El medioambiente tiene una gama de influencias en la salud física, el bienestar mental y el desarrollo pleno de los niños. La infancia mundial crece en entornos poco saludables, rodeada de contaminantes nocivos y otros elementos que la perjudican. Ello debido a las prácticas consumistas de los países más ricos, revela un informe divulgado este martes por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
El estudio alerta de las condiciones insalubres, peligrosas y nocivas creadas por las naciones industrializadas. Estas incluyen una alta exposición al aire tóxico, los plaguicidas, la humedad y el plomo. Y sin acceso a una luz adecuada, espacios verdes y carreteras seguras.
Estos daños ambientales, afirma Unicef, son consecuencia del consumo excesivo en los países más ricos, que contribuyen enormemente a la emergencia climática. Agotan los recursos naturales y generan grandes cantidades de residuos electrónicos que se vierten el mundo en desarrollo.
Aunque el informe de Unicef se limita a examinar comparativamente los casos de 43 países de la Organización para el Desarrollo Económico (OCDE) y de la Unión Europea, da una idea de la situación en la que se pueden encontrar los niños de las economías más pobres del mundo.
La agencia de la ONU explica que si bien en una niñez sana el hogar es un lugar seguro y estable, con alimentos suficientes y saludables, agua limpia y una familia armónica, muchos niños, incluso en los países más ricos, carecen de estos elementos y están rodeados de aire tóxico, contaminación por plomo, ruido fuerte o paredes con moho. Otros viven en casas demasiado oscuras, frías o abarrotadas.
CONDICIONES DE VIDA INSALUBRES
“Las condiciones de vida insalubres dañan irremediablemente el bienestar mental y físico de los niños, su desarrollo cognitivo y sus perspectivas de una vida feliz y saludable.
“Para un niño que vive con altos niveles de tráfico o sin suficiente espacio verde para jugar, las opciones para escapar o contrarrestar estos peligros son pocas”, señala Gunilla Olsson, directora de la Oficina de Investigación de UNICEF.
Los datos muestran que los niños de las familias más pobres y grupos marginados no tienen una vivienda adecuada, lo que profundiza la desventaja y perpetúa los ciclos de pobreza.
Fuera de la casa, el aumento de las temperaturas, la pérdida de biodiversidad, los fenómenos meteorológicos extremos, la presión sobre los recursos naturales y el creciente desperdicio son perjudiciales tanto para los niños como para el planeta.
El nivel de consumo en la mayoría de los países ricos requeriría 3,3 planetas Tierra si se replicara en todos los países. Y si el ritmo universal fuera igual al de Canadá, Luxemburgo y Estados Unidos, se necesitarían más de cinco planetas.
SUSTANCIAS PELIGROSAS COBRAN VÍCTIMAS ENTRE LOS NIÑOS
Además, los desechos electrónicos, el tipo de desechos domésticos de más rápido crecimiento, contienen sustancias peligrosas. Estas dañan el cuerpo y el cerebro, y cobran el mayor número de víctimas entre los niños.
Conscientes de los perjuicios que causan, las naciones más ricas, —como Finlandia, Islandia, los Países Bajos y Noruega—, organizan entornos más saludables en sus territorios. El propósito es proteger a su infancia mientras ponen en riesgo el presente y el futuro de los niños del resto del mundo al seguir destruyendo desproporcionadamente el medio ambiente global.
El análisis muestra que si se toman en cuenta los indicadores de emisiones de CO2, residuos electrónicos y consumo general de recursos per cápita en los países más ricos —como como Australia, Bélgica, Canadá y Estados Unidos—, se observa que el impacto sobre el medio ambiente mundial es grave y generalizado.
En cambio, en las naciones menos ricas de América Latina y Europa incluidas en el estudio, el impacto ambiental mundial es mucho menor. N