Liquidez para enfrentar gastos fijos y crecer, eficiencia para encontrar modelos de trabajo perdurables, así como nuevos productos de servicio, son las premisas sobre las que George Diamandopoulos construye el rescate, relanzamiento y éxito de los restaurantes apoyados por el Resto Fund.
Lo anterior se suma también al rescate de los lugares con alma y tradición, cuyos propietarios deseen incorporarse a esta iniciativa surgida ante los estragos de la pandemia, que en su peor momento obligó al cierre de más de 200 mil establecimientos.
Nacido en Canadá, criado en Atenas y mexicano por elección, George Diamandopoulos nos describe una bitácora de viaje cuyo éxito lo lleva a considerar para 2022 la administración de 18 restaurantes impulsados por el Resto Fund.
Ésta es una plataforma financiera constituida apenas en 2020, y que ya se ha vuelto un modelo muy atractivo para los inversionistas que aspirar a pertenecer al sector restaurantero.
Sentado en la terraza del Lower Deck, George explica que su perfil empresarial es de banquero inversionista.
“Por pasión, amor y hobby, empecé a abrir restaurantes hace diez años. En poco tiempo tuve seis restaurantes propios, siendo un negocio que me encanta, con muchos controles y formalidad a partir de la creación de una estructura administrativa sólida y funcional. Y cuando llegó la pandemia comenzamos a ver la falta de apoyo financiero al sector, a diferencia de Europa o Estados Unidos, donde había apoyos fiscales para rescatar estos negocios”, explica.
En ese tiempo, notó que la mayoría de los restaurantes no tiene base de capital para aguantar periodos de cinco o seis meses sin ingresos.
“Sentimos la necesidad de apoyar estas empresas. Nos motivó un tema de nostalgia. Soy un amante de la cocina, un amante de la Ciudad de México. Y gran parte de la experiencia de estar en ella es su oferta gastronómica, sus bares, restaurantes y cantinas“, explica.
“En México, en plena pandemia, era muy triste que lugares exitosos, con alma, con buenos conceptos y aceptación, cerraran nada más porque no estaban preparados para enfrentar siete o más meses sin ingresos. El Winston Churchill, el Dulce Patria, estaban en graves problemas y terminaron cerrando. Se me hacía una tristeza. Antes de la pandemia nadie vendía un restaurante exitoso. En situaciones normales son bastante rentables”.
Lo que busca el Resto Fund es ser un buen socio en administración, dejando que los artistas, que son el alma del lugar, tengan todas las herramientas que necesitan para crecer y enfocar sus esfuerzos en lo que hacen mejor que nadie en el mundo.
“Nuestro lema es: nosotros invertimos y nos asociamos con alma. Queremos ayudarlos a cruzar esa línea y llevarlos a otro nivel. Esperamos a que crezcan amortizando, si hubiera pérdidas al inicio, con las ganancias de los otros 18 restaurantes. Hasta que el lugar genere ganancias propias. Por eso el Resto Fund considera que si tienes una base de 15 restaurantes, si dos truenan no pasa nada. Se promedia el riesgo sobre toda la cartera”.
Historias de éxito
“El primer lugar en el que invertimos fue en el grupo El Chanclas. Es el ejemplo emblemático de lo que hacemos en el Resto Fund. El grupo Chanclas tenía socios capitalistas pasivos que no se involucraban mucho y cuando llegó la pandemia, ya no pudieron llegar a la mesa y seguir financiando el agujero que trajo la falta de comensales”, cuenta el experto.
Agrega que se tomó la decisión difícil de dejar la sede original de la avenida Nuevo León, lugar que yo amo, y poner toda la caballería en el Chanclas de Polanco. Hoy el restaurante de Polanco ahora va muy bien, y la original Taberna del Chanclas ya superó el nivel que tenía antes de la pandemia.
Finalmente, George Diamandopoulos habla sobre la inminente apertura de un restaurante con alma como Casa Filomeno en la Plaza Río de Janeiro, que iba a abrir en febrero de 2020, pero se frenó en la pandemia.
*BC