DE TIEMPO Y CIRCUNSTANCIAS
Donald Trump nos ha vuelto a agarrar de piñata. Las protestas que comenzaron en Los Ángeles, California, fueron aderezadas con banderas mexicanas, y otro tanto sucedió en Chicago. Lo curioso es que tanto las banderas de Los Ángeles como las de Chicago eran iguales, lo que sugiere la mano negra de Trump en las manifestaciones, para volver a convertir a México, de nuevo, en el enemigo a combatir.
Trump vuelve a utilizar el odio que su base de electores le tiene a los migrantes mexicanos, y ahora sube el nivel del discurso diciendo que Estados Unidos está siendo invadido; no dice por quién, pero las banderas de México reivindican la autoría de los disturbios.
La secretaria de seguridad estadounidense, Kristi Noem, le echó gasolina a la hoguera diciendo que Claudia Sheinbaum promovió los disturbios. Las declaraciones de Noem indican que los migrantes no solo invaden Estados Unidos, sino que tienen una provocadora de alto nivel en la presidenta mexicana.
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Esto es mentira; pero crear la amenaza de una invasión de mexicanos, en el imaginario colectivo estadounidense, borra los fracasos de Trump. Él y su equipo están haciendo una campaña mediática en la que se repetirá insistentemente que México es el enemigo que los invade, crea inestabilidad, rompe la ley con sus manifestaciones y mata con el fentanilo a la juventud de Estados Unidos. Para cerrar la pinza acusaron falsamente a la presidenta mexicana de ser la promotora de los disturbios.
¿POR QUÉ A TRUMP LE INTERESA ATACAR A SHEINBAUM?
Hoy en día estamos a 17 meses de la elección de medio término en Estados Unidos, una elección en la que se renovarán el Congreso y algunas gubernaturas del coloso del norte. Una encuesta que Forbes hizo del 5 al 9 de julio encontró que los porcentajes de aprobación a Trump han descendido por debajo del 40 por ciento.
Una serie de promesas, incumplidas unas y fracasadas otras, pusieron a Donald Trump en donde está en las encuestas, pues ni ha logrado resolver la guerra de Gaza ni pudo convencer a Irán de reducir su programa de producción de armas nucleares, lo cual habrá de convertirse en una seria amenaza para Israel, un aliado estratégico de Estados Unidos en la zona.
El presidente tampoco ha terminado con la guerra entre Ucrania y Rusia y no logró doblar a China para que se plegara a sus condiciones; al contrario, China le contestó en sus mismos términos y suspendió la entrega de materiales vitales para la industria estadounidense de alta tecnología, materiales que solo China le puede proveer en las cantidades que Estados Unidos necesita. Esto generó pérdidas monumentales para los norteamericanos y los obligó a buscar al gigante de oriente para negociar en términos totalmente diferentes.
Además, Trump ha atacado a sus aliados europeos y los ha hecho voltear hacia China, a la cual Trump identifica como el gran enemigo. Pero hoy ha remontado ese descenso de popularidad utilizando los disturbios que se iniciaron en Los Ángeles y valiéndose de la bandera mexicana para colgarnos todo lo que suceda en los disturbios.
LA ECONOMÍA DE ESTADOS UNIDOS SE ESTÁ DESMORONANDO
En cuanto a aranceles, su política errática trae a la economía estadounidense dando bandazos y esto ha ocasionado que Robert Armstrong, columnista del Financial Times, describiera su arte de la negociación con el acrónimo de TACO (Trump Alkways Chickens Out), que en inglés significa “Trump Siempre Se Raja”; y la cereza del pastel de fracasos la coloca su plan fiscal, al que llamó One Big Beautiful Bill (“la Gran y Hermosa Iniciativa de Ley”).
Esta iniciativa reduce los impuestos que debe pagar la mediana industria estadounidense, lo cual podría ser bueno si el gobierno de Trump no estuviera gastando más de lo que recibe en impuestos y aumentando su deuda año con año. Al aumentar la deuda aumentan los intereses que se pagan por ella; esto es contraproducente para la economía norteamericana. De modo que lo razonable sería aumentar la recaudación en lugar de reducir los impuestos.
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Recientemente, el nivel de deuda y la administración errática hicieron que Moody’s bajara la calificación de crédito del gobierno de Estados Unidos. Así, los tres principales analistas de riesgo, Standard & Poor’s, Fitch Ratings y Moody’s, han degradado la confiabilidad de ese gobierno, y esto traerá en el largo plazo consecuencias serias para su economía.
Sin embargo, Trump, como buen populista, no gobierna para fortalecer a su país, lo suyo es un proyecto de poder y sus actos están dirigidos a inflamar a su base de seguidores, compuesta por estadounidenses de bajos ingresos.
LA ACUSACIÓN DE TRUMP DE QUE SHEINBAUM FOMENTA LOS DISTURBIOS VIOLENTOS ES MUY SERIA
A ellos los vaivenes de la bolsa los tienen sin cuidado, pero que un migrante pueda quedarse con su trabajo o presione los sueldos hacia abajo es algo que temen y que los afecta. Los hijos de esos norteamericanos no tienen acceso a las universidades privadas y el pleito de Trump con Harvard y las instituciones educativas los gratifica.
Los votantes de Trump están afiebrados por su retórica y no se percatan del enorme daño que el presidente le está haciendo a los Estados Unidos. A ellos les vendría bien verse en nuestro espejo para entender el daño que puede hacerles un presidente populista a las estructuras de un país.
La Dra. Sheinbaum ha tenido una serie de infortunios en su gestión, pero la relación con Estados Unidos, país que es nuestro principal cliente, la ha manejado bien hasta ahora. Sin embargo, la acusación de que fomenta los disturbios violentos en Estados Unidos es muy seria, pues es una injerencia agresiva en los asuntos del país vecino.
Al respecto, la presidenta de inmediato desmintió el infundio, y cuando el subsecretario de Estado Ted Landau y el embajador Ron Johnson la visitaron dejó bien claro que, si bien había convocado a marchas pacíficas de protesta por los aranceles a las remesas, de ninguna manera se había inmiscuido ni en las protestas por las deportaciones ni en los actos violentos.
GUERRA DE POPULISTAS
Landau prometió llevar este mensaje a Trump, y la presidenta quedó con esa impresión, pero ella es resultado de otra administración populista y sabe muy bien, como buena populista, que lo primero que hace un populista es buscar a quién echarle la pelota de sus culpas. También sabe que, si el fracaso continúa persiguiendo a Trump, este escalará la campaña contra México.
La campaña ha logrado un alto nivel de expectación a tal grado que cuando un senador estadounidense, Alex Padilla, cuestionó a la embustera Kristi Noem, los guardaespaldas de ella lo tiraron y lo esposaron. Esposar a un miembro del Congreso que legítimamente pedía la palabra no es cosa menor en Estados Unidos.
A la Dra. Sheinbaum le tocó el tigre de la rifa. Un tigre cebado que la amenaza por muchos flancos y ante el cual el lopezobradorismo la ha dejado desarmada. Lo peor es que se encamina a una trampa de Trump, la misma trampa que le tendió a Zelenski (Ucrania) y a Ramaphosa (Sudáfrica). Ojalá que su populismo la ayude, con una salida ingeniosa, a librarse del garlito. Al cabo que entre gitanos no se dice la buenaventura.
VAGÓN DE CABÚS
Claudia Sheinbaum, para desescalar el conflicto, envió un mensaje a los mexicanos en Estados Unidos. En este les sugirió que se regresaran a México, pues aquí está su presidenta para defenderlos. Con esto abrió una bienvenida generosa a la inseguridad, a las expropiaciones, al desempleo, a una educación deficiente y a un servicio de salud sin medicinas ni insumos básicos para mantener las necesidades elementales de un enfermo. Bienvenidos, paisanos. N
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Salvador Casanova es historiador y físico. Su vida profesional abarca la docencia, los medios de comunicación y la televisión cultural. Es autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.