No importa la edad, en el Mercado Morelos el anhelo de ser un sobreviviente de la pandemia por Covid-19 lo buscan niños, jóvenes y adultos, el objetivo es cuidarse unos a otros ante el arribo numeroso de clientes que aceptan usar cubrebocas y gel antibacterial, y de otros que simplemente dicen no a esta medida de prevención.
En un recorrido por el centro de abasto al norte de la ciudad, el sentimiento de “miedo es compartido” entre los comerciantes que por su edad forman parte de los grupos vulnerables a contagiarse de Coronavirus, como de niños menores a los 5 años.
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Doña Lupita –Guadalupe Centeno Juárez– como todos sus clientes y amigos le dicen desde hace 40 años de ser comerciante en esta plaza de la capital del estado, admitió que el cubrebocas además de protegerla para no contagiarse de Covid, también le ayuda a disimular el “miedo” que siente al no poder dejar de trabajar.
Sin embargo, admitió que “su sentir lo trata de controlar” con la esperanza de que todo esto – la pandemia por Covid-19- pase, pero el daño económico para su familia es muy grave, pues han tenido que vender todas sus pertenencias con la intención de poder comprar su mercancía: papa, zanahoria, cebolla, chile poblano, jitomate, pepino, calabacitas, ajos, limones, entre otras verduras para poder vender a sus clientes que ha tenido por estas cuatro décadas.
“Tenemos que dar una buena cara, con miedo, en ocasiones tenemos miedo pero hay que sacarlo, otras veces pienso que es mejor no escuchar noticias, pero luego pienso que sí para saber si esto ya termina. Dicen que viene lo peor y no sabemos qué va a pasar”.
“A veces lo creo, otras veces no lo creo, hay que tener fe en Dios, salir adelante, tener fe en Dios, es el único consejo que les puedo dar”, dijo al admitir que a lo largo de su vida esta es la primera vez que el saber que mucha gente está muriendo la lleva a sentir miedo.
En medio de cajas de cebolla, chiles, elotes, verduras y frutas que se comercializa en el lugar se ve una silla ocupada por una niña de entre 4 y 5 años, vestida de blanco, que mientras se come una paleta o un taco, sostiene con su mano derecha una botella que acerca a las manos de hombres y mujeres para darles gel antibacterial.
Al ser tan pequeña algunos adultos la ignoran y pasan por alto la medida sanitaria puesta por los mismos locatarios, por lo que otros niños más grandes corren o caminan de dos a tres pasos para alcanzar a quien no le hizo caso a la niña, para ser ellos, como más grandes quienes ofrecen gel antibacterial.
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En el otro extremo del mercado, ahí donde el olor a carne dorada, agua fresca, refrescos, pápalo, cebolla provoca hambre para quien se acerca, está un joven de entre 15 y 18 años, colocado a la mitad de la entrada del pasillo, con una botella, de esas que se utiliza para la salsa, pero en lugar de eso lo que tiene es gel antibacterial.
A pesar de ser mayor, la suerte no es tan distinta a la de la pequeña, pues él todo el tiempo gira su cabeza de derecha e izquierda en su intento de que nadie entre al mercado sin antes haber frotado sus manos con la solución de alcohol, para disminuir el riesgo de que su mamá, papá, hijos, hermanos, tíos, abuelos o algún familiar se contagie de Covi-19 en el mercado Morelos.
Con información de Diario Puntual