Limitar los anuncios de comida chatarra, detallar las calorías de los menús y montar en bicicleta por prescripción médica son algunas de las medidas del plan del gobierno británico contra el sobrepeso anunciado este lunes después de que un estudio señalara a la obesidad como un agravante de la COVID-19.
“Sabemos que la obesidad aumenta el riesgo de enfermedades graves y de muerte por coronavirus, por eso es vital que tomemos medidas para mejorar la salud de nuestra nación y proteger al NHS”, el sistema nacional de salud británico, declaró el lunes el ministro de Salud Matt Hancock en un comunicado.
La campaña “Con mejor salud”, lanzada por las autoridades sanitarias británicas, “instará a las personas a adoptar un estilo de vida más sano y a perder peso si lo necesitan”, afirmó en un comunicado la institución, que quiere luchar contra “la bomba de relojería que es la obesidad”.
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Entre las medidas anunciadas el lunes figuran la prohibición en la televisión y en línea de la publicidad de comida chatarra antes de las 21:00, “cuando los niños son más susceptibles de estar expuestos a ella”, así como la obligación de que los restaurantes y las cadenas de comida para llevar con más de 250 empleados informen del número de calorías de sus menús.
Los supermercados también tendrán que poner fin a los descuentos en la comida chatarra y no podrán colocar estos productos “en lugares clave de sus establecimientos, como delante de las cajas registradoras o en la entrada”.
“Cuando usted hace la compra, es justo que tenga acceso a la información adecuada sobre la comida que come, para ayudar a la gente a tomar las decisiones correctas”, estimó Hancock.
Prescribir montar en bici
También se amplían los servicios del NHS dedicados a la pérdida de peso y se insta a los médicos de cabecera a “prescribir el ejercicio físico” a los pacientes.
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Según una fuente de Downing Street citada por la agencia de prensa británica PA, esto podría concretarse en proyectos piloto en barrios poco saludables, donde los médicos podrán “prescribir sesiones de bicicleta”. Se facilitará mediante el suministro de material y la creación de más carriles bici.
El plan se hizo público después de que un estudio de PHE revelara el sábado que las personas obesas tenían un 40% de riesgo adicional de morir por el nuevo coronavirus.
Supone un giro de 180 grados para el primer ministro Boris Johnson, quien antes se había declarado en contra de los “impuestos sobre nuestros pecados” y un enfoque “maternizado” del Estado.
Johson tuvo que ser hospitalizado en la primavera en cuidados intensivos después de contraer la covid-19, y en varias ocasiones atribuyó la gravedad de sus síntomas a su peso, entre otras cosas.
“Perder peso es difícil, pero con algunos pequeños cambios, todos podemos sentirnos más delgados y con mejor salud”, declaró Johnson, que estima que esto permitiría “protegerse del coronavirus” y “aliviar la presión sobre el NHS”.
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El gobierno no dio detalles de cómo financiará el plan. El diario británico The Guardian calcula el costo de las medidas en 10 millones de libras (11 millones de euros, 12,8 millones de dólares).
En el Reino Unido, casi dos tercios (63%) de los adultos están por encima de un peso considerado saludable, con un 36% en sobrepeso y un 28% obesos, según datos gubernamentales. Uno de cada tres niños de entre 10 y 11 años también tiene sobrepeso u obesidad.