ALREDEDOR de 1,400 migrantes han sido repatriados a Haití tras congregarse en un campamento en la frontera de Texas, indicó este jueves el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS). Los funcionarios informaron que otros 3,200 migrantes fueron enviados a instalaciones de la Patrulla Fronteriza para su procesamiento, con el fin de ser liberados en el territorio estadounidense o expulsados.
Se calcula que, hace unos días, había más de 14,000 migrantes esperando en el campamento cerca de la ciudad fronteriza de Del Rio, en Texas. Ahora esa cifra se ha reducido a alrededor de 4,000, señalan los funcionarios, debido a que varios migrantes han sido repatriados, transferidos a otras instalaciones o regresados a México tras cruzar a través de la frontera entre ambos países.
El DHS ha trasladado a algunos de los migrantes haitianos de Del Rio a El Paso, Laredo, el Valle de Rio Grande y Tucson, Arizona, para ser procesados por la Patrulla Fronteriza. El Departamento también trabaja con otros países que podrían acoger a algunos de los migrantes, señalan los funcionarios.
Estados Unidos y México parecen ansiosos por terminar con la cada vez más politizada situación humanitaria en la frontera, aun cuando la expulsión de haitianos hacia su atribulada patria por parte de Estados Unidos ha provocado críticas contra el gobierno del presidente Joe Biden.
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Daniel Foote, enviado especial del gobierno de Biden a Haití, mandó una carta de renuncia en protesta contra las expulsiones “inhumanas” y a gran escala de migrantes haitianos, señalaron este jueves funcionarios estadounidenses.
En México, los migrantes que habían acampado en un parque al lado del río en Ciudad Acuña encontraron camiones de la policía estatal colocados a unos 10 metros de distancia unos de otros entre sus tiendas y la orilla del río. Aun así, tras varios minutos de indecisión, decenas de familias optaron por meterse en el río y cruzar en un punto donde solo había un vehículo de la policía municipal, calculando que era mejor arriesgarse con las autoridades estadounidenses.
La entrada al parque fue bloqueada y, justo afuera, elementos de la Guardia Nacional y agentes de migración esperaban junto con tres autobuses. Un helicóptero sobrevolaba el área.
Los murmullos que suelen oírse en el campamento en las primeras horas de la mañana quedaron en silencio mientras los migrantes trataban de decidir qué hacer.
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Guileme Paterson, una haitiana de 36 años, parecía aturdida. “Es un momento difícil”, dijo antes de comenzar a cruzar el Río Bravo con su esposo y sus cuatro hijos.
La operación de las autoridades mexicanas parece diseñada para conducir a los migrantes de vuelta a Texas a través del río. Una valla y la línea de vehículos de la policía estatal canalizaron a los migrantes de vuelta al punto de cruce que habían estado usando toda la semana.
Los autobuses que habían estado esperando se fueron vacíos. La mayoría de los migrantes del campamento se quedaron.
“Mal, mal, mal, las cosas están saliendo mal”, dijo Michou Petion, mientras llevaba en brazos a su hijo de dos años hacia el río. Su esposo cargaba bolsas con sus pertenencias y tenía varios pares de tenis colgando de su cuello.
“Estados Unidos está deportando a muchas personas a Haití; ahora no sé si puedo entrar o si debo irme”, declaró Petion.
“Hablamos con muchas personas y están nerviosas, tienen miedo, están desesperadas”, indicó Christoph Jankhoefer, de la organización humanitaria Médicos sin Fronteras, que trabaja en el campamento de Ciudad Acuña. “Dos mujeres lloraban porque no querían ser deportadas a Guatemala”.
En las últimas semanas, las autoridades mexicanas han trasladado a migrantes de otros países a la frontera con Guatemala.
En el lado estadounidense, el gobierno ha acelerado sus esfuerzos para desalojar el campamento en días recientes, liberando a muchos migrantes con notificaciones para presentarse más tarde ante las autoridades de migración y trasladando a cientos de haitianos de vuelta a su país.
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“Ayer… teníamos 54 autobuses grandes funcionando, y luego llegaron otros 12, y más tarde había 60 camionetas de pasajeros, y seis más que venían desde El Paso”, indicó Lewis Owens, juez del condado de Val Verde, que es el principal funcionario electo del condado en el que se ubica Del Rio. Owens calculó que aún quedaban alrededor de 3,600 migrantes.
El DHS dijo este jueves que la Patrulla Fronteriza había dejado de usar caballos temporalmente, tras las protestas por las imágenes y videos de agentes a caballo que presuntamente utilizaron tácticas agresivas contra los migrantes.
La mañana de este jueves, justo afuera del campamento, una fila de elementos de la Patrulla Fronteriza y agentes estatales de Texas peinaban la zona poblada de altos carrizos, aparentemente buscando a cualquier migrante que se encontrara en los alrededores.
Los escombros y la basura del campamento se acumularon en pilas compactas.
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Mientras tanto, Foote, que fue nombrado como enviado de Estados Unidos a Haití apenas en julio, le escribió al secretario de Estado, Antony Blinken, que renunciaba de inmediato “con una profunda decepción y mis disculpas a aquellas personas que buscan cambios cruciales”.
“No tendré relación con la decisión inhumana y contraproducente de Estados Unidos de deportar a miles de refugiados haitianos e inmigrantes ilegales a Haití, un país en el que los funcionarios estadounidenses se encuentran confinados en complejos seguros debido al riesgo para la vida cotidiana que suponen las pandillas armadas”, escribió.
“Nuestro enfoque político de Haití sigue siendo profundamente fallido, y mis recomendaciones políticas han sido ignoradas y descartadas, cuando no han sido editadas para proyectar una narrativa distinta a la mía propia”, añadió.
Se sabía que el diplomático de carrera estaba profundamente frustrado con lo que consideraba una falta de urgencia en Washington y con la lentitud de los esfuerzos para mejorar las condiciones en Haití.
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Ned Price, vocero del Departamento de Estado, desmintió las afirmaciones de Foote, diciendo que sus propuestas habían sido “totalmente consideradas en un proceso político riguroso y transparente”.
“Se determinó que algunas de esas propuestas perjudicaban nuestro compromiso con la promoción de la democracia en Haití, y fueron rechazadas durante el proceso político. El hecho de que afirme que sus propuestas fueron ignoradas es simplemente falso”, dijo Price.
Por lo menos un funcionario de alto nivel de Haití elogió la renuncia de Foote, al tiempo que acusó a la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos de violar los derechos de los migrantes haitianos.
“Es la primera vez que vemos a un diplomático estadounidense que ha decidido ir en contra de la voluntad del gobierno de ese país”, declaró a AP Mathias Pierre, ministro electoral de Haití. “Elogiamos eso”. El funcionario llamó al gobierno estadounidense a mejorar su trato hacia los migrantes y preguntó por qué parecía tan empeñado en deportarlos. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek