Los suplementos que tomas diariamente podrían estar cambiando tu comportamiento, en específico, los que contienen omega-3, según revela un grupo de psiquiatras que estudió a casi 4,000 personas.
En varias partes del mundo los adultos toman complementos de aceite de pescado que contienen grandes cantidades de omega-3. Desde su introducción se ha afirmado que estos suplementos proporcionan importantes beneficios de protección cardiovascular, a pesar de que sus efectos en el organismo no se han esclarecido por completo. Aun así, muchos investigadores han demostrado que los ácidos grasos omega-3 de esos productos también desempeñan una función crítica en el sistema nervioso.
Estudios previos han sugerido que la mala nutrición podría ser un factor importante para el comportamiento agresivo y violento. De allí que algunos científicos estén planteando la posibilidad de que los suplementos de omega-3 ayuden a reducir esas conductas problemáticas.
Para un reciente estudio en la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, los psiquiatras Adrian Raine y Lia Brodrick hicieron un metaanálisis de 29 estudios controlados y aleatorios que evaluaron los efectos de la suplementación omega-3 en la agresividad de una población muy diversa en términos de edad, género y duración de la terapia.
Los hallazgos de los autores serán divulgados en la edición septiembre-octubre 2024 de la revista Aggression and Violent Behavior, aunque una versión resumida ya se encuentra disponible en línea en el sitio de dicha publicación científica.
Según informan los autores, un total de 3,918 participantes fueron tratados con suplementos de omega-3; y en todos los grupos de estudio dicha suplementación se asoció con una reducción promedio de 22 por ciento en la conducta agresiva.
¿OMEGA-3 PARA REDUCIR LA AGRESIVIDAD?
“Me parece que ha llegado el momento de implementar la suplementación omega-3 a modo de intervención para reducir la agresividad, sin importar que la terapia se lleve a cabo en el entorno comunitario, en la clínica o en el sistema de justicia criminal”, afirmó Raine en un comunicado.
“Es evidente que el omega-3 no es la solución del problema de la violencia que afecta a la sociedad. Pero, ¿puede servir de algo? A partir de nuestros hallazgos tenemos la certeza de que lo es, por lo que debemos empezar a tomar acciones con base en el conocimiento que hemos adquirido”, agregó el documento.
No obstante, el metaanálisis que aquí nos ocupa incluyó muy contados estudios que hicieron un seguimiento real de los participantes tras concluir la suplementación.
Por esa razón, solo permite sacar conclusiones sobre los efectos a corto plazo del cambio en la agresividad. Al respecto, los autores escribieron: “La siguiente etapa consistirá en evaluar si el omega-3 puede reducir la agresividad a largo plazo”.
Por último, es importante resaltar que los autores de otro estudio reciente hallaron que los suplementos de pescado se asociaron con un mayor riesgo de trastornos del ritmo cardiaco e infarto cerebral en individuos que no tenían antecedentes conocidos de enfermedad cardiovascular.
No obstante, esos mismos investigadores también descubrieron una reducción del riesgo de infarto cardiaco y muerte en personas con padecimientos cardiovasculares preexistentes.
A todas luces, hacen falta muchos más estudios para confirmar los riesgos y beneficios de los complementos de omega-3, por lo que tu mejor opción es consultar con tu médico tratante antes de introducir este tipo de complementos en tu rutina de salud diaria. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)