Mientras escribo estas palabras la inteligencia artificial (IA) continúa cambiando nuestro mundo. Se trata de una revolución más profunda que la de la llegada de internet o los dispositivos móviles, con la capacidad de democratizar el acceso a la información y al conocimiento como nunca. El impacto en áreas como la ciencia, la salud, el trabajo y hasta nuestra vida cotidiana son asombrosos. Nos entusiasman, nos conmueven y, también, por momentos nos abruman. Son muchos los cambios que estamos asimilando en poco tiempo. Entonces nos preguntamos: ¿qué papel tengo yo en esta revolución? ¿Qué puedo hacer al respecto?
Cada tanto suele volver a mí una frase de Lila Ibrahim, COO de Google DeepMind, que resuena en mi mente como un mantra: “La tecnología solo tiene sentido si mejora la vida de las personas”. ¿Cómo hacemos para que esta revolución tecnológica de verdad beneficie a todas las personas? ¿Qué rol juegan las mujeres? ¿En qué medida estamos formando parte de esta revolución?
Investigaciones citadas por el World Economic Forum revelan que los hombres superan a las mujeres en el uso de IA generativa en todos los grupos de edad. En un estudio realizado a nivel mundial entre 25,000 trabajadores, 59 por ciento de los varones de entre 18 y 65 años afirmó utilizar herramientas de IA generativa al menos una vez a la semana, mientras que solo 51 por ciento de las mujeres dijo lo mismo. Entre los más jóvenes la brecha es aún mayor: 71 por ciento de adopción en los hombres contra 59 por ciento en las mujeres.
LA REVOLUCIÓN DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
La buena noticia es que la revolución de la inteligencia artificial es diferente. Muchas personas crecimos en una época donde el acceso a la tecnología de avanzada era simplemente un lujo solo al alcance de pocos. A diferencia de revoluciones anteriores, muchas de las herramientas de IA son gratuitas y accesibles para cualquier persona que tenga una computadora o un teléfono inteligente con conexión a internet. Su accesibilidad y relativa asequibilidad convierten a la IA en un catalizador de cambio para las mujeres.
Hoy no es necesario tener una licenciatura en informática para comenzar a usar esta tecnología. ¿Por qué juega un rol fundamental a la hora de equilibrar la balanza entre hombres y mujeres? Porque tiene la capacidad de democratizar el acceso a la información y la educación ofreciendo a niñas y jóvenes experiencias de aprendizaje personalizadas, con lo que se superan barreras geográficas y económicas. Herramientas como Lectura Guiada están mejorando la enseñanza del lenguaje y la comprensión de texto y aumentando la alfabetización en nuestra región y en todo el mundo. Más de 34 millones de estudiantes ya han podido aprovechar esta plataforma.
La revolución de la IA puede además fortalecer el espíritu emprendedor femenino y convertirse en una socia silenciosa de las mujeres emprendedoras que automatice tareas tediosas, analice datos para decisiones estratégicas y conecte con clientes más allá de las fronteras. Y está abriendo los horizontes y conectando a mujeres que trabajan en tecnología alrededor del mundo, a través de iniciativas como She Builds AI (“Ella construye IA”), para que desarrollen su potencial en IA, conecten con otras mujeres en ese campo y sean protagonistas en la construcción y evolución de esta tecnología desde el principio.
LA IA CONTRIBUYE AL CRECIMIENTO DE LAS MUJERES
También está mejorando su acceso a la salud a través de diagnósticos tempranos y más precisos y tratamientos personalizados. En febrero de este año Google anunció una alianza con el Instituto de Cáncer de la Mujer, fundado por el Instituto Curie; la Universidad PSL (Paris Sciences & Lettres); y el Inserm, el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia. El objetivo es aplicar la IA para predecir la progresión del cáncer y desarrollar tratamientos más efectivos.
A lo largo de la historia nos hemos acostumbrado a ver cómo los cambios estructurales llevan décadas. Pero hoy la IA acelera el cambio como nunca, y con su ayuda muchas de las barreras a las que se han enfrentado las mujeres en el camino a su progreso se están derribando: la falta de tiempo por la superposición de tareas y roles, limitaciones económicas, y hasta barreras geográficas. Solo hace falta la acción.
Este es el momento de activarnos y meternos en el tema. No esperemos a que alguien nos dé permiso o nos muestre el camino. La IA está aquí, ahora, y nos pertenece. Desde el aula hasta la sala de reuniones, desde el consultorio hasta el taller, incluso para organizar unas vacaciones soñadas en familia. Cada una de nosotras tiene un lugar en esta revolución.
No se trata de dominar la tecnología, sino de utilizarla para amplificar nuestras voces, multiplicar nuestras capacidades y potenciar nuestra mirada tan única y femenina en los ámbitos en los que interactuamos. No importa dónde estemos o cuántos recursos tengamos, la IA nos invita a experimentar, a crear, a innovar. Dejemos de preguntarnos cuál es nuestro papel y empecemos a escribirlo. N
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Adriana Noreña es vicepresidenta de Google para Hispanoamérica. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.