La Responsabilidad Ampliada del Productor (EPR) en algunos países, impone a los productores la obligación de no solo concebir y fabricar productos eficientes y sostenibles, sino también de asumir un compromiso activo en la gestión de los residuos generados por sus creaciones. Esta responsabilidad abarca la recolección, tratamiento y eliminación de los residuos, trascendiendo incluso la etapa de venta al consumidor.
En este sentido, José Carmelo Zavala, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental A.C., considero que se debe aplicar también una logística inversa, es decir, que el productor tenga mayor interés en que sus etiquetas o envases no sean parte de la contaminación en ríos, taludes o finalmente en el mar, ya que en la mayoría de los casos la responsabilidad del productor termina cuando la población adquiere el producto.
“Cuando se distribuyen los productos que tienen valor, pueden llegar hasta la más lejana colonia o comunidad rural. Una vez que se consumen los empaques y embalajes quedan dispersos porque no hay una motivación económica para que se regresen para esa logística inversa”, afirmó.
Datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) consideran al sector de envasado y empaquetado como el mayor generador de desechos de plástico de un solo uso en el mundo. El 85% de estos termina en vertederos o como residuos gestionados de forma inadecuada.
“Que al productor le importe enfrentar una publicidad negativa cuando sus envases sean parte de la contaminación, que el consumidor lo vea como una ofensa al medio ambiente o a la salud pública. Si la responsabilidad recae en el productor, puede servir de motivación para que considere soluciones desde el origen del embalaje de sus productos”, reiteró.
La ONU también estima que en el mundo se compran un millón de botellas de plástico cada minuto y se usan hasta 5 billones de bolsas de plástico al año a nivel global. En general, la mitad de todo el plástico producido se diseña para usarlo una vez y después tirarlo.
El director del CIGA señaló que el concepto de responsabilidad ampliada está enfocado en reducir la cantidad de residuos que terminan en los basureros o mal gestionados, un ejemplo, dijo, es el plástico “Las estadísticas muestran que solo se ha reciclado el 9 % de todo el desecho de plástico que se ha producido a lo largo de la historia, el 12 % se ha incinerado, mientras que el 79% restante, se encuentra acumulado en rellenos sanitarios o en el medioambiente y eso se traduce en dinero enterrado”, detalló.
“Este enfoque que podemos llamar progresista impulsa a buscar soluciones más allá de calidad y utilidad de sus productos, como diseños y procesos de fabricación más sostenibles y reciclables. Una implementación efectiva también puede ayudar a las empresas a reducir sus costos de producción y mejorar su imagen de marca”, explicó.
La responsabilidad extendida no solo debe fortalecer la conciencia ambiental de los productores, también debe establecer un estándar elevado de las responsabilidades de autoridades de los tres niveles de gobierno, obligadas a diseñar políticas públicas para avanzar a un entorno más sostenible y equitativo para las generaciones venideras. N