Una nueva investigación revela que nuestro planeta está enfrentando una crisis global resultante de la creciente escasez hídrica y del empeoramiento de la calidad del agua.
Publicado el 23 de mayo en la revista Nature Climate Change, con autoría de investigadores de la Universidad de Utrecht, Países Bajos, el estudio recurrió a modelos hídricos globales para calcular la dimensión de la crisis que viviremos hacia finales del presente siglo.
Es indiscutible que el cambio climático está ocasionando graves problemas en el mundo entero. No obstante, el más preocupante de todos es la escasez de agua.
Desde una evaporación mucho más acelerada hasta patrones climáticos cada vez más previsibles, el consumo mundial de agua se ha vuelto mucho mayor que la reposición. Y eso sin considerar otros factores que contribuyen a esta pérdida, incluidos desde la contaminación hasta la calidad del agua. Por eso el nuevo estudio es el primero en tomar en cuenta tanto la cantidad como la calidad del agua.
“Está previsto que la escasez hídrica empeore de aquí en adelante, lo que amenaza a una creciente cantidad de personas en todo el mundo”, escribió en un comunicado el Dr. Edward R. Jones, autor principal del estudio y experto en hidrología, y agregó que es fundamental que centremos la atención en esta “crisis global de agua”.
“Estudios como el nuestro son muy importantes para cuantificar el impacto del cambio climático a gran escala, bien sea en términos climáticos o para la sociedad humana”, agregó el también candidato postdoctoral del Departamento de Geografía Física de la Universidad de Utrecht.
LA ESCASEZ HÍDRICA, UN PROBLEMA DE DIMENSIONES MAYORES
“Esperamos que nuestros hallazgos creen conciencia y motiven acciones para hacer frente a los problemas hídricos que encara la humanidad”, añadió Edward R. Jones. “Nuestra investigación demuestra que la escasez de agua es resultado de una combinación de cambio climático, mayores demandas de consumo y contaminación del agua. Por consiguiente, el problema también requiere de una combinación de acción climática, mayor eficacia en el consumo hídrico y reducción de la contaminación antropogénica”.
A partir de un modelo para cantidad y calidad hídrica, los investigadores corrieron simulaciones que sacaron a la luz más información sobre los desafíos del presente y del futuro.
Entre otros hallazgos, los investigadores descubrieron que hasta 55 por ciento de la población mundial vive en áreas que carecen de agua limpia durante un mes de cada año. Esta cifra, conforme empeoren las condiciones, podría elevarse a 66 por ciento hacia fines del siglo XXI.
Si bien la escasez de agua se ha vuelto un problema de escala mundial, la gravedad depende, en buena medida, de cada región. Por ejemplo, el equipo reveló que Estados Unidos ya está experimentado escasez hídrica varios meses del año, situación que también impera en muchos lugares de Europa Occidental.
Pese a lo anterior, la escasez de agua es mucho más grave en los países en desarrollo, donde la falta de este líquido vital persiste durante periodos mucho más prolongados del año.
“A futuro, la creciente escasez afectará, sobre todo, las poblaciones que viven en el Sur Global, particularmente en África subsahariana. Este hallazgo es consistente en los tres escenarios de cambio climático y social que analizamos, aun cuando el grado de escasez se modifica un poco”, afirmó Jones.
¿POR QUÉ IMPORTA LA CALIDAD DEL AGUA?
“Según nuestro peor escenario, dos terceras partes de esas poblaciones carecerán de agua limpia durante al menos un mes de cada año. Bajo condiciones más optimistas, observamos que el incremento absoluto de la escasez, proporcional a la población expuesta, puede ser menor. No obstante, dicho incremento sigue siendo en extremo preponderante en los países en desarrollo”.
Por otra parte, los autores señalaron que la calidad del agua contribuye grandemente a la escasez en todo el mundo. Y, hasta ahora, este aspecto no siempre ha estado representado en evaluaciones previas sobre la escasez del líquido.
“Un objetivo clave de nuestro estudio era normalizar la inclusión de la calidad del agua en las evaluaciones sobre escasez hídrica”, puntualizó el autor principal. “Comparada con la disponibilidad, la calidad del agua sigue siendo un factor ‘invisible’, a pesar de que garantizar la seguridad del líquido para consumo humano es fundamental para asegurar la disponibilidad de una cantidad adecuada”.
Jones añadió que aún queda mucho por hacer en esta área. En ese sentido, el científico señaló que el equipo ampliará su enfoque para tomar en cuenta más componentes del agua. Y, asimismo, hará nuevos análisis de la situación bajo condiciones mucho más extremas conforme empeore el cambio climático.
“Somos conscientes de que el cambio climático agravará la frecuencia y la magnitud de los fenómenos extremos (sequías, olas de calor e inundaciones), y bien sabemos que la calidad del agua es muy sensible a dichos eventos”, escribió Jones en el comunicado dirigido a Newsweek.
“En consecuencia, tenemos que expandir nuestro trabajo para cuantificar la calidad del agua bajo condiciones extremas, y explorar más a fondo los cambios en el uso y la disponibilidad sectorial del agua bajo esas condiciones”, determinó el especialista. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)