Los “relojes internos” de los osos pardos parecer seguir funcionando durante la hibernación, según un nuevo estudio genético. Este hallazgo resalta la importancia de los ritmos circadianos en el metabolismo de muchos organismos, incluidos los humanos.
La investigación genética dirigida por la Universidad Estatal de Washington (WSU) confirmó la evidencia observacional de que la producción de energía de los osos todavía aumenta y disminuye en un patrón diario, incluso cuando duermen durante varios meses sin comer.
De acuerdo con un comunicado, los expertos también descubrieron que durante la hibernación la amplitud de la producción de energía se reducía, lo que significa una disminución del rango de altibajos.
“Esto subraya la importancia de los ritmos circadianos en sí mismos: que dan a los organismos la flexibilidad para seguir funcionando en un estado tan extremo como el de un oso en hibernación”, comenta Heiko Jansen, profesor del departamento de neurociencia y fisiología integrativa de WSU y autor principal del estudio en la Revista de Fisiología Comparada B.
Otra investigación demostró que los ritmos circadianos, los ciclos físicos de 24 horas comunes a la mayoría de los animales vivos en la tierra, tienen vínculos con la salud metabólica. En los seres humanos, las alteraciones importantes de estos patrones, como las que ocurren en el trabajo nocturno, se han relacionado con problemas metabólicos como el aumento de peso y una mayor prevalencia de diabetes.
LOS OSOS SE MUEVEN OCASIONALMENTE DURANTE LA HIBERNACIÓN
En ese sentido, indica el artículo, los osos trabajan por turnos extremos y se toman hasta seis meses de descanso cuando hibernan. Investigadores, como el equipo de Jansen, están intentando descubrir cómo se involucran en hábitos aparentemente poco saludables como ganar peso excesivo y luego pasar sin comer y no moverse durante varios meses. Todo, sin efectos perjudiciales como pérdida de masa ósea o enfermedades (diabetes).
A diferencia de los roedores que hibernan y que están casi en coma, los osos se mueven ocasionalmente durante ese periodo de inactividad. A través de estudios de observación de osos grizzly u osos gris en el WSU Bear Center, los investigadores encontraron que estos movimientos tienden a seguir un ritmo circadiano con más actividad durante el día que durante la noche.
En el estudio actual, los científicos observaron si ese ritmo circadiano se expresaba a nivel celular. Para ello, tomaron muestras de células de seis osos durante las temporadas activas e hibernantes y luego cultivaron esas células para realizar una serie de análisis genéticos.
“Para imitar la hibernación, los investigadores examinaron las células a la temperatura corporal baja típica de los osos durante la hibernación, a aproximadamente 34 grados Celsius, y la compararon con durante la temporada activa”, indica el estudio de la WSU.
“ES COMO PONER UN TERMOSTATO”
El resultado fue que miles de genes se expresaban rítmicamente en células de oso en hibernación. Esto se tradujo en ritmos de energía mediante el aumento y la disminución de la producción de trifosfato de adenosina o ATP, la fuente de energía celular del cuerpo. El ATP todavía se producía en un patrón diario durante la hibernación, pero la producción tenía una amplitud atenuada, picos y valles más bajos.
“El punto de producción más alto también se trasladó más tarde en el día en condiciones de hibernación que en condiciones de temporada activa”, cita en un texto la Universidad Estatal de Washington.
Mantener un ritmo circadiano requiere algo de energía. Los investigadores creen que alterar este ritmo durante la hibernación puede permitir que los osos aún obtengan algún beneficio energético del ciclo diario sin tanto costo, lo que probablemente les ayude a sobrevivir sin comer durante meses.
“Es como poner un termostato. Si quieres conservar algo de energía, bajas el termostato, y esto es esencialmente lo que están haciendo los osos”, concluye Jansen. N