En medio del lockdown de la pandemia, no solo mi estudio sufrió una metamorfosis para adaptar los pocos espacios en áreas “decentes” para activar la cámara durante las videollamadas de la oficina, yo también.
Acostumbrada a una vida social bastante activada tanto por el trabajo como por gusto, al principio me sentí en un episodio de black mirror, después, cuando no sobrevivieron al virus personas amadas fue más post apocalíptico y mi ansiedad me convirtió en todo lo que nunca pensé ser. La paranoia, las compras en línea y el servicio a domicilio hicieron el cóctel perfecto, 10 meses sin salir más que por lo indispensable en ocasiones extraordinarias. Claro que, acostumbrada a la sobre estimulación exterior está experiencia abrió capítulos de mi misma que no sabía que existían o que al menos no había volteado a leer antes.
Pase por varias facetas, desde Bridget Jones comiendo directo del bote de helado en la ropa del día anterior hasta aplicar todos los tips de Marie Kondo y hacerme minimalista (aun extraño algunos pantalones), acabé los libros que tenía pendientes y mejoré con mía tiempos de entrega de la planeación de proyectos aumentando mi productividad, al quedarme algunos días despierta hasta altas horas de la noche y otros madrugar como si tuviera que salir mi reloj estaba muy desajustado , así que no siempre estaba disponible para hablar por teléfono con familiares o amigos porque los horarios no se ajustaban o cuando lo hacían me sentía muy cansada.
Empecé a darme cuenta de que había días en los que no hablaba para nada, ni sola, y cada vez eran más en los que no quería salir de la cama, llevaba 2 meses sin salir a la esquina, usar maquillaje o ver a alguien que no fuese repartidor. La soledad se había mudado conmigo y cuando la descubrí ya estaba instalada, y había llegado acompañada de una depresión leve que por fortuna no tardé mucho en hablar con un profesional.
Mi terapeuta en una de las primeras sesiones virtuales me recomendó escuchar podcast durante el día para estar actualizada y de alguna manera interactuar con el mundo en tiempo real sin correr riesgos. Comencé con algunos que hablaban sobre bienestar en general, de ahí salté a los de alimentación y luego me quedé estacionada en aquellos que mezclaban recetas con historias de su vida , de pronto este mundo que no conocía me invitaba a imaginarme que estaba ahí afuera , quizá hasta del otro lado del mundo, probando algún platillo de la región o platicando con los que estaban ahí. Diario al menos escuchaba una hora anécdotas o entrevistas que me regresaban algo de lo que sentía perdido, poco a poco fui poniéndome sobre mis propios pies, también apartaba un momento cada tercer día para conectar con personas que no estuvieran relacionadas al trabajo, reconecte con viejas amistades y también con nuevas pérdidas.
En medio de todo este proceso los podcast se convirtieron en mis amigos, aprendía mientras que , a pesar de estar sola me sentía acompañada y eso fue lo que más hizo la diferencia para mi. Aunque no tuviera tanta energía en las mañanas me despertaba temprano después de escuchar a un científico hablar de cómo los horarios y la luz natural afectan nuestro estado emocional, comencé a hacer ejercicios en casa con una guía en audio para mejorar la postura y las articulaciones. Mientras limpiaba me partía de la risa con ocurrencias que pasaban en los programas , lo mejor es que en su mayoría no tenían muchas pausas o interrupciones.
En abril pasado tuve que regresar a la oficina, con todas las precauciones y la sana distancia y también con miedo. Puede parecer muy simple pero los podcast me han seguido ayudando a seguir adelante en medio de esta pandemia, entre cambios de color en los semáforos de emergencia y la falta de contacto físico fueron los que me mantuvieron a flote.
Aprendí de cocina y jardinería y ahora tengo nuevos hobbies y pasatiempos, depure mis relaciones y ahora construyo en aquellas que suman a mi vida e intento ser la mejor versión de mi para estar en la suyas, sigo sola y no salgo más que a lo indispensable pero me siento bien, no necesito estar rodeada de gente o ruido, aunque existe el miedo a perder mas seres queridos o enfermarme ya no tengo miedo a estar conmigo a solas o en silencio.