El Tren Maya, obra turística emblemática del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se inauguró este viernes 15 de diciembre luego de ser, desde su anuncio, uno de los proyectos más controvertidos y polémicos de la actual administración al ser acusada por ambientalistas de provocar un ‘ecocidio’.
“Es una obra magna” que se construyó “en tiempo récord”, dijo López Obrador en su conferencia matutina. El mandatario informó que la operación inicia entre Campeche y Cancún.
Se trata del primero de siete tramos que recorrerán en total 1,554 km alrededor de la península de Yucatán. El trayecto de Campeche a Cancún dura 5 horas con 28 minutos, y de Cancún a Campeche, 5 horas con 50 minutos. El tiempo del segundo traslado se debe a que hay paradas en las estaciones Valladolid y Mérida de ocho minutos cada una.
Los destinos en su totalidad serán operativos en el primer trimestre de 2024. El proyecto, cuya construcción arrancó hace cinco años, recibe el banderazo de salida a seis meses de las elecciones presidenciales.
EL TREN MAYA, EL PROYECTO QUE PRETENDE DETONAR ECONOMÍA EN EL SUR DE MÉXICO
El gobierno presupuestó originalmente 150,000 millones de pesos para la obra. Sin embargo, sufrió modificaciones y parálisis temporales por demandas durante su ejecución, a cargo del Ejército mexicano y empresas privadas. Sin embargo, el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) estima que el costo se multiplicó hasta los 30,000 millones de dólares.
El tren, cuyos vagones fueron construidos por la empresa francesa Alstom en su planta de Ciudad Sahagún, representa uno de los principales proyectos de infraestructura del gobierno de López Obrador. A este se suman la refinería en Tabasco, el nuevo aeropuerto que sirve a Ciudad de México y un corredor interoceánico, que se construye como alternativa al Canal de Panamá.
El mandatario de México asegura que el proyecto —que en una segunda fase incluirá vagones de carga— detonará la economía del sureste del país, una región históricamente rezagada frente al industrializado norte, fronterizo con Estados Unidos.
Previo a la inauguración, el gobernante dijo que el Tren Maya, que combinará trenes eléctricos y de biodiésel, tendrá un efecto multiplicador en el resto de México, al subrayar que varios insumos fueron fabricados localmente.
UNA OBRA POLÉMICA
El paso del Tren Maya incluye partes de la paradisiaca Riviera Maya, que abarca una región selvática considerada la segunda reserva forestal de América Latina después de la Amazonia, así como cenotes (pozos de agua dulce) y ríos subterráneos.
Activistas y organizaciones ambientales sostienen que la obra daña dicho ecosistema, e incluso en su protesta lograron paralizarla temporalmente la obra mediante recursos judiciales que denunciaban un “ecocidio”.
En diciembre de 2018, López Obrador aseguró que no se iba a talar un solo árbol con la construcción de Tren Maya. Cinco años después, un análisis de imágenes satelitales muestra que, al menos, se han deforestado 6,659 hectáreas como consecuencia de las obras realizadas, informó el portal de noticias Animal Político.
El análisis de las imágenes satelitales realizado por CartoCrítica muestra que para junio de 2023 había 10,831 hectáreas ocupadas para alguna obra relacionada con el Tren Maya, el 61 por ciento de esa superficie fue deforestada. Eso significa que 6,659 hectáreas que tenían cobertura forestal en 2018, ahora lucen sin vegetación, indicó el mismo medio.
En su lugar hay vías férreas o se construyen estaciones, paraderos, zonas de electrificación, patios de maquinaria, caminos de acceso o son áreas que se utilizan como bancos de material.
EL TREN MAYA, UN ASUNTO DE “SEGURIDAD NACIONAL”
Pese a las protestas, López Obrador emitió un decreto que declara sus obras de infraestructura como asunto de “seguridad nacional” y la construcción siguió adelante. Greenpeace y otras oenegés han alertado que el tren amenaza con contaminar en particular cenotes y ríos subterráneos.
También señalan que el suelo puede colapsar por el peso de la estructura, además de afectar flora y fauna. “La ruta planteada, la falta de permisos, estudios, y las omisiones en el proyecto del Tren Maya, ponen en grave riesgo a la flora y fauna. Especies como el jaguar, y muchas otras están en peligro de extinción, se están quedando sin su único hogar”, explicó Greenpeace.
López Obrador afirma que el desarrollo inmobiliario, la agricultura industrial y el turismo en las regiones indígenas y rurales sacarán de la pobreza al sureste de México. Sin embargo, “esa región desde hace mucho tiempo ha sido abandonada por el gobierno federal”, argumenta la misma organización.
El Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han arremetido contra El Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) por lanzar la construcción sin Manifestaciones de Impacto Ambiental adecuadas. Además de “violar los derechos de las comunidades indígenas y amenazar el diverso patrimonio biocultural del país”.
A partir de 2024, el recorrido del Tren Maya incluirá regiones de Chiapas, Campeche, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo. Durante la ruta habrá paraderos, así como 16 estaciones cercanas a zonas turísticas y aeropuertos. N