Tijuana, B.C.- Maxo Dorvil es un migrante haitiano de 44 años que vive en Tijuana desde noviembre de 2023. Es periodista de profesión, carrera que desempeñó los últimos 19 años en la radio y prensa escrita, pero, por la falta de documentos que le permitan estar legalmente en México, recurrió a trabajar en la construcción. En los últimos tres meses se desempeñó como albañil para la empresa SHIOKA Arquigrupo, hasta el pasado viernes 19 de abril, fecha en que sufrió un accidente laboral que le fracturó cuatro dedos.
Maxo huyó de Haití solo, tuvo que dejar a su esposa e hijo para salir a buscar una mejor vida para ellos. La ola de violencia, las constantes amenazas y un par de atentados lo orillaron a buscar un mejor lugar para vivir él con su familia. Narró que al ser crítico con la mafia de su localidad le valió ser blanco fácil del crimen organizado.
“En la zona donde yo vivía, yo estaba construyendo una casa, pero los bandidos me pedían 200 mil dólares haitianos, pero no contaba con esa cantidad. Un día, mientras yo salía de mi casa, dos personas en motocicleta vinieron a pararme, yo los vi por el retrovisor de mi vehiculo, yo inicié la marcha del vehiculo y me alejé de ellos, pero me emboscaron en otra ruta, y dispararon en el parabrisas. Después de eso tuve que mudarme a otra casa, abandonando la casa que estaba construyendo, pero investigaron la ubicación de la nueva casa. Un día que salí de la radio para irme a casa, al llegar para abrir el portón, dos motorizados se me acercaron, tal vez eran los mismos, yo dejé mi carro y salí huyendo”, compartió Maxo.
Desde ese día se fue de ese lugar para no volver. Tramitó una visa para Cuba, y de ahí solicitó visa para México. Detalló que a su llegada a Tijuana, sin un trabajo fijo y con gastos por solventar como renta y comida, aceptó ir a trabajar con su amigo en la construcción.
Acerca del día de los hechos, describió que el viernes por la mañana se disponían a hacer la mezcla de cemento. La máquina revolvedora se encontraba apagada por lo que el posó su mano sobre ese aparato, sin darse cuenta, otro compañero la puso en marcha para comenzar a mezclar cemento, y fue en ese instante que la revolvedora le prensó cuatro dedos de la mano derecha.
Durante cerca de 25 minutos estuvieron sus dedos prensados hasta que desarmaron la revolvedora para poder liberarlo; después de eso sus compañeros lo trasladaron a Cruz Roja donde esa misma tarde fue dado de alta.
El diagnóstico fueron cuatro dedos fracturados. Está en riesgo de perder uno por el daño que sufrió. En Cruz Roja le indicaron que para salvar los dedos restantes, era necesario someterlo a una intervención quirúrgica, sin embargo, no cuenta con recursos económicos.
Explicó que la empresa solo pagó el primer día de consulta médica, y le dijeron que a partir de ese momento todo dependía de él, que una vez que pague el medicamento y la cirugía, le lleve las facturas a la empresa para que ellos le reembolsen lo que gastó. Su sueldo también lo retuvieron, le dijeron que para pagarle la semana era necesario que acudiera todos los días, aunque no pudiera hacer nada. Sin embargo el dolor le impide acudir diariamente.
La experiencia de Maxo pone en evidencia la situación que vive la comunidad migrante al no tener acceso a servicios de salud pública. Él no tiene posibilidad de acceder a un trabajo con prestaciones porque el gobierno mexicano dejó de entregarles documentos que les permitan una estancia como es la clave CURP.
Evans Louis, presidente de la Asociación Fronteriza de Apoyo a Niños y Migrantes (AFANMI) indicó que, dado que la comuniad haitiana suele dejar el país para cruzar a Estados Unidos, el gobierno de México consideró un gasto innecesario y ya no les entrega esta clave CURP como lo hace con migrantes de otras nacionalidades.
Maxo no cuenta con la cita de CBP One por lo que Evans Louis se encuentra buscando la manera de buscar agilizar el asilo y pueda ser atendido por sus familiares que viven en el vecino país, mientras tanto, está buscando la manera de darle atención médica en Tijuana con el apoyo de organizaciones civiles.
Evans agregó que la comunidad haitiana es más vulnerable de vivir estas experiencias, principalmente por no hablar español, ya que la mayoría habla francés o criollo haitiano, por lo que tienen pocas posibilidades de recibir defensa.
Además, aseguró que en materia laboral no es un caso aislado, ya que hay otros haitianos que han sufrido accidentes laborales y las empresas no se hacen responsables. Dijo que son al menos cuatro casos que tiene registrados en los últimos cinco años.
La comunidad que se interese en apoyar con los gastos médicos pueden llamar directamente a Evans Louis al número 664-571-68-22. N