”.
MUERTE SIN ACLARAR
Al sentenciarlo a 24 semanas en prisión, el juez le dijo a Trainer que había oído la música a un volumen que “provocaba aflicción”.
También se le ordenó pagar 600 libras en gastos de la Corte y le dijo que le pagara un cargo adicional de víctima a Thompson de 122 libras.
Al presentarse de nuevo en el tribunal a través de una videoconferencia en junio por violar la orden, Trainer afirmó que las acusaciones en su contra eran “mentiras maliciosas”.
Todavía no se ha aclarado la causa de muerte de Trainer, pero su deceso se dio después de que científicos de Oxford dijeran que a los prisioneros se les debía dar una prioridad con la vacuna contra el COVID-19, ya que son un grupo de alto riesgo.
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Un estudio del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oxford halló que el “rastreo de contactos en las prisiones es complicado debido a la renuencia de revelar los síntomas a causa del estigma, preocupación sobre la confidencialidad y miedo a más restricciones, como periodos prolongados de aislamiento médico”.
El estudio advirtió que poner en cuarentena las prisiones era difícil a causa de la superpoblación, mala ventilación, saneamiento e higiene.
El profesor Seena Fazel, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oxford, comentó: “Las prisiones son ambientes de alto riesgo para la transmisión de enfermedades contagiosas, y hay retos considerables en el manejo de brotes en ellas. Nuestra investigación sugiere que la gente encarcelada debería estar entre los primeros grupos que reciban cualquier vacuna contra el COVID-19 para protegerla contra la infección y evitar más propagación de la enfermedad.
“La población carcelaria por lo general está en mayor riesgo de complicaciones por una infección dada la prevalencia aumentada de problemas de salud subyacentes, y la sobrerrepresentación de grupos marginados que han sido afectados de manera desproporcionada por el COVID-19”. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek