Una investigación reciente afirma que las parejas del mismo género son significativamente mejores que las heterosexuales cuando se trata de negociar y dividir el trabajo doméstico de manera equitativa.
En el caso de los hogares heterosexuales, es común que las mujeres lleven a cuestas la mayor parte del trabajo doméstico y la atención infantil, lo que muchas veces resulta en tensiones de pareja, agotamiento y problemas de salud para quien carga con la mayor responsabilidad.
En cambio, las parejas homosexuales recurren a tres mecanismos para evitar tensiones y distribuir las labores de casa de una manera más justa. Al menos eso afirma una investigación publicada recientemente en la revista LGBTQ+ Family: An Interdisciplinary Journal.
“Observamos que, aun cuando las parejas del mismo género tienen diversos sistemas para dividir el trabajo, dicha división no siempre es equitativa”, escribieron las autoras. “Pese a ello, casi cada pareja participante consideró que su DTD [división del trabajo doméstico] era justa. Y, en nuestra opinión, los tres factores clave que han contribuido a que esas parejas hagan una DTD ‘justa’ —si bien, no equitativa— son: flexibilidad en la asignación de tareas; comunicación; y atribuir al trabajo no remunerado el valor que tiene el sí remunerado, pero en términos de un acto de amor que puede tener significación cultural”.
La investigación halló que, en vez de dividir el trabajo doméstico estrictamente por la mitad, la pareja del mismo género suele distribuir el trabajo de una manera que genera un sentimiento de justicia e igualdad, explicaron Alice Beban y Glenda Roberts (autoras del artículo e investigadoras en sociología de la Universidad de Massey, Nueva Zelanda) en un ensayo enviado a The Conversation.
¿POR QUÉ LA PAREJA DEBE CAMBIAR LA RUTINA DEL TRABAJO DOMÉSTICO?
A decir del estudio, una forma como las parejas del mismo género logran este objetivo consiste en cambiar las rutinas. Es decir, en vez de acordar que cada integrante de la pareja realice siempre las mismas tareas, ambos seleccionan las distintas labores con base en sus necesidades de tiempo, sus preferencias personales y su disponibilidad. Por supuesto, el prerrequisito es que las dos partes sean flexibles y que, en caso necesario, ambas estén dispuestas a modificar o intercambiar tareas.
Algunas de las parejas homosexuales que participaron en la investigación señalaron que si un miembro siempre asumía una tarea mientras que el otro siempre se hacía cargo de otra labor —como cocinar o recoger a los niños en la escuela—, el sistema podía provocar que la relación se volviera rígida y dependiente, cosa que todos querían evitar a cualquier precio.
El estudio reveló otro factor de importancia crítica: la comunicación. Las parejas que mantenían una comunicación honesta en cuanto a las tareas y el trabajo doméstico tenían más probabilidades de considerar justa su DTD; en tanto, los participantes cuya comunicación era más crítica o agresiva manifestaban un mayor grado de inconformidad.
Al respecto, las autoras determinaron que las tensiones de pareja aumentan de manera importante cuando una de las partes manifiesta sentirse culpable de no participar lo suficiente, o bien, se resiente de llevar a cuestas la mayor parte del trabajo. El tercer mecanismo con que las parejas del mismo género logran un sentimiento de equidad consiste en hablar del valor que tiene el trabajo no remunerado.
RECONOCER EL ESFUERZO DE LA TAREA NO REMUNERADA
Las investigadoras observaron que las parejas homosexuales tratan de valorar las tareas no remuneradas (cocinar o lavar la ropa) como si fueran remuneradas. Y eso, muchas veces, no consiste en otra cosa que reconocer el esfuerzo que supone la tarea no remunerada o manifestar agradecimiento a quien se encarga de dichas tareas.
“Puede que no disfrutemos de las tareas domésticas, pero los dos las valoramos por igual. Ambos pensamos que son importantes”, afirmó un participante del estudio.
En esencia, reconocer el esfuerzo que representa el trabajo doméstico, y comunicar lo que siente cada integrante de la pareja en cuanto al trabajo que realiza y la división de tareas, pueden resultar en muchas menos tensiones de relación.
“La mayoría de los participantes explicó la división de tareas como una decisión práctica; fundamentada no en el género, sino en la disponibilidad y las preferencias. Esto respalda la teoría de que los recursos y la disponibilidad de tiempo determinan la percepción de equidad. Sin embargo, todos los participantes eran conscientes de que el género moldeaba sus relaciones, de allí que algunos hicieran todo lo posible para eliminar el género y la heteronormatividad a través de las labores domésticas que asumían”, escribieron las autoras.
Las investigadoras confían en que estos hallazgos ayudarán a las parejas heterosexuales a distribuir las tareas domésticas de una manera más equilibrada y menos dependiente del género; lo cual, a su vez, podría conducir a menos tensiones de relación.
“Nuestro estudio contribuye a la teorización académica en cuanto a la manera como las familias LGBTQ+ “hacen género” y “hacen heteronormatividad” mediante el trabajo no remunerado, lo que reafirma la importancia del análisis interseccional para entender la percepción —y la práctica— de las tareas domésticas”, concluyeron las autoras. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)