La industria acerera ha sido, históricamente, una de las más relevantes en el desarrollo económico e industrial de muchos países. México no es la excepción. Durante décadas, la industria acerera mexicana ha tenido un papel crucial en la consolidación de sectores tan variados como el de la construcción, el automotriz, el de manufactura, entre muchos otros.
La producción de acero en México tiene sus orígenes a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando las primeras empresas siderúrgicas comenzaron a establecerse. Sin embargo, fue durante el periodo de sustitución de importaciones, en la mitad del siglo XX, cuando la industria tuvo un auge considerable, apoyada por políticas gubernamentales que buscaban la autosuficiencia y el desarrollo industrial interno.
En las últimas décadas la industria acerera mexicana ha enfrentado diversos desafíos. La apertura comercial y la globalización han llevado a una competencia más intensa, especialmente con productores asiáticos que ofrecen acero a precios muy competitivos. La asociación Mundial del Acero, Worldsteel informó que en 2021 México produjo 18.5 millones de toneladas de acero crudo. Para 2022 se indicó que esta cifra había cambiado a 18.2 millones de toneladas. Pese a la baja México se encuentra entre las primeras 15 posiciones en producción dentro de los 64 países que reportan a esta asociación.
En el portal de internet somosindustria.com se lee: “México cuenta con minas en 11 estados de la república, entre los que destaca Coahuila, que produjo 4.89 millones de toneladas del material en 2020. En segundo sitio se ubicó Michoacán con 3.74 millones de toneladas y luego Nuevo León con 2.84 millones de toneladas de materias primas. Otros estados que cuentan con minas de acero son Veracruz, San Luis Potosí, Puebla, Hidalgo, Tlaxcala, Estado de México, Jalisco y Baja California”.
En exclusiva para Newsweek Baja California, Roberto Gutiérrez Díaz presidente de la Confederación Nacional de Distribuidores de Acero (CONADIAC), radicado en Tijuana, indicó que la construcción es uno de los principales indicadores de cómo está la industria del acero. “En este año 2023, los que nos dedicamos a este tema (el del acero) hemos visto una caída bastante considerable en la cuestión de la demanda general, así como en los precios […] existe un parámetro llamado lámina caliente, que a finales de 2019 e inicios de 2020 llegó a estar en un promedio de 482 dólares, durante pandemia subió a 2125/ 2200 dólares aproximadamente por tonelada […] a partir de 2023 esto ha venido a la baja, ya que actualmente estamos en 750 dólares por tonelada. Esto tiene que ver con la oferta y la demanda, los inventarios, los costos (materias primas, si es chatarra o acero de mina) y la geopolítica”, afirmó Gutiérrez Díaz.
En este sentido es importante señalar que la industria acerera tiene un impacto significativo en el empleo y en la economía de ciertas regiones del país. Monclova, en Coahuila, es un ejemplo de una ciudad cuyo desarrollo ha estado íntimamente ligado a la producción de acero. La cadena de valor de la industria acerera es amplia, generando empleos indirectos en minería, logística, construcción, entre otros. En Tijuana, por ejemplo, menciona Roberto Gutiérrez no hay tanto consumo de acero como se podría esperar, porque “el problema que se tiene es la tierra, que es muy cara, aun así hablando de números” si se ha aumentado la venta de este material, debido a que muchos empresarios de la localidad han mirado hacia el mercado internacional.
Una de las principales ventajas del acero, dice Gutiérrez es que es “cien por ciento reciclable”, aseguró que no están en contra del uso de la madera, pero como dicen “salva un árbol, usa acero, muchas de las plantas reciclan agua, reciclan el acero que ya no se utiliza, y el poco desperdicio que se tiene se utiliza inclusive en carreteras”. Puesto que a medida que el mundo avanza hacia una economía más verde y sostenible, la industria acerera en México enfrenta el reto de modernizarse. La inversión en tecnologías limpias y procesos más eficientes será esencial para mantener la competitividad. Asimismo, la formación y capacitación de recursos humanos en nuevas tecnologías y enfoques sostenibles será crucial.
Por lo anterior es fundamental entender que la industria acerera en México ha sido y seguirá siendo un pilar en el desarrollo económico e industrial del país. Sin embargo, es esencial que se adapte a los nuevos desafíos del siglo XXI, asegurando un equilibrio entre competitividad, sostenibilidad y responsabilidad social. Asimismo, cuestiones ambientales y de sostenibilidad han puesto presión adicional sobre la industria, demandando procesos más limpios y una reducción en las emisiones.
Por último, cabe hacer mención que del próximo 20 al 23 de noviembre se llevará a cabo la XLII Convención CONADIAC en la Riviera Maya, Quintana Roo, en las instalaciones del Hotel Único 2087, la cual tiene por objetivo el intercambio de experiencias entre los miembros de la Confederación, así como reforzar la unidad entre los asistentes. N