LEYDY PECH, la apicultora indígena maya que encabezó la coalición que detuvo la siembra de soya modificada genéticamente en el sur de México, se hizo merecedora del Premio Medioambiental Goldman (Goldman Environmental Prize).
Este premio, considerado el más influyente del mundo en materia de medioambiente, se entrega cada año a seis personalidades destacadas en la protección del medioambiente.
Además de Leydy Pech, en la edición 2020 fueron galardonados Kristal Ambrose, de Bahamas; Chibeze Ezekiel, de Ghana; Nemonte Nenquimo, de Ecuador; Lucie Pinson, de Francia, y Paul Sein, de Myanmar.
De acuerdo con un comunicado del comité del Premio Medioambiental Goldman, la mexicana “Leydy Pech, una apicultora maya, encabezó un grupo que detuvo con éxito la siembra de soya modificada genéticamente por Monsanto en el sur del país.
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“La Suprema Corte de Justicia de la Nación dictaminó que el gobierno violó los derechos constitucionales de los mayas y suspendió la siembra de soya genéticamente modificada. Debido a la persistencia de Pech y su coalición, en septiembre de 2017, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria revocó el permiso de Monsanto para cultivar soya modificada genéticamente en siete estados”.
Leydy Pech, de 55 años, es una mujer maya que se gana la vida como apicultora en un colectivo de mujeres mayas. Nació y creció en Hopelchén, donde la práctica de la apicultura se remonta a siglos para la comunidad maya. Pech ha centrado su práctica apícola en una rara especie de abeja nativa, Melipona beecheii.
En 2000, Monsanto comenzó a cultivar pequeñas parcelas experimentales de soya genéticamente modificada en México. En 2010 y 2011, el gobierno elevó estos planes a “proyectos piloto”.
La soya transgénica utilizada por Monsanto (ahora propiedad de Bayer) se conoce como “Roundup Ready”, una referencia a la tolerancia genética programada de la planta a altas dosis del herbicida Roundup (también producto de Monsanto). El ingrediente principal de Roundup es el glifosato, un probable carcinógeno relacionado con abortos espontáneos y defectos de nacimiento.
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En 2012, el gobierno mexicano otorgó permisos a Monsanto para plantar soya transgénica en siete estados, incluidos Campeche y Yucatán, sin consultar a las comunidades locales.
Pronto se hizo evidente que los cultivos transgénicos estaban contaminando la miel local en Campeche, lo que amenazaba el suministro de alimentos, el medioambiente y los medios de vida de las comunidades mayas.
En junio de 2012, en respuesta a ello, Pech reunió a apicultores, ONG y ambientalistas en una coalición conocida como Sin Transgénicos (Sin OGM). Ese mismo mes, lideró el grupo en la presentación de una demanda contra el gobierno mexicano para detener la siembra de soya transgénica.
En septiembre de 2017, el gobierno revocó el permiso de Monsanto para cultivar soya modificada genéticamente en siete estados, incluidos Campeche y Yucatán. Esta decisión marcó la primera vez que el gobierno mexicano tomó medidas oficiales para proteger a las comunidades y el medioambiente de los cultivos transgénicos. N