Interpol vuelve a estar de gira este verano por primera vez en tres años, tras lanzar su séptimo álbum de estudio, The Other Side of Make-Believe, a través del sello de Matador Records.
Después de años de covid-19, Trump, el colapso social generalizado y, ahora, la guerra en Ucrania, el grupo pospunk, normalmente sombrío y oscuro, suena un poco… ¿esperanzador?
Según Paul Banks, vocalista principal, guitarrista rítmico y bajista del grupo, “es un poco menos melancólico, un poco menos deprimente en cuanto a las letras, porque sentí que no había espacio para eso realmente, estamos saturados de vibras negativas en este momento. Lo que me llamó fue ir al otro lado con una actitud un poco más inspiradora”.
Acerca del cambio en la dirección de las letras, el baterista Sam Fogarino dice: “Es como si Paul pasara de ser un joven muy angustiado y desilusionado a un hombre maduro muy seguro de dónde está parado, que no pide ayuda a gritos, pero que dice que la ayuda está ahí. De paso, eso también permea en la música”.
“Nuestras canciones están llenas de emoción”, agrega el guitarrista principal de Interpol, Daniel Kessler. “Algo que alguien podría decir ‘es oscuro o sombrío’, para mí es más como ‘no, es que ponemos nuestro corazón en todo lo que hacemos’. También es parte del camino a seguir, quitar las capas hasta llegar a la esencia de la honestidad”.
El aislamiento en 2020 al principio obligó a la banda Interpol a trabajar de forma remota y enviarse partes por computadora en lugar de colaborar juntos en persona.
EL SABOR DE UN DISCO NUEVO
Eventualmente, se reagruparon en Catskills, en el estado de Nueva York, y luego terminaron el disco en Inglaterra con los productores Alan Moulder y Flood (Mark Ellis), cuyos créditos en conjunto incluyen a U2, Depeche Mode, Smashing Pumpkins y Nine Inch Nails.
Kessler dice que la colaboración inicial a larga distancia fue sorprendentemente íntima. “El efecto era similar al de salir de un ensayo muy emocionante, cuando una canción finalmente toma forma y estás eufórico: ‘Vaya, esta es la razón por la que somos una banda’. Así que resultó ser un proceso realmente útil, no tan distinto al de estar en la misma habitación”.
El primer sencillo de The Other Side of Make-Believe es la reflexiva “Toni”, que contiene letras como “está yendo en la dirección correcta”.
De acuerdo con Paul Banks, “la canción para mí en realidad evoca un sueño febril de alguien que está viviendo una experiencia narcótica psicodélica… alguien está en su propio viaje, pero al final es positivo”.
Al igual que “Toni”, el otro sencillo del álbum, el introspectivo y atmosférico “Something Changed” incluye piano y esta vez un toque de jazz en la percusión de Fogarino. “Es como la versión de un baterista de rock tocando jazz”, dice. “Es lo más parecido que logré”.
Aunque el tema rockero “Fables”, que la banda está presentando en su gira actual, lleva el optimismo lírico más allá, el nuevo enfoque no significa que Interpol se haya ablandado. El sonido taciturno y turbulento de la agrupación se escucha en las pistas “Gran Hotel”, “Renegade Hearts” e “Into the Night”.
INTERPOL, 25 AÑOS
Interpol comenzó hace 25 años en la Ciudad de Nueva York. Kessler, entonces estudiante de la Universidad de Nueva York, reclutó a Banks y al bajista Carlos Dengler para formar una banda.
“Me sentía muy miserable porque no podía encontrar a nadie con quien tocar”, dice Kessler. “Conocí a Carlos primero. Estaba vestido de manera similar a mí, muy al estilo mod, y tuve un presentimiento…
“Y luego conocí a Paul en una situación similar y él pertenecía de una manera muy rara. Pensé: ‘Este tipo es realmente diferente’. Cuando realmente nos pusimos a tocar música, algo especial empezó a ocurrir”.
Fogarino fue la última pieza del rompecabezas que se unió a Interpol en 2000. (Dengler dejó la banda en 2010). En ese entonces Interpol batallaba por darse a notar durante el renacimiento pospunk de Nueva York que vio el surgimiento de bandas como The National, Yeah Yeah Yeahs y The Strokes.
“Mi sueño llegaba hasta ‘espero que logremos hacer un disco’”, recuerda Kessler. “Tan solo recibir esa invitación [del sello Matador] para hacer un álbum fue como ‘no puedo creer que estemos haciendo un disco’. Ese sentimiento sigue siendo muy, muy real para mí porque todos nos rechazaron”.
El primer disco de Interpol con el sello Matador fue Turn on the Bright Lights, que obtuvo excelentes críticas y cumple su vigésimo aniversario este agosto. Varias de sus canciones como “Untitled”, “PDA” y “NYC” siguen siendo parte de la lista en los conciertos de la banda.
SIMPLEMENTE SIGUIÓ CRECIENDO…
Kessler recuerda: “Nadie venía a nuestros espectáculos en Nueva York. Solo teníamos a los mismos diez amigos en cada show hasta que sacamos ese disco. Así que algo debió resonar. Cuando tocamos ‘NYC’ y temas así, también resuena conmigo”.
Fogarino asegura: “Simplemente siguió creciendo… cuando nos veías empezar a alcanzar estos parámetros que generalmente se usan en el mundo del pop, eso fue extraño y asombroso”.
En cuanto a The Other Side of Make-Believe, Banks lo considera el mejor trabajo de la banda. Fogarino agrega: “Miras hacia atrás en el catálogo y brilla con buena luz. Funciona como un muy buen contraste con lo que hemos hecho”.
Después de 25 años, el vínculo entre los tres miembros de la banda sigue siendo fuerte. “Está ahí”, dice Kessler. “Tanto Paul como Sam están evolucionando y mejorando como músicos. Todavía nos caemos bien. Así que es una locura, siete discos y aún sentirse de esta manera, ver que los demás también se sienten de la misma manera y que están igualmente comprometidos”.
“Me siento muy afortunado y orgulloso de que todavía seamos un colectivo funcional de artistas”, agrega Banks. “Creo que si empezara a sentirse como un trabajo probablemente lo abandonaríamos. Todavía hay mucho entusiasmo e inspiración creativa, lo cual me hace sentir muy afortunado”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).