LA ATENCIÓN al covid-19 en el mundo vino a demostrar las diversas demandas insatisfechas que las mujeres ya tenían en América Latina, por ejemplo, el acceso a anticonceptivos, servicios médicos de atención a partos y citas durante el embarazo. Este contexto muestra la brecha que existe en el acceso a la atención médica prenatal, neonatal y educación sexual para las mujeres y personas gestantes.
Con lo anterior, la pandemia y la crisis sanitaria provocadas por el SARS-CoV-2 en Latinoamérica evidenció los rezagos de estas dificultades en la región. Fue en este punto donde el trabajo de las parteras, tradicionales y profesionales, permitió salvar la vida de las mujeres y sus recién nacidos durante la contingencia.
De acuerdo con Leonor Calderón, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) en México, a partir de estas desigualdades de acceso a la salud de la madre y del recién nacido han surgido modelos comunitarios de atención como la partería para hacer más accesible, cercano y cálido el acompañamiento durante el embarazo a las mujeres, aun antes de decidir ser madres.
“Sin duda se demostró que la partería con su formación y experiencia es un servicio de salud mucho más cercano y accesible a las mujeres. Creo que eso ya significó, seguramente y sin temor a equivocarme, decir que las parteras, durante la pandemia, han ayudado a salvar vidas. Tanto de las madres como de los recién nacidos”, señala Leonor Calderón en entrevista con Newsweek México.
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Durante el conversatorio “La función primordial de las parteras: las mujeres al centro”, realizado hace unas semanas, parteras y representantes de diversas organizaciones dedicadas a impulsar un modelo de partería profesional en México hicieron hincapié en reconocer la labor de las parteras e incorporarlas a los sistemas de salud para mejorar la calidad integral de los servicios para las mujeres.
En este encuentro, Guadalupe Hernández Ramírez, presidenta de la Asociación de Parteras Profesionales (APP) en México, agradeció el trabajo de las parteras por poner a las mujeres en el centro. Además, señaló que desde 2019 dicha asociación es integrante de la Confederación Internacional de Matronas (ICM), dedicada a apoyar, representar y trabajar para fortalecer las asociaciones profesionales de matrones y matronas de todo el mundo. Actualmente la ICM cuenta con 143 asociaciones representadas en 124 países.
Como parte de su labor por visibilizar el trabajo de las parteras globales, el Fondo de Población de las Naciones Unidas, la ICM y la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentaron en 2014 el informe “El estado de las parteras en el mundo. Hacia el acceso universal de la salud”, en el que muestran la situación de la salud reproductiva, embarazo, parto y periodo posnatal de las mujeres y sus recién nacidos.
El informe también plantea el trabajo fundamental de la partera y la reconoce como integrante esencial del personal de salud, ya que su labor ha contribuido al progreso en diversos objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas.
PAÍSES LÍDERES EN LA PARTERÍA DE LATINOAMÉRICA
Leonor Calderón, titular del Unfpa, explica a este medio que las naciones de la región de América Latina que podrían catalogarse como líderes en la práctica de la partería son Guatemala, Bolivia y Ecuador, casos en los que la partería tradicional tiene una presencia importante.
En Guatemala, explica Calderón, para frenar la muerte materna fue imprescindible trabajar con las parteras tradicionales. A partir de ello comenzaron con la profesionalización del servicio de partería con algunas escuelas dirigidas a jóvenes indígenas y “con el aval de los centros universitarios”, señala.
“A veces, en América Latina vemos a la partería como algo rudimentario, y perdona la expresión, porque queremos parir en un hospital, que no está para nada mal, pero la realidad es que para muchas mujeres no es accesible un servicio hospitalario de partería porque no está cerca o viven en un territorio muy alejado. No nos damos cuenta de que hay muchos países europeos o desarrollados donde la partería, cada día, se desarrolla más”, expresa.
En mayo pasado, tras conmemorar el Día Internacional de la Partera, el Fondo de Población de las Naciones Unidas señaló que durante la pandemia de covid-19 el trabajo de las parteras fue fundamental para la prevención de contagios con atención segura y oportuna a las mujeres durante el embarazo, parto y puerperio.
Sin embargo, de acuerdo con esta organización, queda el reto de los sistemas de salud en esta emergencia sanitaria para equilibrar las demandas de responder directamente al covid-19, al tiempo que se trabaja para mantener la prestación de servicios de salud esenciales.
Con lo anterior, datos de la Unfpa muestran que las parteras que tienen la formación adecuada, según los estándares internacionales, podrían reducir el uso de anestesia, cesáreas innecesarias y garantizar una atención digna y respetuosa, así como crear un vínculo estrecho y de mayor confianza con las mujeres.
“A pesar de que la partería es una práctica ancestral que acompaña a todos nuestros pueblos originarios, cada vez está tomando más terreno y la pandemia ha contribuido a reconocer lo que significan las parteras, como un recurso que los sistemas de salud no pueden desconocer y no pueden desdeñar”, añade Calderón.
EL DECÁLOGO DE LA PARTERÍA
Como parte de los temas tratados durante el conversatorio virtual “La función primordial de las parteras: las mujeres al centro”, se acordó un decálogo para reconocer la labor de las parteras para priorizar el cuidado integral de las mujeres de acuerdo con la filosofía de la partería. Según Leonor Calderón, este contiene, entre otras:
1. Las mujeres al centro como las principales decisoras de su vida sexual y reproductiva.
2. En el modelo de partería continuo e integral las parteras acompañan a la mujer en todo el proceso de su embarazo. Aun antes, durante y después del parto la siguen acompañando en su nutrición, lactancia y la planificación posterior de su vida reproductiva.
3. Las mujeres están en el centro de su ciclo reproductivo, es decir, una mujer tiene que estar informada para tomar decisiones adecuadas.
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4. Tienen que recibir información seria y objetiva que las ayude a prevenir cualquier situación de salud.
5. Las parteras dan atención a las mujeres durante la etapa pregestacional, es decir, siguen fomentando la cultura de autocuidado y prevención para evitar un contratiempo que sea prevenible.
6. Ayudan a las mujeres a planear sus embarazos. Durante la atención prenatal, también se centran en la mujer como protagonista de ese hito importante de su vida tratando de darle confianza.
7. En el desarrollo del parto, las parteras acompañan de manera armónica a la mujer, de manera natural, sin presiones, sin apuro del tiempo o el horario, sin una planificación, solo dejando que todo el proceso de parto fluya.
8. Durante el puerperio las mujeres tienen que aprender a atender al bebé, tener los conocimientos necesarios sabiendo que ellas también son importantes. Muchas veces después del parto la madre se anula porque es un proceso de acompañamiento.
9. Las parteras y las prácticas que realizan son necesarias.
10. La interacción del modelo de la partería en temas de salud.
Para Leonor Calderón, hablar de partería es tener presente una palabra clave en este proceso: reconocer. Este reconocimiento debe darse en doble vía, es decir, si los sistemas de salud reconocen el saber de las parteras y las parteras reconocen las potencialidades y capacidades de salud, se habrá ganado una alianza por la salud de las mujeres.
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Según el Informe del Estado Mundial de las Parteras, de la Unfpa, se necesitan más de 900,000 parteras, principalmente en países de ingreso bajo, para reducir las 810 muertes de mujeres que ocurren al día durante labores de parto, mientras que 2.4 millones de recién nacidos pierden la vida en el mundo.
En el caso de México, el Fondo de Población de las Naciones Unidas recomienda al país invertir en la formación de personal para la atención en salud sexual, reproductiva materna y neonatal de las mujeres para cerrar la brecha de atención en salud en este rubro.
De acuerdo con Leonor Calderón, para reconocer una maternidad decidida en América Latina hace falta admitir los derechos de las mujeres sobre su vida y su cuerpo; como sujetos de pleno derecho a decidir ser madres, cuántos hijos quieren tener y los procesos que quieran adquirir durante el embarazo y su parto.
Por eso la partería es un proceso de acompañamiento de mucha calidez y humanización. “Es una cara humana de los servicios de salud”, concluye Calderón. N