Desde los conflictos en Ucrania y Oriente Medio hasta el daño ambiental de una mina de sal en Brasil, los tribunales de La Haya, en los Países Bajos, son el epicentro de las batallas jurídicas del mundo.
Los Países Bajos cuentan con una sólida tradición jurídica y además son sede de muchas multinacionales y organizaciones internacionales, por lo cual se han convertido en un hervidero de litigios internacionales. En los primeros meses de 2024, las decisiones de los tribunales de La Haya sobre la invasión rusa de Ucrania y la guerra de Israel en Gaza acapararon la atención mundial.
A principios de marzo, la Corte Penal Internacional (CPI) emitió órdenes de arresto contra dos altos mandos militares rusos. Hace un año, la CPI había emitido una orden de arresto contra el presidente de Rusia, Vladimir Putin, por la “deportación ilegal” de niños ucranianos.
En enero, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el máximo tribunal de la ONU, ordenó a Israel que impida cualquier acto de genocidio en Gaza y permita la entrada de ayuda humanitaria al territorio palestino. En febrero, un tribunal local dictó una sentencia histórica que ordenó a los Países Bajos que dejara de exportar piezas de aviones de combates F-35 hacia Israel.
Ese mismo mes, varias familias de Maceió, una ciudad de Brasil devastada por una serie de temblores atribuidos a la explotación de una mina de sal, demandaron reparaciones al gigante petroquímico Braskem, ante un tribunal de Róterdam.
“ES MÁS FÁCIL PRESENTAR DEMANDAS EN LOS PAÍSES BAJOS”
En los últimos años los tribunales neerlandeses también han acogido pugnas legales por temas medioambientales, incluyendo la querella presentada por la oenegé Milieudefensie, que terminó con una orden de la corte para que el gigante petrolero Shell reduzca sus emisiones de CO2.
“Potencialmente es más fácil presentar demandas en los Países Bajos. El listón jurídico para iniciar una acción colectiva es relativamente bajo en los Países Bajos, lo que facilita que las oenegés presenten querellas de interés público ante los tribunales neerlandeses”, dijo Cecily Rose, profesora adjunta de Derecho Internacional Público en la Universidad de Leiden, para explicar esa singularidad neerlandesa.
Para León Castellanos-Jankiewicz, investigador del Asser Institute, la razón por la cual casos con implicaciones internacionales llegan habitualmente a tribunales neerlandeses radica en que el país es la sede de grandes empresas multinacionales, como Shell, Unilever o Heineken.
“Estas multinacionales están sujetas a la legislación neerlandesa y por ende, los tribunales neerlandeses tienen jurisdicción. Los Países Bajos tienen una tradición de poner un énfasis en el desarrollo del derecho internaciona”, agregó el experto.
Su infraestructura y la percepción de que los Países Bajos son “terreno neutral” también convierten a estos tribunales en una opción atractiva para las partes que buscan una solución imparcial, según los expertos.
CIUDAD DE LA PAZ Y LA JUSTICIA: LA HAYA Y SUS BATALLAS JURÍDICAS
Los Países Bajos acogieron varios tribunales internacionales y a organismos como la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) y Europol, lo que se “inserta” en el panorama jurídico neerlandés, señalaron los expertos.
La Haya, lugar de las batallas jurídicas, se ha forjado una reputación como la “ciudad de la Paz y la Justicia” al albergar el primer órgano internacional de justicia, el Tribunal Permanente de Arbitraje, fundado en 1899.
Esta corte que sigue existiendo fundó las bases para otras organizaciones que funcionan en la ciudad como la CIJ, establecida después de la Segunda Guerra Mundial y la CPI, que abrió sus puertas en 2002.
“Los casos presentados ante estas jurisdicciones son completamente independientes de los tribunales neerlandeses, ya que pertenecen al sistema de la ONU, amplifican muchas cuestiones de interés mundial”, afirmó Castellanos-Jankiewicz. N