Luego de elevarse de manera significativa durante las dos primeras décadas del presente siglo, las tasas de sífilis, una infección de transmisión sexual (ITS), siguen en aumento.
Hace un par de semanas, el 11 de abril, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) divulgaron un informe en el que revelan que la sífilis ha alcanzado niveles no vistos desde la década de 1950. De hecho, el documento afirma que la tasa de esta enfermedad aumentó en casi 30 por ciento entre 2020 y 2021.
La sífilis es causada por un miembro de la familia de las espiroquetas: la bacteria Treponema pallidum, la cual se disemina de persona a persona mediante el contacto sexual por vía vaginal, anal u oral.
“La infección por sífilis suele ser asintomática, aunque también puede desencadenar un cuadro clínico que simula otros padecimientos comunes. Por ello, muchas veces pasa inadvertida hasta que se manifiestan sus efectos más graves”, explica a Newsweek la Dra. Sarah Steele, investigadora de Cambridge Public Health, centro de investigación interdisciplinario de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido. “Y si no se administra tratamiento, la infección puede transmitirse fácilmente de una persona a otra”.
De hecho, hay muchos casos en que los síntomas de la sífilis no se manifiestan de inmediato. “En esos individuos asintomáticos, el cuadro clínico puede desaparecer después de un tiempo o incluso imitar las molestias de otros padecimientos comunes, lo que conduce a errores diagnósticos y demoras en el tratamiento”, agrega Steele.
UNA INFECCIÓN QUE EVOLUCIONA
La evolución de la sífilis pasa por varias etapas, identificadas como primaria, secundaria, latente y terciaria; y cada una se acompaña de síntomas diferentes.
Lo primero que aparece son los chancros: pequeñas úlceras o llagas indoloras que se forman entre dos y seis semanas después del contagio y que casi siempre afectan los genitales o la boca.
En las etapas posteriores puede haber un sarpullido eritematoso (rojo), habitualmente en manos, pies y torso, así como lesiones cutáneas más abultadas, manchas blancas en la boca, y síntomas como fatiga, dolor de cabeza, dolor en las articulaciones, fiebre e inflamación de los ganglios.
Sin embargo, hay individuos que no experimentan síntoma alguno y algunos otros que desarrollan un cuadro clínico que se resuelve por sí solo después de un corto tiempo. Es así como la enfermedad entra en su etapa latente, en la que tampoco hay síntomas.
“La etapa latente puede prolongarse varios años antes de convertirse en sífilis terciaria, la etapa más devastadora y que causa daños muy graves en numerosos órganos, incluidos corazón, ojos, cerebro y sistema nervioso en general”, informa a Newsweek el Dr. Simon Bishop, profesor asociado de medicina en la Universidad Anglia Ruskin, Reino Unido.
“Por otra parte, también existe el riesgo de que las mujeres infectadas transmitan la enfermedad a sus hijos durante la gestación, lo que conduce a una patología conocida como sífilis congénita, comúnmente relacionada con numerosos problemas de salud y acompañada de un desfiguramiento muy importante ocasionado por deformidades óseas”, añade Bishop.
CONTAGIOS, AL ALZA
En ese sentido, el informe de los CDC precisa que, entre 2020 y 2021, se registró un incremento de más de 30 por ciento en los casos de sífilis congénita. “Si se deja sin tratamiento durante varios años, la sífilis puede dañar el cerebro y otras partes del cuerpo, ocasionando problemas graves a largo plazo”, advierte la Dra. Steele.
Se ha sugerido que el reciente incremento de casos de sífilis podría ser consecuencia de que los sistemas de salud, abrumados por el covid-19, pasaron por alto muchos casos de infección. Sin embargo, algunos investigadores también proponen que la pandemia transformó los hábitos sexuales de la población.
“Se ha sugerido que los cambios en las tasas de sífilis se deben a cambios de conducta, sobre todo en grupos de alto riesgo. Por otro lado, el fenómeno también podría ser consecuencia de que la detección se redujo drásticamente durante la pandemia, ya que algunos servicios, carentes de personal y fondos, tuvieron que cerrar sus operaciones” especula Steele. “Es indiscutible que la redistribución de profesionales y recursos durante la crisis de covid-19 diezmó muchos servicios de salud”.
Pese a ello, cabe la posibilidad de que la creciente incidencia de sífilis sea secundaria a la combinación de otros factores que propician el contagio accidental. Entre ellos, que la infección muchas veces siempre pasa inadvertida, y que los síntomas a menudo se confunden con enfermedades como gripe o influenza.
EL CONDÓN HA DEJADO DE USARSE
Bishop especula que otra causa podría ser la disminución en el uso de condones, tanto durante las relaciones heterosexuales como homosexuales. “De hecho, esta conducta se ha visto favorecida por el advenimiento de los medicamentos PrEP [profilaxis preexposición]; es decir, fármacos que brindan protección contra VIH y evitan la necesidad de usar condones.
“No obstante, otra consecuencia de esos medicamentos ha sido que la población general ha perdido el miedo a la infección por VIH [lo que, a su vez, ha reducido el uso de preservativos]”, opina Bishop.
“Asimismo, se ha observado un incremento general de los encuentros sexuales ‘casuales’ que propician aplicaciones como Tinder y Grindr. Esto significa que, a mayor cantidad de personas con las que un individuo tiene contacto sexual, mayor es el riesgo de contagio de una infección de trasmisión sexual. En los últimos años, la salud pública ha dirigido su atención a las infecciones causadas por clamidia, que es la ITS más generalizada y fácil de diagnosticar”, prosigue el profesor de la Universidad Anglia Ruskin.
“Ese énfasis ha dejado la sífilis en segundo plano y, si bien se siguen practicando pruebas rutinarias de detección —sobre todo en mujeres gestantes—, la sífilis ha sido desplazada por otras infecciones en la conciencia pública”, añade el experto.
El informe de los CDC detalló también que, en 2021, las tasas de clamidia y gonorrea superaron con creces las de sífilis. Hubo un incremento de 4 por ciento en las infecciones por clamidia y de 4.6 por ciento en los casos de gonorrea.
LA SÍFILIS SE TRATA FÁCILMENTE
“En cuanto a la gravedad relativa [de la sífilis] comparada con otras ITS, hay que señalar que aun cuando la clamidia, la gonorrea y el herpes pueden causar síntomas muy desagradables, en tanto que el VPH [virus del papiloma humano] y las hepatitis B o C pueden desencadenar cánceres [respectivamente: cuello uterino/boca e hígado], ninguna de esas infecciones tiene la facilidad de transmisión ni la afectación multiorgánica de la sífilis no tratada”, advierte Bishop.
El incremento en las tasas de sífilis no es desastroso, ya que la infección es susceptible de tratamiento con antibióticos. Sin embargo, como cualquier otro patógeno bacteriano, la sífilis ha empezado a desarrollar resistencia a varios medicamentos.
“Pese a que puede tratarse fácilmente con antibióticos (casi siempre penicilina G benzatínica), hay evidencias de que Treponema pallidum está desarrollando resistencia farmacológica”, advierte Bishop. “Si persiste esta tendencia, existe el riesgo de que la enfermedad se vuelva mucho más difícil de tratar, de modo que la prevención y el diagnóstico oportunos se volverán aún más importantes”.
Por su parte, la Dra. Steele insiste en que, si bien el incremento de casos de sífilis parece muy alarmante, es importante enfatizar que esta infección no se contagia con tanta frecuencia como otras ITS, incluidas clamidia y gonorrea.
“Asimismo, es importante recordar que la sífilis se mantiene en niveles bajos, en términos de cifras absolutas. De allí que un pequeño incremento expresado como porcentaje pueda parecer mucho más significativo que en otras ITS”, concluye la científica. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).