Familiares y amigos del periodista británico Dom Phillips, asesinado mientras trabajaba en la Amazonia, realizaron este domingo su funeral en Brasil, país “que amaba”.
“Dom será cremado en el país que amaba, Brasil, al que había escogido como hogar”, dijo entre lágrimas la viuda de Phillips, Alessandra Sampaio. A los funerales asistieron exclusivamente amigos y familiares y se llevaron a cabo en el cementerio Parque da Colina, en Niterói, cerca de Rio de Janeiro.
“Fue asesinado porque intentaba contarle al mundo lo que está pasando con la selva amazónica y sus habitantes”, dijo Sian Phillips, hermana del reportero.
“Su misión contrariaba intereses de individuos que están decididos a explotar la Amazonia. Esto sin importar el impacto destructivo de sus actividades ilegales“, añadió Sian Phillips.
Su hermano, de 57 años, fue asesinado a tiros el 5 de junio junto al experto indigenista Bruno Pereira, de 41. Ambos regresaban de una expedición en el Valle del Javarí. Este lugar remoto en Amazonas es considerado peligroso por la presencia de narcotraficantes, la pesca y extracción de oro ilegales.
EL PERIODISTA, UN APASIONADO POR LA AMAZONIA
“Seguiremos con atención todos los desdoblamientos de las investigaciones, exigiendo justicia”, dijo Sampaio. Luego agradeció a los indígenas que ayudaron en la búsqueda, a la prensa y “a todas las personas que se solidarizaron” con el caso.
“Renovamos nuestra lucha para que nuestro dolor no se repita. Así como el de las familias de otros periodistas y defensores del medioambiente que siguen en riesgo”, concluyó Sampaio. Después se fundió en un abrazo con sus familiares, vestidos de negro.
El funeral de Pereira se celebró el viernes pasado en Pernambuco, rodeado de emotivos rituales indígenas. Estos pueblos lo consideraban un “hermano” por su labor en defensa de sus territorios.
Phillips vivía en Brasil desde hacía 15 años. Además de colaborar regularmente con el diario The Guardian, trabajó para The New York Times, The Washington Post y Financial Times.
Apasionado por la Amazonia, de la que escribió decenas de reportajes, Phillips se encontraba en la región del Valle del Javarí, guiado por Pereira. Su misión era escribir un libro sobre conservación ambiental.
Pereira trabajó durante muchos años en la agencia gubernamental de asuntos indígenas de Brasil (Funai). Recientemente desarrollaba un proyecto junto a organizaciones indígenas locales. El objetivo era ayudarlas a denunciar las invasiones de sus tierras por parte de madereros, mineros y cazadores ilegales.
AMENAZAS DE MUERTE
Pereira había recibido amenazas de muerte tras iniciar con ese proyecto. Tres sospechosos fueron arrestados por el crimen. Incluido un pescador que confesó haber enterrado los cuerpos y condujo a los investigadores hasta el lugar. Esto sucedió más de diez días después de que Phillips y Pereira fueran vistos por última vez a bordo de una lancha.
La Policía Civil de Sao Paulo informó la semana pasada la detención de un cuarto sospechoso. Este personaje se presentó ante las autoridades y aseguró que había participado en el crimen.
Sin embargo, la Policía Federal, que conduce las investigaciones, afirmó que fue puesto en libertad. El motivo se debió a que su versión de lo ocurrido era “poco creíble e inconexa” con lo investigado hasta el momento.
Ambientalistas, líderes indígenas y defensores de los derechos humanos vinculan el doble asesinato a la impunidad que impera en la región. Según ellos alentada por el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, un impulsor de la explotación comercial de las áreas protegidas.
El mandatario causó indignación al afirmar que la incursión de Phillips y Pereira era una “aventura no recomendable”. N