En México, las enfermedades hepáticas son la quinta causa de mortalidad. Sin embargo, hoy es posible trasplantar un hígado de un donante vivo, hecho que solo se podía hacer con los riñones.
La cultura de la donación de órganos, además de ser un acto noble y consciente, habla de la salud psicológica de una población. Por desgracia, en nuestro país aún nos falta mucho por avanzar, y es necesario invertir e informar a la ciudadanía para mejorar en este sentido.
“En los países más desarrollados, la asignación de hígado se hace por estado de gravedad. Y aquí en nuestro país solo tenemos asignación grado cero, o sea, alguien con falla hepática fulminante, pero es al único que se le da un acceso pronto”, comenta en entrevista el Dr. César Escareño Pérez, director de Trasplantes en TecSalud.
En las últimas semanas, la institución lanzó su programa ‘Donador vivo’ en paciente adulto, buscando soluciones para pacientes cuya única alternativa de vida es un trasplante. Consiste en una hepatectomía, que es quitarle un poquito más de la mitad del hígado a un ser humano para trasplantarlo, y es altamente complejo.
EL PROCESO EN TECSALUD
Aunque el hígado es bastante indulgente con nuestros descuidos, los casos en que está en riesgo han aumentado, generalmente por abusar al comer y beber. Este puede dejar de funcionar debido a un virus, al alcohol o la grasa, lo cual lo endurece e impide la circulación de la sangre.
Por eso, en la lista de espera para entrar en el programa, se debe de cumplir con una valoración médica, quirúrgica, psicológica y administrativa, y aprobarlas. Por otra parte, el donador o receptor deben tener un estado de salud que permita el procedimiento, de lo contrario se pone en riesgo el hígado completo.
Para hacer posible esta operación, el equipo de TecSalud oscila entre 15 y 20 profesionistas, todos con un grado de entrenamiento muy superior al habitual, además de la disposición 24/7, pues nunca se sabe cuándo llegará un órgano.
El trasplante de donador vivo hacia niños es más sencillo que en adultos, pues se toma una porción menor y su salud es más óptima. Todo el proceso puede durar entre 12 y 16 horas, donde un equipo de trabajo atiende a dos pacientes a la vez entre quirófanos.
Si todo sale bien, entre 24 y 48 horas el hígado empieza a funcionar de forma directa, y la manera de comprobarlo es la correcta coagulación. El hígado se regenera, aunque sí es un poco más complicado que en el caso, por ejemplo, de un riñón, además de que es más grande.
“Hemos aumentado mucho los servicios que hay alrededor de la falla orgánica o de los servicios de consultoría para ver si el tratamiento es un trasplante o una resección, por ejemplo, en las tumoraciones hepáticas. El año pasado operamos a cinco pediátricos, también alrededor de, menores de dos, tres años, y con una mortalidad de cero”, platica el Dr. Escareño Pérez.
CONVERTIRSE EN DONADOR
Lo más importante es el deseo de ayudar a otro ser humano, lo cual debe fomentarse siempre, y después se otorga toda la información. Luego es necesario dejar pasar cierto tiempo para que la persona no se precipite y asuma los cuidados que tendrá que tener, o posibles complicaciones.
El siguiente paso es evaluar si existe una anatomía favorable para el acto de la donación, y le siguen varias consultorías para revisar su salud integral. Para la recuperación, son de 10 a 15 días sin esfuerzos físicos y mentales, y de dos a tres meses para reintegración a la vida cotidiana. Entre menos parte del hígado se utilice, la recuperación será más rápida.
En este órgano hay una supervivencia de 88 por ciento y un aproximado de 2,500 personas en espera de poder recibir una oportunidad. Gracias a esta nueva técnica que se puede encontrar en TecSalud se puede trascender dando más vida. N
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