En un giro inesperado de la política exterior estadounidense, la Casa Blanca anunció avances “significativos” en las conversaciones comerciales con China, según confirmó Karoline Leavitt, secretaria de prensa del presidente Donald Trump. El mensaje llegó directo desde el Despacho Oval: “Las negociaciones avanzan muy bien”, instruyó Trump, en lo que parece un intento por calmar los mercados y abrir un nuevo capítulo en su relación con Pekín.
Este movimiento se produce tras años de tensiones arancelarias, restricciones tecnológicas y acusaciones cruzadas de manipulación económica. Las tarifas impuestas —del 145% sobre productos chinos y del 125% sobre productos estadounidenses— convirtieron la disputa en una suerte de “embargo bilateral”, en palabras del secretario del Tesoro, Scott Bessent.
¿Cambio de tono o jugada estratégica?
Durante una reunión a puerta cerrada con inversores de JP Morgan, Bessent afirmó que ambas potencias reconocen que el modelo actual es insostenible. De acuerdo con el funcionario, tanto EE.UU. como China buscan “un reequilibrio”, con Washington enfocado en repatriar manufactura y Pekín interesado en fortalecer su consumo interno.
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Sin embargo, Bessent fue claro: aún no hay negociaciones formales. Lo que sí hay, según analistas financieros, es un cambio de lenguaje que ya ha surtido efecto. Los principales índices bursátiles estadounidenses repuntaron más del 2% este martes, recuperándose de caídas previas causadas por críticas de Trump al presidente de la Reserva Federal.
Argentina: el otro frente estratégico
En paralelo, Bessent confirmó el respaldo de Washington al gobierno de Javier Milei en Argentina. El apoyo financiero —vinculado al nuevo programa de 20,000 millones de dólares con el FMI— dependerá de que Buenos Aires mantenga el rumbo de las reformas estructurales. La administración Trump se muestra dispuesta a respaldar a Milei ante una eventual crisis global, siempre que las dificultades no sean resultado de políticas internas fallidas.
¿Qué sigue?
Aunque los avances con China aún están en fase preliminar, el nuevo tono desde la Casa Blanca sugiere una flexibilización estratégica que podría redefinir la relación bilateral. En un contexto de incertidumbre global, cualquier paso hacia la distensión comercial podría ser bienvenido tanto por los mercados como por los votantes. N