Parece que se ha esclarecido el misterio de la supervivencia de los tardígrados en los ambientes más extremos que quepa imaginar. También conocidos como osos de agua o cerditos de musgo, los tardígrados son animales microscópicos capaces de resistir condiciones que serían fatales para la mayor parte de los seres vivos: desde temperaturas extremas, presiones muy elevadas o bajas, ausencia de aire, radiación, deshidratación e, incluso, el vacío del espacio.
Ahora, en un artículo publicado este 12 de abril en la revista Current Biology, un equipo de científicos detalla, específicamente, cómo estos resistentes animales pueden sobreponerse a la radiación.
Los tardígrados son seres diminutos que miden apenas medio milímetro de largo y viven en una gran variedad de entornos. Si bien es común que habiten en musgos, hojarascas, agua dulce y en sedimentos marinos, también se han encontrado en aguas termales supercalientes, en las cumbres de los Himalaya y a más de 4,000 metros bajo la superficie del mar.
Los osos de agua pueden resistir condiciones asombrosamente extremas. Entre otras cosas, son capaces de soportar varios minutos en temperaturas que oscilan desde los -272 grados centígrados hasta 171 grados centígrados, y pueden pasar décadas sin comer ni beber gracias a que reducen su contenido de agua a menos de 1 por ciento de lo normal, entrando en un estado conocido como criptobiosis, en el que, prácticamente, interrumpen sus actividades metabólicas.
EL INCREÍBLE Y POCO CONOCIDO HYPSIBIUS EXEMPLARIS
Ahora bien, los extraños tardígrados también resisten niveles de radiación enormes, hasta mil veces la cantidad que acabaría con la mayor parte de los seres vivos. Y es que la radiación daña el ADN tanto de los humanos como el de otros animales y da origen a mutaciones y cánceres, además de quemar los tejidos del cuerpo.
A decir del artículo de Current Biology, una especie particular de tardígrado —denominada Hypsibius exemplaris— tiene la capacidad de corregir el daño del ADN amplificando la expresión de los genes que lo reparan.
“Lo que vimos fue asombroso”, explicó en un comunicado el Dr. Bob Goldstein, profesor distinguido e investigador de tardígrados en la Universidad de Carolina del Norte (UNC, por sus siglas en inglés) Chapel Hill. “Estos animales son capaces de hacer algo que jamás imaginamos”.
Lo que hacen es inundar sus cuerpos con moléculas reparadoras de ADN, las cuales corrigen cualquier daño ocasionado por la exposición a la radiación intensa. Aun cuando nosotros también poseemos genes que reparan el ADN, los nuestros se expresan en niveles mucho más bajos que en los cerditos de musgo.
“Los tardígrados responden de manera increíble a la radiación y, al parecer, ese es el secreto de su habilidad extrema para sobrevivir”, agregó en un comunicado la Dra. Courtney Clark-Hachtel, profesora asistente de biología en UNC Asheville y candidata postdoctoral en el laboratorio de Goldstein.
¿POR QUÉ LOS TARDÍGRADOS SON CAPACES DE SOPORTAR SUPERNIVELES DE RADIACIÓN?
“Lo que estamos descubriendo sobre la capacidad de los tardígrados para sobreponerse a los daños de la radiación podría conducir a estrategias novedosas para proteger de la radiación a otros animales y microorganismos”, añadió la especialista.
Los investigadores también hallaron que los osos de agua aumentan la expresión de sus genes reparadores de ADN como respuesta a la radiación en vez de mantenerlos en niveles elevados todo el tiempo.
“Creemos que la capacidad de los tardígrados para percibir radiaciones ionizantes es lo que desencadena la activación masiva de los genes específicos de sus vías de reparación de ADN, lo que tal vez represente una solución evolutiva para mantener su integridad genética”, escribieron los autores en su artículo.
Según un artículo en proceso de publicación —aunque ya compartido en línea en la revista eLife—, otro equipo de investigadores que trabaja en Francia obtuvo resultados parecidos en experimentos completamente independientes que, además, condujeron al descubrimiento de una nueva proteína con la que estos animales protegen su ADN de los daños de la radiación.
“Estamos muy entusiasmados de saber que los resultados de cada equipo validan los hallazgos de ambos laboratorios”, concluyó Goldstein. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)