Al despertarse una mañana de octubre, Ellis, una adolescente de 14 años de Texas, tenía varias llamadas perdidas y mensajes de texto con imágenes de ella desnuda que circulaban en las redes sociales, pero que resultó ser pornografía falsa. Y es que la inteligencia artificial (IA) hace que los llamados “deepfakes” (videos, imágenes o audios generados que imitan la apariencia y el sonido de una persona) sean cada vez más realistas.
Las fotos falsas (basadas en su cara real y un cuerpo desnudo superpuesto) habían sido enviadas a compañeros de clase que difícilmente podían imaginarse el engaño. Las imágenes originales de Ellis y su amiga, quien también fue víctima, fueron tomadas de Instagram, contó la estudiante de secundaria.
Y no solo las de ellas, sino las de otras compañeras de clase. Después las fotos se compartieron en la aplicación móvil Snapchat. “Parecía real, como si los cuerpos desnudos parecieran cuerpos reales. Recuerdo haber estado muy asustada”, dijo la adolescente.
A medida que se desarrolla la IA, también lo hace la pornografía deepfake, con imágenes y videos hiperrealistas que pueden crearse con un mínimo esfuerzo y dinero, lo que ha provocado escándalos y acoso en varios centros de enseñanza secundaria de Estados Unidos. Las autoridades intentan suplir la falta de una legislación federal que prohíba la práctica.
“Las niñas no paraban de llorar y llorar. Estaban muy avergonzadas. No querían ir alcolegio”, declaró Anna McAdams, la madre de Ellis, quien se sorprendió de lo realistas que parecían las imágenes.
ES DIFÍCIL LOCALIZAR A LOS CREADORES DE PORNOGRAFÍA FALSA
La práctica se ha extendido, aunque no se sabe cuánto. A finales de mes, estalló otro escándalo de desnudos falsos en un centro del estado nororiental de Nueva Jersey.
“Esto sucederá cada vez con más frecuencia”, afirmó Dorota Mani, madre de una de las víctimas, también de 14 años. Añadió que puede haber deepfakes pornográficos en internet de una persona sin que ella lo sepa, y que solo se investigan cuando las víctimas hablan.
“Muchas víctimas ni siquiera saben que hay fotografías y no podrán protegerse, porque no saben de qué”, se queja.
Según los expertos, la ley ha tardado en ponerse al día con la tecnología, pese a que desde hace años existen versiones más crudas de pornografía falsa, a menudo de personas famosas. Ahora, sin embargo, cualquier persona con una foto de Linkedin puede ser una víctima.
Se sabía “que se iba a utilizar de esta manera”, declaró Henry Farid, profesor de informática en la Universidad de California, Berkeley. El mes pasado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó un decreto sobre IA que pide al gobierno generar barreras “contra la producción de material de abuso sexual infantil y contra la producción de imágenes íntimas no consensuadas de individuos reales”.
En muchos casos ha resultado difícil localizar a los creadores de algunas imágenes, pero eso no debería impedir que las empresas de inteligencia artificial detrás de ellas o las plataformas de las redes sociales donde se comparten rindan cuentas, estima Farid.
El problema es que no existe una legislación nacional que restrinja esta pornografía y sólo un puñado de estados han aprobado leyes que la regulan. “Aunque se superponga tu cara a un cuerpo, el cuerpo no es realmente tuyo”, dijo Renee Cummings, especialista en ética de la IA.
Esto puede crear una “contradicción en la ley”, explicó el profesor de la Universidad de Virginia, ya que se puede argumentar que las leyes existentes que prohíben la distribución de fotografías sexuales de alguien sin su consentimiento no se aplican a los deepfakes.
LAS FOTOS PUEDAN RESURGIR EN INTERNET
Además, quien tenga “un teléfono inteligente y unos pocos dólares” puede tomar las imágenes y muchas de las víctimas, principalmente mujeres y adolescentes, “tienen miedo de hacerlas públicas”.
La pornografía deepfake “puede destruir la vida de alguien”, reconoció Cummings, citando a víctimas que han sufrido ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático. En Texas, la policía interrogó a Ellis, pero la situación parece haber tomado desprevenidos a los sistemas educativo y judicial.
“Me destroza que no tengamos elementos para decir: ‘Sí, eso es pornografía infantil'”, dijo McAdams, su madre. La compañera de clase que creó las fotos de Ellis fue expulsada temporalmente, pero la víctima dejó de ser sociable y extrovertida. Vive con “ansiedad” y ha pedido cambiarse de colegio.
“No sé cuántas personas podrían haber guardado las fotos y haberlas enviado. No sé cuántas fotos tomó. Mucha gente podría haberlas conseguido”. A su madre le preocupa que las fotos puedan resurgir en internet porque podría “afectarles por el resto de sus vidas”. N