La preparación y consumo del ceviche de Perú, el bolero o el poncho para’í de Paraguay, el canto lírico de Italia y el taparrabos figuran entre las decenas de tradiciones que deben ser inscritas esta semana en el patrimonio inmaterial de la Unesco. También aspiran a este reconocimiento la fiesta de Ch’utillos de la ciudad boliviana de Potosí, el festival de la tortuga marina de Armila en Panamá y la tradición de los Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes en la Caucagua, Venezuela.
El Comité Intergubernamental de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial se reúne desde el lunes 4 de diciembre en Kasane, en el norte de Botsuana.
Del martes al viernes debe validar la inscripción de 55 nuevos elementos. Estos son presentados desde el punto de vista de tradiciones de la comunidad, explica esta organización de la ONU.
LAS TRADICIONES QUE ASPIRAN SER PATRIMONIO INMATERIAL
De todas ellas, una de las más conocidas es el ceviche, el popular plato de pescado crudo marinado en limón, cuyas “prácticas y significados asociados a la preparación y consumo” constituyen una “expresión de la cocina tradicional peruana”. Cuba y México defienden conjuntamente la candidatura del bolero. El propósito es reconocerlo como “identidad, emoción y poesía hechas canción”.
Paraguay propone la inclusión del poncho para’í, una vestimenta de confección artesanal que se ha transmitido oralmente de madres a hijas. Los expertos también deben aprobar “la práctica del canto lírico” en Italia. Esta ha sido “transmitida oralmente entre un maestro y un alumno”.
También buscan un lugar las “técnicas tradicionales relacionadas con el tejido de taparrabos” en Costa de Marfil. Se suman también las “pinturas de los rickshaw” y los pequeños vehículos decorados de tres ruedas típicos que transitan por la capital de Bangladés, Daca.
UNA REPRESENTACIÓN GEOGRÁFICA HOMOGÉNEA
Azerbaiyán, Irán, Uzbekistán y Turquía pugnan por inscribir en el patrimonio cultural inmaterial la tradición del iftar, la comida nocturna con la que se rompe el ayuno durante el mes musulmán del ramadán.
Colombia, en una variada candidatura conjunta con Chipre, Alemania, Kirguistán, Luxemburgo, Nigeria, Eslovenia y Togo, quiere el reconocimiento de las habilidades y las prácticas de las comadronas que ayudan a las mujeres antes, durante y después del parto.
No es casualidad, defiende la Unesco, ya que la convención del patrimonio cultural inmaterial proyecta “una representación geográfica homogénea” de los distintos continentes, según su subdirector general de cultura, Ernesto Ottone.
Adoptado en 2003 y entrada en vigor en 2006 tras la ratificación de 30 Estados miembros, inicialmente el texto “no estaba respaldado por grandes países del Norte” que temían que algunos Estados intentaran acaparar las tradiciones culturales compartidos por otros, explica.
676 TRADICIONES RECONOCIDAS
Pero “se produjo lo contrario” y actualmente hay 180 países firmantes del texto, celebra Ottone. En 2021, 16 países de cultura musulmana apoyaron la inscripción de la “caligrafía árabe”. Otros 24, tanto del Norte como del Sur, respaldaron el reconocimiento de la cetrería, la cría de aves rapaces.
De las 676 tradiciones reconocidas en esta lista, solo un 38 por ciento proceden de países del Norte, contra un 47 por ciento en la lista de patrimonio mundial, según Ottone.
Algunos son muy conocidos como la pizza napolitana (2017), el tango rioplatense (2009), la capoeira brasileña (2014) o el flamenco español (2010). Pero la Unesco prefiere destacar los bienes culturales salvados por la convención como el “noken”, una bolsa tradicional confeccionada por los papúes de Indonesia a partir de plantas y hojas trenzadas que, tras ser inscrita en 2012, experimentó un crecimiento del número de fabricantes.
Lo mismo ocurrió con la tradición del “mapoyo”, el nombre de una etnia de Venezuela que transmite su historia oralmente de padres a hijos. Camino de la extinción, la tradición se reforzó cuando fue reconocida en 2014, afirma la Unesco. N
(Con información de AFP)