Las orcas hembras posmenopáusicas protegen a sus hijos, pero no a sus hijas, de las peleas con otras ballenas, según muestra una nueva investigación publicada en la revista Current Biology.
Los científicos estudiaron las “marcas de rastrillo dental” —las cicatrices que quedan cuando una ballena raspa con sus dientes la piel de otra— y descubrieron que los machos tenían menos marcas si su madre estaba presente y había dejado de criar.
Solo seis especies —los humanos y cinco especies de ballenas dentadas— experimentan la menopausia. Los científicos llevan tiempo preguntándose por qué ocurre. El nuevo estudio, realizado por las universidades de Exeter y York (Reino Unido), y el Centro de Investigación de Ballenas (Estados Unidos), se suma a las crecientes pruebas de que las hembras posmenopáusicas aumentan las posibilidades de vida de sus crías, especialmente de los machos.
“Nos fascinó descubrir este beneficio específico para los machos con su madre posreproductora. Estos machos tenían un 35 por ciento menos de marcas de dientes que otros machos. En el caso de los machos cuya madre seguía reproduciéndose, no encontramos pruebas de que su presencia redujera las lesiones por rastrillo dental”, afirma la autora principal, Charli Grimes.
ORCAS PROTEGEN A SUS HIJOS PARA AYUDAR A LOS NIETOS
No podemos decir con seguridad por qué esto cambia después de la menopausia, agrega. Sin embargo, una posibilidad es que el cese de la reproducción libere tiempo y energía para que las madres protejan a sus hijos.
“Las marcas de rastrillo dental son indicadores de interacciones sociales físicas en las orcas y se obtienen típicamente mediante peleas o juegos bruscos”.
El estudio forma parte de una investigación a largo plazo sobre las orcas “residentes del sur”, que viven frente a la costa del Pacífico de Norteamérica. El conjunto de pruebas sugiere que, en lugar de competir con sus hijas para reproducirse, las orcas hembras han evolucionado para transmitir sus genes ayudando a sus hijos y nietos.
Sobre por qué las hembras centran sus esfuerzos en sus hijos, Grimes señala que “los machos pueden reproducirse con varias hembras, por lo que tienen más posibilidades de transmitir los genes de su madre”. Además, los machos se reproducen con hembras ajenas a su grupo social, “por lo que la carga de criar a la cría recae en otra vaina”.
Las orcas residentes del sur se alimentan de salmón y no tienen depredadores naturales aparte de los humanos, por lo que las marcas de dientes en su piel solo pueden ser infligidas por otras orcas. Esto puede ocurrir dentro de grupos sociales o cuando dos manadas se encuentran.
SIMILITUDES CON LOS HUMANOS
Según el profesor Darren Croft, también de la Universidad de Exeter, no se sabe exactamente cómo protegen las madres a sus hijos. No obstante, es posible que las hembras de más edad utilicen su experiencia para ayudar a sus hijos en los encuentros sociales con otras ballenas. Tendrán experiencia previa con individuos de otras manadas y conocimiento de su comportamiento, por lo que podrían alejar a sus hijos de interacciones potencialmente peligrosas. Y las madres también podrían intervenir cuando parezca probable una pelea.
“Las similitudes con los humanos son intrigantes. Al igual que en los humanos, parece que las hembras de ballena de más edad desempeñan un papel vital en sus sociedades. Utilizan sus conocimientos y experiencia para obtener beneficios, como la búsqueda de alimento y la resolución de conflictos”, explica.
Por su parte, el profesor Dan Franks del Departamento de Biología de la Universidad de York, destaca que estgos hallazgos ofrecen una visión cautivadora del papel de las madres orcas posmenopáusicas. Llevan a cabo un comportamiento protector, reduciendo la incidencia de lesiones socialmente infligidas a sus hijos.
“Es fascinante ver cómo esta relación madre-hijo posmenopáusica profundiza nuestra comprensión tanto de las intrincadas estructuras sociales de las sociedades de orcas como de la evolución de la menopausia en especies distintas de la humana”, concluye. N
(Con información de Europa Press)