LUEGO que los talibanes declararon su “victoria”, las mujeres en Afganistán han comenzado a temer la imposición de un régimen que incluye amputaciones, casamientos forzados y violaciones.
Después de que los talibanes tomaron el poder en Afganistán y entraron en Kabul, la ciudad capital, los dueños de negocios cubrieron las fotografías de mujeres de salones de belleza, sastrerías, tiendas de ropa y centros de cirugía plástica por temor a ser castigados por los militantes, incluso, algunos canales de televisión reemplazaron las telenovelas con programas islámicos, de acuerdo al Financial Times.
Hoy las mujeres en Afganistán temen regresar a las severas imposiciones que vivieron hace veinte años, al mismo tiempo consideran que perderán muchos de los avances por los que ha luchado durante los últimos años.
Uno de los ejemplos más comentados en redes sociales alrededor del mundo es que tan solo un día después de la toma de Kabul, la corresponsal de CNN Clarissa Ward, en menos de 24 horas, pasó de informar vestida con ropa de color a llevar puesto un velo islámico.
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La burka “suele ser de color negro, se compone por la ‘abaya’, cuya función es esconder la figura de la mujer, y por el velo, que debe cubrir por completo el cuello y el pelo. La mujer, a la que solo se le ve la cara, no puede mostrar ninguna parte más de su cuerpo. Asimismo, deberá llevarlo siempre que esté en presencia de varones y debe cubrir hasta los pies”, explica ABC.
La Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán –RAWA– denunció que desde hace tiempo que a las mujeres se les “reduce a seres cuyo fin único es la procreación”.
El régimen talibán y la aplicación fundamentalista de la ley islámica, también se les prohibirá el uso de maquillaje, y si una mujer es descubierta con las uñas pintadas, se le puede llegar a amputar los dedos. Tampoco pueden llevar indumentarias de colores encendidos ya que, en términos de los talibanes, estos se asocian a “colores sexualmente atractivos”.
“Asimismo, no podrán moverse de manera libre, ni podrán subirse en un taxi sin el acompañamiento de un varón. Sus movimientos estarán limitados y controlados por la figura de un hombre, que puede ser el ‘mahram’, guardián varón con parentesco cercano, o su esposo. Asimismo, las mujeres afganas no podrán contraer matrimonio con un varón no musulmán, a pesar de que el hombre sí puede casarse con una mujer que no sea mahometana”, explica ABC.
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En la ley islámica, las mujeres no pueden practicar deportes, tiene prohibido asistir a un centro o club deportivo. Además, la mujer tampoco tendrá permitido montar en una bicicleta o motocicleta, ni podrá asomarse a los balcones de su residencia.
Las mujeres tampoco podrían reír en voz alta, porque “ningún extraño debe oír la voz de una mujer”. Tienen prohibido usar tacones y están obligadas a no hacer ruido al caminar ya que “ningún varón debe notar los pasos de una mujer”.
Aunque los talibanes aseguraron que mantendrán los derechos alcanzados por las mujeres en las últimas dos décadas, pocas creen en ello.
“Todavía no puedo creer que esto haya sucedido. Por favor, recen por nosotros. Se los vuelvo a pedir: gente de este gran mundo, por favor, no se queden callados, vienen a matarnos”, dijo la cineasta Sahraa Karimi en un video.
El testimonio de un grupo de mujeres en el medio de comunicación español elDiario.es explica que “en las zonas ya definitivamente controladas por los talibán han cerrado 176 escuelas. Se ha prohibido el acceso de las niñas a la educación, y muchas de ellas son casadas a la fuerza a partir de los 15 años.
“Se reparten a las mujeres como botín de guerra, las violan y las azotan en público por sorprenderlas sin burka. Mientras, los niños son reclutados a la fuerza como soldados. Ese será el destino que nos espera si cae en sus manos nuestra ciudad”.
“El único recuerdo que dejan tras de sí los talibán es su violencia y el trato inhumano a las mujeres. Volverán a convertir otra vez en sufrimiento toda nuestra vida cotidiana. La comunidad internacional debería saber que si no los detiene, algún día tendrá que lamentarlo”, dijo a ese mismo medio, Marjan de 19 años, estudiante de Bellas Artes en Herat.
Una madre indicó al medio: “Prefiero que mis hijas mueran antes que caer en manos de los talibán”. N