En un estudio científico reciente se indica que los colores de la ropa que vestimos podría ayudarnos a evitar el ataque de los mosquitos.
La investigación la realizó un grupo de científicos de la Universidad de Washington. En esta se concluye que usar prendas de colores como el rojo, naranja, negro y cian (celeste) atrae a los mosquitos hacia el cuerpo. Por su parte, usar ropa de colores como verde, morado, azul y blanco podría disuadir a distintas especies.
El estudio, titulado “La modulación olfativa de las preferencias visuales de la piel humana y el espectro visible en los mosquitos”, fue publicado el 4 de febrero en la revista Nature.
Jeffrey Riffell, catedrático de biología de la Universidad de Washington y uno de los autores principales del estudio, declara a Newsweek que, anteriormente, los científicos sabían muy poco sobre las preferencias cromáticas de los mosquitos en general. “Existen unos cuantos estudios realizados antes que este, y el trabajo es muy contradictorio”, dijo.
El estudio es importante por numerosas razones, señala. Entre ellas, la forma en que “podría tener un fuerte impacto” en el desarrollo de nuevas trampas contra los mosquitos que transmiten ciertas enfermedades. Asimismo, además de probar distintas teorías sobre cómo las prendas de ropa pueden atraer o ahuyentar a los mosquitos, los patrones de color dentro y alrededor de las casas también podrían tener los mismos efectos.
Los investigadores estudiaron principalmente a la especie Aedes aegypti, que puede transmitir la fiebre amarilla y el zika.
Riffell explica que la capacidad de los mosquitos de detectar mediante el olfato el dióxido de carbono, del que carecemos los humanos, activa su sentido visual. Esencialmente, los mosquitos huelen primero a un posible anfitrión y después activan su sentido visual para localizarlo.
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El investigador señala que este proceso es análogo al de los humanos cuando caminamos por la calle y detectamos el aroma a comida o postres. Eso nos hace mirar hacia el lugar de donde proviene el olor, por ejemplo, una panadería.
“Lo interesante del estudio fue que los mosquitos no ponían atención a los colores u objetos visuales”, declara a Newsweek. “Pero una vez que se les dio CO2, esa señal de nuestro aliento realmente los activó”.
Riffell añade que, antes de realizar este estudio, solo se conocían tres indicadores principales que atraían a los mosquitos. Estos son el aliento humano, el sudor y la temperatura de la piel.
“El CO2 se desplaza a grandes distancias”, indica Riffell. Y los mosquitos tienen la capacidad de detectarlo a una distancia de hasta 30 metros. “Su vista no es tan buena como la nuestra, pero pueden comenzar a vernos desde una distancia de unos seis metros. Una vez que nos ven, comienzan a investigarnos”.
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Ahora, señala Riffell, se cuenta con otro indicador fundamental para comprender la atracción de los mosquitos hacia los humanos: el color rojo de la piel.
Los colores rojo naranja de la piel emiten un tipo de señal que los mosquitos utilizan para detectar y localizar anfitriones.
“Sin importar cuál es la pigmentación o el tono de piel de una persona, todos los seres humanos reflejamos esos colores. Es complicado”, señaló. “Los mosquitos tienen todos esos sistemas redundantes. Por eso no solo nos detectan mediante el CO2, sino que también nos localizan visualmente por el color rojo. Además, buscan el calor o el vapor corporal producido por el sudor”.
El estudio se realizó en un túnel de viento de unos 2.4 metros de largo, 90 centímetros de ancho y 90 centímetros de alto. Se liberaron alrededor de 1.3 millones de mosquitos en el túnel. Eso permitió que Riffell y sus colegas simularan el ambiente natural, proporcionando viento, una iluminación adecuada e indicadores olfativos y visuales.
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El investigador dice que su estudio podría ser utilizado en el futuro para determinar cómo los mosquitos combinan los indicadores. Igualmente, para identificar de qué manera las diferentes especies pueden reconocer a los humanos al integrar distintos indicadores y genes identificadores.
También está el aspecto de la integración cerebral, al que Riffell denomina “neurociencia de los mosquitos”.
“Lo que, en mi opinión, hace que este estudio sea realmente importante es que identificamos los colores que les resultan atractivos y que nosotros producimos”, declara a Newsweek. “Es como su firma. Podemos hacernos básicamente invisibles a los mosquitos utilizando esos filtros ópticos”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek)