Con la incertidumbre del mercado laboral, empleos que recompensan a los empleados por “hacer un esfuerzo adicional” y responsabilidades que compiten dentro y fuera del lugar de trabajo, un número cada vez mayor de personas sufren lo que los expertos llaman “pobreza de tiempo”.
El término ha sido adoptado cada vez más por psicólogos para denotar el desequilibrio crónico entre el tiempo que una persona necesita y el que su vida laboral le permite. Una reciente encuesta de la empresa de bienestar Wondr Health reveló la magnitud del problema al descubrir que la mayoría (62 por ciento) de los trabajadores no se toman el tiempo libre asignado debido a las presiones internas del trabajo y dejan sin disfrutar aproximadamente un tercio de sus días de vacaciones anuales.
“Nadie es más exigente con la mayoría de nosotros que nosotros mismos, y esto nos lleva a la pobreza de tiempo, una condición en la que simplemente no tenemos tiempo suficiente para un equilibrio satisfactorio entre el trabajo y la vida personal”, afirma el Dr. Tim Church, director médico de Wondr Health. “Esto es una llamada de atención para los empleados y sus empleadores. Es hora de replantear la cultura laboral”.
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David Ballard, vicepresidente de One Mind at Work, una empresa especializada en soluciones de salud mental para el lugar de trabajo, afirma: “Algunas culturas laborales desalientan tomarse tiempo libre, recompensan el exceso de trabajo y consideran el estrés y estar disponible las 24 horas, los siete días de la semana, como una insignia de honor”.
En este tipo de entorno, los empleados pueden evitar tomarse tiempo libre porque se sienten culpables o les preocupa ser vistos desfavorablemente o ser penalizados si lo hacen.
LA POBREZA DE TIEMPO AFECTA A LAS EMPRESAS Y LA SOCIEDAD EN GENERAL
Ron Goetzel, científico sénior de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins y experto en bienestar de los empleados, dice a Newsweek que el problema de la pobreza de tiempo “afecta a los individuos, a las empresas y a la sociedad en general”.
Aunque todos tenemos 24 horas al día, la gente siente la necesidad de aprovecharlas al máximo, sin dudarlo ni un segundo, preguntándose si la actividad mejora su calidad de vida, su felicidad y su sensación de logro.
Las implicaciones para la salud mental ya son evidentes. Según un estudio de 2020, la pobreza de tiempo se relaciona con un menor bienestar mental, menor productividad e incluso menor salud física. Los investigadores también descubrieron que “la sensación subjetiva de pobreza de tiempo tiene un efecto negativo más fuerte en el bienestar que el desempleo”.
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A pesar de ello, señalaron que este problema ha sido subestimado durante mucho tiempo tanto por los responsables políticos como por los empleadores. Y esto ocurre a pesar de los posibles impactos perjudiciales, no solo para las personas, sino también para las propias empresas.
Como explicaron a Newsweek expertos en bienestar laboral y psicólogos, la falta de tiempo entre los trabajadores puede implicar una menor productividad, mayores tasas de absentismo o presentismo (empleados que están en el trabajo, pero no son plenamente funcionales) y una mayor rotación de personal.
“Los empleados que no se toman tiempo libre corren el riesgo de sufrir agotamiento, lo cual es perjudicial tanto para ellos como para la empresa”, afirma la Dra. Chloe Carmichael, psicóloga clínica reconocida por su trabajo en el manejo de la ansiedad y el estrés. “Los empleados también pueden resentirse con el empleador y ser menos productivos”.

“SE PIERDE EL POTENCIAL”
Church añade: “Es costoso, así de simple. Cuando los empleados están agotados o estresados, la productividad y la creatividad disminuyen. Ahí es donde se pierde el potencial”.
Eso es un indicio de los problemas más amplios que genera el estrés en el lugar de trabajo, que varios estudios han vinculado con la búsqueda de oportunidades por parte de los empleados en otros lugares.
“El agotamiento es un problema complejo y multifactorial, pero sabemos con certeza que la exposición crónica al estrés laboral, sin capacidad de recuperación, conduce inevitablemente al agotamiento mental y emocional, al desapego y a una disminución de la productividad y la eficacia”, declara a Newsweek la Dra. Susan Biali Haas, experta en bienestar.
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Yasemin Besen-Cassino, socióloga de la Universidad Estatal de Montclair, afirma que el clima laboral actual ha agravado esta preocupante situación, que describió como una “cultura del exceso de trabajo”, con despidos masivos y una mayor incertidumbre económica que pesa sobre los empleados.
Además, declara a Newsweek que las nuevas tecnologías que permiten a los trabajadores estar siempre presentes han hecho que muchos sientan la necesidad de contribuir al trabajo mediante correos electrónicos o videollamadas, incluso en sus días libres.
Añade que muchos trabajadores optan por usar su tiempo libre remunerado para cuidar a sus hijos debido a la falta de alternativas asequibles. “Por lo tanto, muchos colaboradores no se recargan esos días, sino que se dedican al cuidado”, declara a Newsweek.
Sin embargo, los expertos señalan posibles remedios (algunos fáciles, otros no) que podrían limitar la exposición al estrés en el trabajo en beneficio de empleados y empleadores.
¿TOMAR VACACIONES ES LA SOLUCIÓN?
Carmichael sugiere que las empresas consideren la posibilidad de tomar vacaciones obligatorias, lo que “eliminaría la posibilidad de presión internalizada”. La autora e investigadora del estrés Rebecca Heiss afirma que tomar vacaciones no es ni mucho menos la panacea para el estrés laboral, ya que, a pesar de un retiro de yoga o una semana de descanso, los empleados “finalmente tendrán que volver al trabajo y, cuando lo hagamos, todos esos correos electrónicos y proyectos nos esperan y se han agravado”.
Algunos señalan la necesidad de asignar “días de salud mental”, así como la disposición de las empresas a invertir en programas de bienestar para empleados y fomentar una comunicación abierta con sus trabajadores. Otros abogan por un cambio cultural más amplio que sería necesario.
“Es importante crear una cultura donde tomar vacaciones se normalice y se fomente para que los trabajadores puedan recargar energías”, afirma Besen-Cassino. “Cambiar la cultura laboral puede garantizar que los trabajadores puedan tomar vacaciones y sean más saludables y productivos a largo plazo”.
Si bien los empleadores pueden mostrarse reticentes, Church dice que les conviene considerar el estrés de sus trabajadores. “Quizá lo más importante es que las empresas corren el riesgo de perder a sus mejores empleados”, afirma. “Si la cultura laboral no fomenta el descanso y el bienestar, los empleados buscan otros lugares donde se valore su bienestar”.
Abordar el agotamiento y la falta de tiempo no se trata solo de ser mejores empleadores: es una estrategia empresarial inteligente. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)