El papa Francisco ha denunciado este martes la “gentrificación” en las ciudades, que agrava el problema del acceso a la vivienda, y ha reconocido que en la Iglesia “persisten actitudes machistas y dictatoriales“. Estas reflexiones forman parte de su nuevo libro, La esperanza no defrauda nunca, publicado en México por Editorial Paulinas.
“Las fuerzas del mercado transforman en espacios de lujo para pocos lo que antes eran verdaderas comunidades para todos”, señala el pontífice en este volumen, editado por el periodista argentino Hernán Reyes.
FRANCISCO CRITICA A LA POLÍTICA, EL CAPITALISMO Y LA IGLESIA
Francisco advierte que una de las formas “más sutiles” de “desplazamientos forzosos” de familias históricas de un barrio es “la subida de alquileres sin control estatal, que en nombre de una supuesta libertad de mercado deja desamparadas a millones de personas“. Según Mario Bergoglio, las políticas habitacionales que antes brindaban vivienda a miles de trabajadores y vecinos han sido reemplazadas por una “voraz carrera de las fuerzas del mercado”, transformando comunidades inclusivas en “espacios de lujo para pocos”.
“Cada vez más zonas de las principales ciudades se vuelven ‘polos de moda’ en los que se reducen los lugares para quienes los habitaban históricamente. Los habitantes originales terminan siendo desplazados de modo que el lugar cambia por completo”, lamenta. Además, denuncia que las ciudades ofrecen “innumerables placeres y bienestar para una minoría feliz”, mientras “se barre debajo de la alfombra a los habitantes históricos”. Vincula esta problemática a “un capitalismo cada vez más salvaje” que fomenta “un individualismo exacerbado”.
LO ÚLTIMO EN MORIR ES LA ESPERANZA
El libro, de 96 páginas, aborda como tema central la esperanza frente a “la globalización de la indiferencia”, que alimenta “la cultura del yo” y reduce los espacios de pertenencia colectiva. Francisco es enfático en la diferencia entre optimismo y esperanza, definiendo esta última como “un antídoto contra el espíritu de desesperanza” y recordando que “la esperanza siempre tiene rostro humano”, lo que requiere afrontar con valentía y creatividad ciertas estructuras sociales.
Siento dolor y vergüenza por los daños irreparables causados a los niños, niñas y adultos víctimas de los abusos sexuales
En su análisis sobre la Iglesia, el Papa expresa: “Porque necesitamos esperanza, quiero reiterar que todavía siento dolor y vergüenza por los daños irreparables causados a los niños, niñas y adultos víctimas de los abusos sexuales, de conciencia y de poder por parte del clero en todo el mundo“. También critica la concentración de riqueza: “Hay demasiado dinero concentrado en las manos de muy pocos” y aboga por “políticas tributarias justas”. “Las estructuras de pecado hoy incluyen repetidos recortes de impuestos para las personas más ricas”, añade, defendiendo la tributación a los nuevos superricos como una medida “justa y necesaria” para revertir la creciente desigualdad.
El Jefe de Estado del Vaticano está en contra de la percepción de que los pobres son responsables de su situación o una “carga intolerable”, recordando que muchas personas en posiciones acomodadas lograron sus oportunidades gracias a instituciones públicas. “Es necesario que la política recupere su esperable rol de guía y control de las fuerzas del mercado”, sostiene.
Francisco también resalta el valor de la inmigración, calificándola como una fuerza positiva para las sociedades, y defiende “la esperanza de la gente obligada a abandonar su tierra”. Desde su experiencia personal, señala: “Soy hijo de inmigrantes y mi familia sintió en su cuerpo lo que es llegar a una ciudad desconocida“. Además, advierte sobre el uso de términos como “invasión” y “emergencia” que, según él, “parecen ser caballitos de batalla de unos pocos que se benefician electoralmente”.
He tratado de promover el ingreso de mujeres a la Curia romana y al Vaticano, pero eso no es un techo, sino un piso desde el que debemos seguir avanzando
Asimismo, reitera su condena a la gestación subrogada, a la que describe como parte de una “industria reproductiva”, y denuncia la violencia y discriminación hacia la mujer. En este contexto, reconoce que en la Iglesia “persisten actitudes machistas y dictatoriales”, aunque destaca los avances logrados en sus 12 años de pontificado. “He tratado de promover el ingreso de mujeres a la Curia romana y al Vaticano, pero eso no es un techo, sino un piso desde el que debemos seguir avanzando”, afirma, haciendo un llamado a “desmasculinizar la Iglesia“. N