En la localidad eslovena de Lipica, situada en medio de bosques y colinas, los espectadores asisten al deslumbrante espectáculo de caballos lipizzanos. Ahí se encuentra la cuna de la raza equina más distinguida del mundo. La descendencia proviene de largas líneas de cruce entre caballos españoles, árabes y bereberes. Este fin de semana, los criadores de la especie pasaron a formar parte de la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco.
CABALLOS LIPIZZANOS DE SANGRE AZUL
Estos caballos son conocidos por sus habilidades para la doma clásica, una serie de movimientos difíciles que requieren fuerza y precisión. En ellos los pies del caballo tienen que abandonar el suelo. Los lipizzanos fueron criados exclusivamente por la corte de los Habsburgo desde el siglo XVI. Su nombre deriva del pequeño pueblo situado en los Alpes de Eslovenia.
Lipica alberga una de las yeguadas más antiguas del mundo, habitada por más de 400 caballos de sangre azul. “Este es el hogar de los lipizzanos”, declaró la ministra de Cultura eslovena, Asta Vrecko, antes de la ceremonia de la Unesco este fin de semana.
Al evento asistieron los ocho países que presentaron la candidatura para reconocer su tradición compartida: Austria, Bosnia, Croacia, Hungría, Italia, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia. El espectáculo fue magistral en el momento en que los caballos y jinetes de las ocho naciones realizaban su exhibición de doma y enganche.
ANIMALES FENOMENALES
“Son animales fenomenales, la forma en la que fueron entrenados y el nivel de destreza de los jinetes es increíble”, declaró Laura Highlander, de 42 años y propietaria de una granja, que viajó desde Estados Unidos para ver a los caballos.
Oscuros al nacer, los caballos lipizzanos se vuelven blancos hacia los cuatro años. A esa edad comienza su rígido entrenamiento y se seleccionan cuidadosamente los sementales más prometedores. “Los lipizzanos pueden tener un temperamento fuerte. Normalmente son serenos, a veces tímidos. Son amables y nos corresponde a nosotros reconocer la calidad de cada caballo”, declaró a la AFP el jefe de jinetes de Lipica, Miro Dragic.
450 AÑOS DE CRÍA
La práctica también forma parte de los planes de estudio de algunas escuelas primarias locales y de todas las escuelas agrícolas y de formación profesional y universidades agrícolas y veterinarias. La cría de caballos lipizzanos ha unido a las comunidades durante más de 450 años. Esa unión genera un fuerte sentimiento de identidad compartida, incluso a través de su vocabulario especializado y la estrecha conexión emocional entre los criadores y los caballos, explica Unesco. N
(Con información de AFP)