La crisis registrada en Rusia tras un motín de mercenarios contra el Kremlin expuso “verdaderas fisuras” en la autoridad del presidente Vladimir Putin luego de que se vio obligado a aceptar un acuerdo de amnistía, señaló este domingo 26 de junio el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken.
El levantamiento del grupo de mercenarios privados de Wagner y su líder, Yevgueny Prigozhin, durante el fin de semana marcó “un desafío directo a la autoridad de Putin. Así que esto plantea preguntas profundas, muestra verdaderas fisuras”, señaló Blinken en declaraciones al programa de entrevistas “Face the Nation”, de la cadena CBS News.
EL GRUPO WAGNER VS. PUTIN
Blinken consideró todavía “demasiado pronto” para especular sobre el impacto de esa crisis en Rusia o en la guerra de Ucrania. Sin embargo, opinó que “en la medida en que se desvía la atención de Rusia (…) esto crea, pienso, una ventaja adicional” para Ucrania en medio de una ofensiva contra las fuerzas de Moscú.
El grupo ruso Wagner se alzó el viernes contra el ejército regular y sus milicianos tomaron posiciones en varias regiones, confrontando al presidente Vladimir Putin a una grave crisis en pleno conflicto de Ucrania.
Tras semanas de tensión creciente entre el líder de Wagner y Moscú, Yevgueni Prigozhin acusó el viernes por la noche al ejército ruso de bombardear campamentos base de su grupo y matar a “un gran número” de sus hombres. Llamó entonces a levantarse contra el comando militar ruso y afirmó que disponía de 25,000 combatientes, llamando a “todo el que quiera” a sumarse a ellos.
“LA MARCHA DE LA JUSTICIA” EN RUSIA
Pese a que descarta que se tratara de un “golpe de Estado” y llamarlo una “marcha por la justicia“, los servicios de seguridad rusos (FBS) abrieron contra él una causa por “llamamiento al motín armado” y pidieron su detención.
El sábado 24 de junio, miembros del grupo paramilitar Wagner entraron en la región rusa de Lipetsk, a unos 400 km al sur de Moscú, informaron las autoridades locales, confirmando el avance de los combatientes hacia la capital rusa.
Varios efectivos de Wagner “están desplazándose en el territorio de la región de Lipetsk”, indicó en Telegram el gobernador regional, Igor Artamonov. “Las agencias de mantenimiento del orden y las autoridades toman todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de la población. La situación está bajo control”, afirmó.
PUTIN LANZA ADVERTENCIA A OCCIDENTE
De inmediato, Rusia advirtió a las potencias occidentales contra cualquier intento de “aprovechar” la rebelión del grupo paramilitar Wagner para promover una agenda antirrusa y aseguró que el motín no impediría que Moscú “alcance sus objetivos” en el conflicto de Ucrania.
“Advertimos a los países occidentales contra cualquier intento de aprovechar la situación interna en Rusia para lograr sus objetivos rusófobos”, afirmó el ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado. “Todos los objetivos de la operación miliar especial en Ucrania se cumplirán”, agregó.
Tras varias horas de crisis, ese mismo sábado, Yevgueni Prigozhin, anunció que sus hombres, que se dirigían hacia Moscú desde el suroeste de Rusia, volverían a sus campamentos para evitar un baño de sangre. “Ahora es el momento en que la sangre puede correr. Por eso nuestras columnas dan media vuelta y vuelven en la dirección opuesta para regresar a los campamentos”, declaró Prigozhin en un audio publicado en Telegram.
LA REBELIÓN QUE CONFRONTÓ A PUTIN
Desde el anuncio de la rebelión el viernes, los hombres de Wagner estaban presentes en tres regiones rusas: Rostov, Voronej y Lipetsk. Vladimir Putin, condenó la “traición” de Prigozhin y alertó del riesgo de una “guerra civil” en pleno conflicto con Ucrania. Tras el anuncio, el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, aliado de Putin, aseguró que había negociado con el líder de los paramilitares para “detener los movimientos” de sus hombres y evitar una nueva escalada y que este aceptó la propuesta.
Conforme al acuerdo alcanzado, Prigozhin podrá marcharse a Bielorrusia y evitar ser encausado judicialmente en Rusia, al igual que sus combatientes. La rebelión de la milicia Wagner confrontó a Vladimir Putin a uno de los mayores desafíos de sus más de dos décadas en el poder, durante las cuales acalló a la oposición y trató de reconstruir una “Gran Rusia” mermada por el derrumbe de la Unión Soviética.
En medio de la confusión en Rusia, Kiev lanzó maniobras ofensivas contra las fuerzas rusas en el frente este y realizó nuevos “avances en todas las direcciones”, anunció el gobierno ucraniano. Tras asegurar que Ucrania era ahora el único responsable de “la seguridad del flanco oriental de Europa”, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, instó una vez más a Occidente a entregar “todas las armas necesarias”, en particular los cazas F-16.
LIDERAZGO RUSO SIN CONTROL
Para Zelenski, el intento de golpe de estado de Wagner muestra que “el liderazgo ruso no tiene control sobre nada. El hombre del Kremlin obviamente está muy asustado”, dijo. Pese a la marcha atrás del líder de Wagner, el consejero presidencial ucraniano, Mijailo Podoliak, aseguró en Twitter que “Prigozhin humilló a Putin y demostró que ya no existe un monopolio legítimo de la violencia” en Rusia.
Rusia suspendió este lunes 26 de junio las medidas de seguridad instauradas en Moscú durante la rebelión del grupo paramilitar Wagner, en un intento por volver a la normalidad tras la inédita crisis que debilitó la imagen del presidente Vladimir Putin. N
(Con información de AFP)